Entrevista a Juan Domingo Aguilar: «Mis poemas suelen tener cierto punto social»

Juan Domingo Aguilar retratado por Carlos Allende @c.allende._

En esta ocasión, entrevistamos a Juan Domingo Aguilar (Jaén, 1993), una de las nuevas voces poéticas andaluzas con mayor proyección y trayectoria por delante.

Es autor de La chica de amarillo (Esdrújula, 2018) y de Nosotros, tierra de nadie (Diputación Provincial de Granada), valiéndole este poemario para alzarse con el XXXIII Premio de Poesía Villa de Peligros. Forma parte de varias antología como La Grieta (Bandaàparte, 2017), y es, a su vez, antólogo, destacando la magnífica labor que hizo junto a Jorge Villalobos en Algo se ha movido. 25 jóvenes poeta andaluces (Esdrújula, 2018).

Juan Domingo Aguilar retratado por Carlos Allende @all.carlito

Además de a la poesía, también te dedicas al teatro. ¿Qué crees que tiene que aportar, hoy en día, en una sociedad de consumo como la nuestra, el teatro, como espejo de la realidad y de la dimensión humana que es?

El teatro ha sido fundamental en mi formación artística. Desde que era muy pequeño estuve en varios grupos de teatros en Jaén y, más tarde, cuando llegué a Granada, tuve la inmensa suerte de entrar a formar parte de Viridiana Teatro, un grupo vinculado al Colegio Mayor Universitario Isabel la Católica, en el que yo residí durante varios años y al que permanecí ligado otros tantos como director de la compañía. Allí conocí a personas tan increíbles como Alberto Gómez Fuster o María José Calderón, de los que aprendí lo importante que es trabajar con esfuerzo e ilusión en proyectos en los que crees.

Es evidente que todo lo que aprendí allí ahora se refleja en mi forma de entender la literatura y el arte. Creo en el teatro como instrumento de transformación social, tanto colectiva como individual. Es innegable que desde los tiempo clásicos el género del teatro ha servido para representar la realidad histórica de cada momento y las principales preocupaciones del ser humano.

«creo en el teatro como instrumento de transformación social»

En relación con todo esto, hoy más que nunca el teatro se nos presenta como un arte fundamental a través del cual podemos sentir (los propios actores y directores) y transmitir todos estos sentimientos a los espectadores. Hay toda una nómina de autores contemporáneos de distintas nacionalidades que han hecho y están haciendo cosas realmente interesantes. Si tuviera que mencionar algunos, a nivel internacional hablaría de Wajdi Mouawad, escritor, actor y director canadiense de origen libanés (con obras como Incendies, que fue adaptada al cine por Denis Villeneuve en 2010).

Reconozco que en mi poesía hay un componente teatral bastante fuerte, con muchos monólogos y diálogos que mantienen y conducen el ritmo de la historia que se cuenta en los libros, sobre todo en La chica de amarillo (Esdrújula, 2018). Tras más de ochos años dirigiendo una compañía de teatro, es inevitable que en mis libros haya cierta impronta dramática. La poesía y el teatro, para mí, siempre irán de la mano. Gracias a las dos es posible conectar con realidades sociales que a veces pueden parecernos lejanas.

Es más, me atrevería a decir que a día de hoy, hay gente joven que está realizando apuestas arriesgadas, valientes y de calidad en el mundo del teatro menos comercial español. Me vienen a la mente nombres como el de mi querido Julio Béjar, que además de dramaturgo y actor, también es poeta y que hace unos días ha estrenado La Constitución, de Mickaël Oliveira, en la RESAD de Madrid, una obra en la que se cuestionan las verdades a medias que ha construido la historiografía oficial de nuestro país durante años.

Últimamente, en Andalucía, se está gestando una generación o grupo de escritoras y escritores con una poética muy clara, como bien queda plasmado en la antología »Algo se ha movido» (Esdrújula, 2018). ¿A qué crees que se debe este fenómeno?

Más que una poética clara, me atrevería a decir que están representadas todas las líneas poéticas relevantes, falte quien falte. A la hora de hacer la selección, Jorge y yo nos planteamos que figuraran todas las provincias de Andalucía. Representar poéticamente las ocho provincias es una tarea complicada e injusta a partes iguales. Las antologías son excluyentes y subjetivas por definición.

En el libro falta gente, claro, es evidente que no están todas las autoras y autores jóvenes de Andalucía pero esto es algo intrínseco a  este tipo de proyectos y quizá sea la razón de ser de estas y lo que les otorga valor: la capacidad de dibujar mediante unos pocos nombres una instantánea general de la poesía en un momento y un lugar concretos. Está claro que hay varias corrientes estéticas dentro del libro y lo que une un poco todas, es una especie de idea del fracaso, una poética del dolor o poética del fracaso, como diría Antonio Praena, que cuestiona la forma de estar en el mundo que nos han enseñado.

Pensábamos que las cosas eran de una manera y nos hemos dado cuenta de que en realidad son de otra. Una poética relacionada directamente con el desengaño, la crisis económica, de identidad y de valores. Como decía Rosa Berbel el otro día en una entrevista que nos hicieron: «La nuestra es una poesía post15M o algo así, y su génesis probablemente está en este descontento y enfado colectivo tan contextual. El germen es el mismo. Observo en la antología una tendencia que ya se venía notando en la poesía española, quizá desde estos últimos 20 años: una diversificación de las propuestas, supongo que como consecuencia de este efecto totalizador de las redes sociales y la globalización y su individualismo».

