Las comedias alocadas estadounidenses están de moda. Después de que hace unas semanas se estrenara la brillante Super empollonas, ahora llega Chicos buenos, un film con una premisa buena y una ejecución algo pobre, dirigida por Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky, creadores de la serie Hello Ladies.
Chicos buenos está protagonizada por Jacob Tremblay, Keith L. Williams y Brady Noon y cuenta la historia de tres buenos amigos quienes, después de ser invitados a su primera fiesta del beso, destrozan por casualidad un dron que tenían prohibido tocar. Para reemplazarlo, se ausentan de clase y toman una serie de decisiones erróneas, viéndose involucrados en un caso relacionado con droga, policía y, sobre todo con muchas lágrimas.
La cinta tiene un ritmo ágil y enérgico, pero su humor es bastante mediocre en muchos momentos. Podría profundizar mucho más en la poca picardía de los niños, pero se queda muy plana en la mayoría de sus escenas. Solo basta con oír 10 minutos las mismas bromas para desesperarnos y es que, con su poco ingenio, los espectadores se preguntarán por qué están viendo la cinta y qué sentido tiene todo lo que ocurre.
Chicos buenos tiene bastante humor, pero su problema es que es muy obsceno y repetitivo. El reparto está genial, sobre todo Jacob Tremblay, pero se queda a medio camino y no da todo lo que podría ofrecer. Parece que sus directores no han querido arriesgar y han preferido no profundizar y, en su lugar, optar solo por chistes obscenos.
Lo positivo de Chicos buenos es que cuenta con una historia de iniciación tierna y relevante que hará que sintamos cierta empatía con los personajes preadolescentes protagonistas. La cinta acaba ganándote en cierta forma con la química entre sus tres personajes, aunque al mismo tiempo se salga de la sala con una cierta decepción y con la sensación de que se podría haber hecho mucho mejor.
Valoración: 2,5/5
Lo mejor: La química entre sus protagonistas es excelente
Lo peor: Su idea es buena, pero la ejecución es algo pobre y carente de profundidad