Cuando el paraíso es actuar

La dilatada trayectoria del intérprete Miguel Rellán fue reconocida con la Biznaga Ciudad del Paraíso del 25º Festival de Cine de Málaga.
Miguel Rellán con su Biznaga
Miguel Rellán tras recibir la Biznaga Ciudad del Paraíso del Festival de Málaga | Eloy Muñoz

Cuando clausura un festival de cine la mayoría de los artículos que aparecen los días posteriores hacen referencia al palmarés, centrándose en nombrar a la mejor película, mejor actuación masculina o femenina o mejor dirección, tocando de soslayo, en el mejor de los casos, los demás premios que pasaban por allí.

La Bella Julieta

Durante el desarrollo del 25º Festival de cine de Málaga corría el aroma a Biznaga de Oro para “Cinco lobitos” desde el momento que se proyectó en la sección a concurso, como luego quedó confirmado en la entrega de premios en su cierre. Pero hay otras biznagas que han pasado de secundarias sin la misma repercusión mediática. Se ha hecho reconocimiento a grandes figuras de nuestro cine como el genial director Carlos Saura, y la enorme actriz Julia Gutiérrez Caba, pero hay más.

Durante la gala inaugural, el ilustre actor Miguel Rellán, curtido en mil rodajes, recibió la Biznaga Ciudad del Paraíso. “Ha vuelto a colar” empezó a decir, con la estatuilla en la mano, al público del Martín Carpena, haciendo referencia al síndrome del impostor. Siempre restando importancia al calado que este actor, por evolución como él dice, le ha dado a la interpretación de este país.

Cuenta con un Goya a mejor actor secundario por “Tata mía” de José Luis Borau, y bajo el prisma de ese rol secundario ha ido forjando, con humildad, su extenso currículum que él reconoce haber labrado sin ser consciente del paso del tiempo. Pocos pueden presumir de haber trabajado en cine con los más grandes de la cinematografía española: Garci, quien le dio el primer papel, Aranda, Miró, Borau, Cuerda, Colomo…pero es que Miguel Rellán no presume por haber realizado esos trabajos.

En cada entrevista concedida a los medios de comunicación estos días planea la sencillez de alguien que ama su profesión por encima de todo. Nadie como él, con títulos como “El crack”, ¡Ay, Carmela!, “Amanece que no es poco”, “El perro del Hortelano”, “El viaje a ninguna parte”, “Cara de acelga”, etc puede terminar un discurso de agradecimiento con la enorme humildad de dar las gracias a todos por hacerle creer en el oficio de actuar. Nosotros también tendríamos que darle las gracias a actores y actrices como él por hacernos creer en el cine español.

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