La Noche Blanca del Flamenco de Córdoba cumplió ayer su XII edición, una muy especial, pues el Ayuntamiento optó solo por artistas femeninas, queriendo dar visibilidad a la figura de la mujer en este mundo en el que la mayoría de los personajes reconocidos son hombres.
La ciudad apostó y ganó. Sus calles, abarrotadas de gente, esperaban las actuaciones a lo largo de toda la noche de Remedios Amaya, La Macanita, Sarayma y Rosalía, entre otras. Los espectáculos eran gratuitos, situados en los lugares más emblemáticos de la capital cordobesa, como la Plaza de las Tendillas, la Plaza de la Corredera, el Patio de los Naranjos de la Mezquita o la Plaza de Toros de Los Califas.
Rosalía ya empezó a movilizar a sus fans el pasado martes 11 de junio, que hicieron cola de varias horas para conseguir una invitación a su concierto. Los seguidores más acérrimos hicieron noche a las puertas de la Plaza de Toros, donde era su actuación, con colchones y mantas para asegurarse su entrada. Igualmente, el Ayuntamiento de Córdoba habilitó el Teatro Axerquía para que 4.000 personas más pudieran seguir el concierto en streaming, debido a la gran cantidad de gente interesada en el concierto.
El aforo de Los Califas era de 10.000 personas, sin embargo, anoche no hubo aglomeraciones de ningún tipo y, el ambiente dentro de la plaza, era completamente festivo. Cuando se apagaron las luces, la cantante catalana subió al stage y brilló como solo ella sabe hacerlo. Ella y su equipo inyectaron euforia en vena a todos los asistentes desde el minuto uno con Pienso en tu Mirá. Fue acompañada por sus bailarinas, las coristas La Chispa y Anna Colom, los palmeros Maka y Jose, y El Guincho.
Rosalía deleitó a Córdoba con su disco El Mal Querer, Brillo, sus últimos hits Con Altura (que cantó con El Guincho), Aute Cuture, y algunas canciones flamencas como Catalina o Volver. Sin duda, tanto su voz como el espectáculo de luces, baile, etc. que ofreció quedará grabado en la retina de los asistentes para siempre. La plaza bailó y cantó a viva voz, el público cordobés estaba entregado a ella.
Quería hacer mención al momento más mágico de la noche, desde opinión, cuando Rosalía cantó Catalina, una canción que comentó que le recomendó su amigo andaluz Pedro G y que para ella significaba mucho. Micro en mano, ella sola iluminada sobre el escenario, comenzó a cantar. De repente, toda persona que había en la plaza calló, 10.000 personas hicieron del silencio una melodía, solo eso ya ponía los vellos de punta. Cuando cantaba un «quejío» todo el público con un ‘olé’ al unísono la acompañaba. Al final de la canción, los palmeros empezaron con un ritmo muy simple pero fuerte a seguir su voz y entonces ocurrió, Rosalía fue acompañada por 10.000 palmeros más hasta terminar su canción. Como la cantante misma dijo ayer, Andalucía es una tierra de mucho arte y de la que se ha inspirado para muchas de sus canciones.
La artista se emocionó durante varias canciones al sentir al público con ella en cada momento. Lo que ayer vivimos todos ha sido difícil de explicar con palabras, ya que el show fue un derroche de pasión y talento.