Brisa Fenoy: «A través de la música sí se me reconoce, y gracias a ella puedo hablar y luchar»

Tema tras tema, con muchas cosas que decir en ellos, a principios de verano vio la luz otro de tus sencillos, Generación. El 28 de noviembre salió también Santos Ovarios.

El primero del que hablábamos lleva ya tiempo en las plataformas digitales, pero, respecto a ambos, ¿cómo ha sido la acogida por parte del público y qué mensaje pretendías transmitir con estas canciones?

Muy bien, estoy muy contenta porque estoy haciendo lo que quiero libremente y es algo que no está pagado. Es verdad que me gustaría que mis canciones llegaran a más gente y tuvieran más repercusión; al final son temas muy críticos y reivindicativos, y entiendo que la gente quiera escuchar otras cosas.  Poco a poco, todo 100% orgánico, libre y yo. Estoy muy contenta porque es el camino que quiero seguir.

Hablando de canciones reivindicativas, ¿qué impacto han tenido en tus oyentes?

Creo que han tenido bastante impacto en el sentido de que les ha hecho reafirmarse hacia conductas o pensamientos que ellos tienen aunque la sociedad trata de llevarles por otro lado. Lo que la gente me dice al escuchar mis canciones es que hay alguien que piensa como ellos y se ven esperanzados, aunque no muchos lo dicen. Por eso se sienten satisfechos de que yo esté ahí para darles este mensaje y luchar desde mi punto de vista. Yo uso mi arte como mi canal de voz, pero realmente esto es algo de todos: todos estamos reunidos, cooperando, y no compitiendo para cambiar las cosas. Eso es un pequeño cambio dentro de la sociedad que nos llena de optimismo y nos impulsa a hacer cosas.

¿Crees que algunos temas de los que hablan ciertas canciones dejan de ser reivindicativos en el momento en el que muchos artistas hablan de ellos? Es obvio que cada artista puede transmitir un mismo mensaje de distinta forma, pero ¿crees que se invisibiliza lo importante cuando son muchos artistas los que los tratan?

Yo creo que no se hace de menos, pero sí es verdad que según qué artistas tú ya puedes ver si lo hacen o no de verdad. No me gusta juzgar, pero pienso que es bueno que los artistas cambien el chip y se unan a intentar poner solución a los problemas de hoy en día. Siempre digo que la tendencia es urgencia. Que todo esto esté pasando, que se hayan destapado casos como el de Hollywood o el movimiento MeToo para mí es súper importante y poco a poco estamos conquistando un montón de aspectos. Estoy muy contenta, con una sensación de urgencia y descontento a la vez, pero también luchando y creando canciones que tratan temas importantes.

Brisa Fenoy en las oficinas de RLM por @aannsights

Quiero que nos remontemos a hace un par de años, cuando salió a la luz tu adaptación de la canción Lo Malo para Operación Triunfo. Fue un éxito y ninguna otra canción ha vuelto a pegar tan fuerte como lo hizo esa. ¿Qué tiene Lo Malo que no tienen otras canciones?

Yo creo que Lo Malo fue una de las primeras canciones que empezó a romper esa brecha del género urbano cantando el mensaje opuesto que canta este género. Es una canción de baile que se puede poner en discotecas y que si la hubiera escrito yo simplemente se habría quedado ahí. Gracias a Operación Triunfo, a Ana Guerra y Aitana Ocaña, que casi la llevan a Eurovisión, y la polémica que surgió de allí, que ellas no la querían cantar al principio… Creo que eso fue lo que hizo que la canción haya sido todo un hit y un himno feminista, y eso que pienso que hace falta una gran inversión o que se alineen los astros para que una canción llegue a ser un hit.

Siguiendo en la línea de Operación Triunfo, Lo Malo se presentó como una de las canciones favoritas para representar en Eurovisión el año pasado; al final no pudo ser, pero obtuvo unos resultados increíbles en las listas de éxitos. Sin ir más lejos, llegó a ser nº1 en los TOP 50 España y nº6 en TOP 50 Global Spotify. ¿Te lo esperabas?

