Escrito por Jorge Caracuel Suero
Cuando en julio de 2016 se estrenó la primera temporada de Stranger Things, todos nos quedamos con ganas de más. ¡Necesitábamos una segunda parte! Nuestras súplicas fueron escuchadas. Hasta ahí todo bien, pero echando la vista atrás, creo que no deberíamos de habernos alegrado tanto por la noticia.
El aroma vintage, la inocencia de los niños, el misterio y los toques de humor siguen presenten, los nuevos personajes están bien. Entonces ¿qué es lo que falla? La segunda temporada de Stranger Things no aporta nada nuevo a la historia. Es como si a la primera temporada le hubieran faltado dos episodios y, en vez de eso, han decidido hacer otra temporada entera.
Foto: Theverge.com
Nada funciona igual. Que Eleven no se junte con Will y compañía hasta finalizar el capítulo 8, y con un episodio 7 desconcertante (si no la has visto todavía, puedes saltarte ese episodio puesto que no aporta nada a la historia).
Stranger Things sigue teniendo cosas chulas, muy chulas pero, mientras que en la primera temporada todo era positivo, en la segunda, las cosas malas destacan por encima de las buenas. Los dos primeros episodios son muy aburridos, y algunas escenas interminables.
Por todo esto, ¿es necesario que vayan hacer dos temporadas más? Definitivamente no. Los hermanos Duffer han hecho un trabajo estupendo con la serie, pero no hay que alargarlo más. Ya está todo contado, y es completamente innecesario que metan escenas de relleno y que no aporten nada al universo Stranger Things. La imagen que tenemos que Eleven y compañía es demasiado buena como para que se deteriore.