Sam Mendes ha vuelto y lo ha hecho por todo lo alto. Después de adentrarse en el universo de James Bond con Skyfall y Spectre, se atreve con un film bélico que retrata el drama vivido durante la I Guerra Mundial en 119 minutos que representan uno de sus mejores trabajos hasta la fecha gracias, en parte, al estar rodada en un plano secuencia. Su maestría ante la cámara convierten a 1917 en el mejor trabajo de dirección de la temporada y es una apuesta segura para que Mendes recoja el Oscar este año.
1917 se adentra en lo más crudo y oscuro de la Primera Guerra Mundial para presentar a dos jóvenes soldados británicos llamados Schofield y Blake, quienes reciben la misión de atravesar el territorio enemigo para entregar un mensaje que evitará un ataque mortal contra cientos de soldados, entre los que se encuentran el propio hermano de Blake.
Con un reparto de lujo encabezado por George MacKay (el absoluto protagonista de la cinta) y Dean-Charles Chapman, Mendes filma una obra que poco se parece a todo lo que hemos visto antes acerca de la I Guerra Mundial. La cinta está filmada de un modo tan personal e inmersivo que provoca que el espectador se meta de lleno en la historia. Con unos recursos visuales impresionantes, 1917 logra ser horrible y hermosa a la vez, resultando muy angustiosa y dura de ver en muchos momentos de su metraje.
A través de un relato propio de una epopeya, la cinta sigue la loca y peligrosa aventura de Blake y Schofield. Al estar rodada en un plano secuencia, 1917 genera una tensión en mayúsculas, sumergiendo a los espectadores en lo imprevisible que es la vida durante la guerra. La cámara solo apunta a una dirección a la vez y esta es la verdadera idea de Mendes: que el espectador vea lo que está permitido.
Con unas secuencias trepidantes, entre la que destaca una que sucede por la noche en un pueblo abandonado y un plost twist que nadie espera, 1917 es una película que no se olvida y que uno sigue procesando cuando sale de la sala. MacKay es el alma valiente y fracturada de un film que remueve conciencias e incita al debate. La reflexión emocional y las durezas de las condiciones en una guerra hace que sea un largometraje muy efectivo, contundente y que no se parezca en nada a otras obras que pueden resultar similares por centrarse en el mismo hecho histórico.
Valoración: 4/5
Lo mejor: La angustia que genera y su capacidad para generar debate
Lo peor: Que haya quien piense que solo es otra película más sobre la I Guerra Mundial