El fin de los libros

Octave Uzanne escribe en esta obra publicada por Gadir y traducida por Elisabeth Falomir Archambault un triste retrato del futuro del libro y su posible extinción.

El famosísimo escritor y poeta portugués Fernando Pessoa dice en su Libro del desasosiego: “La literatura es la forma más agradable de ignorar la vida”. Posiblemente sea así, pero lo que no podemos ignorar es que el fin de los libros puede estar cerca. “El libro impreso va a desaparecer. ¿No sentís ya que sus excesos lo condenan? ¡Morirán con nosotros los libros!”, augura Uzanne, el autor de este pequeño libro, más bien un opúsculo, con mucho pesimismo.

El próximo 14 de septiembre se cumplen 168 años del nacimiento de Uzanne, y si el libro más de un siglo después de que él dijera tal cosa no ha desaparecido, quizás quedan esperanzas, aunque no podemos perder de vista que la tecnología está desplazando a todo el papel, ya sean periódicos o libros.

No sé quién define a este libro en su contraportada como un libro ‘catastrofista’ donde Uzanne dijo, allá por 1894, fecha de la primera publicación de este libro, que los libros en papel desaparecerían en el siglo XXI, al igual que la comida, ya que los nutrientes se obtendrían en “cómodas píldoras”. Por desgracia, seguimos sirviéndonos de otros seres vivos para alimentarnos, y por suerte el libro no ha desaparecido tal y como él predijo.


Portada de El fin de los libros. Fotografía obtenida de la página web de El placer de la lectura.

Sí es verdad que Uzanne pinta muy de negro el futuro del libro, pero tampoco me parece ‘catastrofista’, quizás por el tono de escritura que emplea, sosegado, solemne, típico de los aristocráticos de la época que llevaban sombreros de copa y levita y que se daban aires de pedantes mientras se sobaban el bigote perfectamente peinado frente a una botella del mejor whisky inglés.

Aunque también es verdad que no usa un tono melodramático ni condescendiente. Parece preocupado, pero salvando las distancias y sin querer mostrarse demasiado inquieto, o quizás esa era la manera frecuente de escribir en la época.

Puede parecer un estereotipo, pero Uzanne tiene pinta de cumplir con esa descripción a rajatabla. Uzanne, atención, auguró que los libros, para nuestro siglo, habrían sido sustituidos por los fonógrafos (!), un error propio de las tecnologías de la época. Es decir, que los libros hoy en día deberían haber desaparecido en favor de lo que serían plataformas como Storytel. Uzanne, con mucha razón en esta ocasión, asegura que la gente busca la comodidad y que rechaza abrir esos periódicos asabanados llenos de letras de arriba abajo o pasar las páginas del libro.

De hecho, según el estudio “Análisis del mercado editorial en España: comercio interior y exterior, el año 2018 fue ligeramente peor para los libros digitales que 2017, y se reflejó una amplia preferencia de los españoles hacia el libro de papel. Lejos de caer, incrementa su poderío. Ya sea porque la gente se canse del excesivo uso de las tecnologías incluso para el sencillo acto de leer un libro o por otras causas, el libro sigue en pie y ojalá que Uzanne no llegue nunca a acertar con sus augurios.

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