Hice la canción por un encargo para Operación Triunfo. La hice con muchísimo cariño sin esperar que no pasara nada, pero cuando pasó todo esto pensé que había sido una canción que había hecho yo en dos horas a partir de una que ya tenía base y cuya letra estaba en inglés. Originalmente Lo Malo habla de una persona a la que han dejado y que ha sido maltratada, y yo le di la vuelta a ese significado. Me dijeron que podía hacerla mía si quería, y eso es lo que hice: hice la canción de cero, la traduje y todo, pero mantuve el título de Bad Boy, traduciéndolo a Lo Malo; pero no, no me esperaba nada de lo que pasó.

Brisa Fenoy en las oficinas de RLM por @aannsights

Antes compaginabas tus estudios trabajando de modelo. Con esos ingresos te pagabas lo relacionado con la música. ¿Qué aprendiste de ese trabajo y qué es lo que has aprendido y sigues aprendiendo en lo que llevas de tu carrera musical?

Del mundo del modelaje aprendí que cuesta mucho ganarse el dinero, a estar y sentirme sola e hipersexualizada; que no quería acatar órdenes, ni ser un estereotipo ni fomentar un cuerpo que tiene que ser así pero no es así… Decidí que a través de la música sí que se me reconoce, y a través de ella puedo hablar y luchar, porque mi sueño, lo cumpla o no, es luchar por cambiar el mundo.

¿Qué es lo que te llevó a dar el paso y cómo conseguiste pasar del mundo del modelaje al mundo la industria musical?

El hecho de que no quería que me viesen como un cuerpo con una cara sino como unas ideas. Yo misma no me sentía cómoda así siendo eso en mi vida. Yo quería ser un cambio. Estudié psicología y después me di cuenta de que mi don y mi pasión era la música.

Pasando un poco a la línea familiar, sabemos que tu padre es sindicalista, y tu madre es escritora e investigadora en exclusión y migración. ¿Has aprendido algo de ambas profesiones que te haya servido de inspiración a la hora de crear tu música?

Un montón. Mi padre desde pequeña me llevaba a muchas manifestaciones, de ahí mi fuerza al subirme al escenario, ese power y esa motivación… Mis canciones dicen mucho, y las uso como un poder para unirnos, manifestarnos y crear una acción para combatir un cambio. Él hablaba muy bien y quizás el escucharle y pasar tardes con él ha hecho mucho en mi música. Mi madre –que también habla muy bien– es más serena, introvertida y reservada, pero también lucha desde un lado poético; el sacar ese lado más profundo y espiritual se lo debo a ella, que me ha dado ese lado más artístico.

Brisa Fenoy en las oficinas de RLM por @aannsights

A finales de abril lanzaste dos de tus nuevos sencillos, Tres Minutos y Flores de Colores. Por lo que dice la letra de la primera, incita a la reflexión, a parar de vez en cuando y a saber disfrutar de esos pequeños momentos que nos brinda a veces la vida. ¿Con qué cosas disfrutas tú y qué haces para desconectar en los momentos en los que todo te puede sobrepasar?

Me paro esos tres minutos, me pongo música, hablo conmigo misma… Estoy aprendiendo a sentir en mi cuerpo qué es lo que me pasa por lo que me dice él y no mi mente. Me quedo en paz y tranquila para poder escuchar a mi cuerpo y ver qué me pasa. Esto es algo difícil porque estamos acostumbrados a escuchar los comentarios de otros, nos culpabilizamos y boicoteamos a nosotros mismos por culpa de la sociedad.

Muchas veces escucho a Mario Alonso Puig, Emilio Duró… ¡Hasta Punset! Me pongo un montón de cosas y me concentro en ellas hasta que acabo dormida, y cuando me levanto me siento en paz y tranquila. Al igual que con cualquier trabajo, en la música te frustras, hay días en los que piensas que no vas a llegar a una meta, y en esa impaciencia de querer conseguir algo de forma inmediata te vienen días de bajón, los cuales estoy tratando de cambiar por días de optimismo, fuerza y lucha.

En una entrevista que te hizo el diario 20 Minutos dejaste caer que estabas trabajando en un álbum. ¿Qué nos va a traer Brisa Fenoy en 2020?

Ahora en diciembre me voy a Colombia a trabajar con un productor muy especial que ha trabajado con indígenas, es muy espiritual y tiene unas ideologías muy afines a las mías. Él me insistió muchísimo en que fuera allí, y vamos a hacer el álbum juntos. No sé qué pasará en 2020. El álbum se va a hacer, no sé cómo ni cuándo ni cómo saldrá, pero tengo muchísimas ganas.

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