Flap. Flap. Flap. No era el susurro de las olas de Fuengirola, sino el sonido de decenas de abanicos luchando contra el ardiente sol que ya había tomado el control de Málaga desde hacía meses. El Boombastic, el festival celebrado en el Marenostrum de Fuengirola y enmarcado entre un corazón y un infinito, se inauguraba con Fusa Nocta, una explosión de sazón y rumba a las cinco de la tarde.
El público se dejaba llevar por la música, con bailes entremezclados con risas y tragos para combatir el implacable calor. La primera actuación abrió el escenario para el trapero C.R.O, cuyos seguidores enarbolaban carteles de «C.R.O yo también soy un G». En un gesto inolvidable, el artista invitó a un fan al escenario, compartiendo sonrisas y la bandera de Argentina, creando un vínculo aplaudido por el resto del público.
La ola argentina continuó su embate con la llegada de Lali Espósito. A pesar del calor sofocante, su ejército de bailarinas no flaqueó. Mientras avanzaba su espectáculo, su piel parecía fusionarse con su ardiente vestido rojo. Meneo de cintura, revoloteo de manos, perreos y un sorbo de la botella. Lali pidió la colaboración del público antes de presentar «Motivation», un título que encajó perfectamente en ese momento, infundiendo coraje y fuerza para terminar su actuación con la misma intensidad con la que comenzó.
Descansito de 45 minutos para ver a Farruko. Descansito para los artistas, no para los compañeros de prensa que seguían a pleno sol desde las cinco de la tarde en la zona más alta del Marenostrum sin un solo toldo. Pero para la calor ya lo dice el artista puertorriqueño: PEPAS Y AGUA PA LA SECA…Y todo el mundo a brincar. Y todo el mundo brincó. Y levantó las manos. Y agitó las gradas del Marenostrum mientras los fuegos artificiales del escenario explotaban al ritmo de la guaracha.
La espera por Saiko valió la pena. El cantante granadino hizo vibrar al público con éxitos como «Polaris» o «Arena y Sal». A pesar de ser una estrella emergente, su presencia en el escenario era innegable; una auténtica supernova musical.
Las dos últimas actuaciones fueron un festín para los sentidos. Bad Gyal brilló tanto en luces como en energía, mientras que Bizarrap deleitó con su sesión techno-festiva. El público saltó, coreó, y se entregó a la música hasta altas horas de la madrugada. Al salir del Marenostrum, una mezcla de éxtasis, alegría y confusión envolvió a los asistentes. «Qué rápido se ha pasado el día, pero qué bien me lo he pasado», comentaba un grupo de amigas. Y no podían estar más en lo cierto.
El Boombastic en Fuengirola, entre el ardiente sol y el vibrante mar, se erigió como un festín de música y emociones que quedará grabado en la memoria de todos los que tuvieron la suerte de ser parte de este épico evento.