Crítica de ‘Las herederas’

Una película compleja que se desarrolla de forma lenta y que hará delicias de aquellos a los que le gusta cocinar las emociones a fuego lento.
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Cuando uno contempla Las herederas, no se cree que esté ante la ópera prima de Marcelo Martinessi. Es una obra muy adulta que no da ningún síntoma que indique que estamos ante un director novel, con unas espléndidas actuaciones de Ana Brun y Margarita Irún.

Las herederas narra la historia de dos mujeres de alta alcurnia de la sociedad paraguaya que heredaron suficiente patrimonio para vivir cómodamente. Pero, a sus 60 años, el dinero ya no les alcanza y la situación de ambas cambiará.

La cinta es magistral, con unas actuaciones en la que destaca la de una inmensa Ana Brun por emocionante, silenciosa, feroz y contenida a la vez. Las herederas es una bellísima muestra de cine desesperado. Se narra con indudable elegancia y carece de errores, aunque en algunos momentos se puede distinguir en ella la aplicación de fórmulas dramáticas que siguen parámetros marcados.

En muchos momentos da la sensación de que estamos ante una obra de teatro por la forma en la que genera su conexión emocional a través de la aguda observación de los personajes y el contexto social, recompensando de forma discreta al espectador paciente. Aquellos que disfruten del ritmo lento y del lenguaje cargado de las miradas de reojo tendrán mucho que admirar, ya que quedarán abducidos a través de una narración hermosa que imperceptiblemente va creciendo hacia verdades dolorosas pero que reafirman la vida.

Valoración: 4/5

Lo mejor: Las magistrales interpretaciones de Ana Brun y Margarita Irún

Lo peor: Desesperará a aquellos que no soporten un ritmo lento

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