«Mis poemas suelen tener cierto punto social»

En tu obra haces un retrato de lo que implica ser joven en nuestro tiempo, desde una óptica realista y, por qué no decirlo, desencantada. Inherente a esto, lo social tiene un gran peso en tu poesía, como podemos ver en »Nosotros, tierra de nadie» (Dip. Provincial de Granada, 2018) y »La chica de amarillo» (Esdrújula, 2018). ¿Consideras que lo social es inseparable, aunque sea de forma indirecta, de la poesía?

No considero ni que sea inseparable ni obligatorio. Pero es cierto que en mi caso, mis poemas suelen tener cierto punto social ya que tratan de  utilizar ciertos elementos como excusa para viajar a otros lugares, para contrastar nuestros cómodos problemas con otros verdaderamente importantes.

La guerra en un país alejado que cada día presenciamos en el telediario, la muerte de una mujer a mano de su expareja, la precariedad laboral, asuntos con los que nos hemos acostumbrado a vivir y que, terriblemente, pueden parecer ya hasta normales. Imagino que esto se debe también a mi personalidad, mi formación y mis convicciones, que inevitablemente me hacen estar conectado a nuestra realidad.

¿Qué es más importante para ti: borrar o escribir?

Las dos por igual. Es importante llevar a cabo un proceso de limpieza y corrección exhaustivo y aprender a separarse de los poemas y verlos con perspectiva, renunciando a veces incluso a textos a los que les teníamos especial cariño. La clave creo que está en ser bastante crítico con uno mismo. Escribir y borrar están muy unidos porque una cosa lleva a la otra.

¿Cuáles son tus influencias literarias? ¿Y extra-literarias?

Por ejemplo en el caso de ‘La chica de amarillo’ se puede ver una clara influencia de autores como Raymond Carver, Pablo García Casado o Karmelo C. Iribarren y es que, tengo que reconocer que Carver y García Casado me cambiaron la vida, después de ellos nada volvió a ser igual. Pero luego seguí investigando y nutriéndome de lo que me gusta de muchos otros autores, al mismo tiempo que voy puliendo mi estilo para intentar conseguir una voz propia fuerte y personal.

Si tuviera que mencionar algunas y algunos de ellos ahora mismo diría nombres como Erika Martínez, Laura Casielles,, Ángeles Mora, Antonio Praena, Camino Román, Joaquín Pérez Azaústre, José María Fonollosa, e.e. Cummings, Javier Fernández, José Luis Amaro, Gloria Fuertes o Jaime Gil de Biedma. Libros como Paseo de los Tristes o Troppo Mare de Egea, Las Afueras de Pablo, Mi primer bikini de Elena Medel o Chocar con algo de Erika Marínez son claros ejemplos de esa poética del fracaso que hemos comentado antes relacionada con los autores y las autoras de nuestra generación.

«alguien que escribe tiene que estar imbuido de todo lo que le rodea»

En esta lista que acabo de dar se ve claramente que hay poetas de distintas generaciones incluso algunos bastantes actuales, del mismo modo que podría considerar referentes a autores y autoras jóvenes, compañeros y compañeras de promoción (con los que incluso comparto antologías) y que están haciendo cosas verdaderamente interesantes.

Extra-literarias tendría que hablar de la influencia del cine y del teatro, como es obvio. En relación con mi vinculación con el mundo del teatro, admiro nombres como Jordi Galcerán, autor de obras como ‘El Método Grönholm’ o ‘Palabras Encadenadas’ y que, además es traductor de Yasmina Reza, otra dramaturga Francesa que también es de mis favoritas, con obras como ‘Un Dios Salvaje’, ‘Arte’ o ‘Una Comedia Española’. También soy muy fan de Sergi Belbel, con obras como ‘Tálem’, que me parece una auténtica pasada, de Alberto Conejero y ‘La Piedra Oscura’, y de directores como José María Pou o Juan Cavestany.

Creo que alguien que escribe tiene que estar imbuido de todo lo que le rodea y por eso precisamente campos como la música o el cine también tienen que estar presentes. Yo no concibo mi vida ni mi obra sin una banda sonora de fondo con grupos y autores como pueden ser Los Planetas, Ricardo Lezón, Leonard Cohen, Woody Guthrie, Bob Dylan, Joan Baez, The Smiths (y muchos más) o sin directores de cine como Woody Allen, Jonás Trueba, Cesc Gay, Pawel Pawlikowski, Paolo Sorrentino, François Truffaut o Stanley Kubrick. En el cine y la música encontramos espacios comunes que todos conocemos y con los que nos sentimos identificados. El cine está en la poesía del mismo modo que la poesía en el cine.

Dices en tu poema 35 milímetros que »quizá la poesía sea solo eso / viejas historias que proyectamos en un papel» y, después de leerlo, me surgen dos preguntas: el ser humano ha escrito, inevitablemente, siempre sobre los mismos temas, ¿es imposible escribir »nuevas historias»? ¿para que sea poesía tiene que estar en un papel?

Por supuesto que siempre hay temas canónicos que se repiten una y otra vez a lo largo de la historia de la literatura, Pero creo que lo que sí puede ser distinto es el enfoque desde el que se traten, es más, como he dicho anteriormente, hay toda una serie de autoras y autores que están haciendo cosas verdaderamente interesantes, frescas y dinámicas. Los conflictos son los mismos, pero la óptica desde la que se abarcan es distinta.

«la poseía para mí: una grieta»

Mientras que, por ejemplo, en los años sesenta y en varias generaciones de poetas americanos la guerra de Vietnam o la lucha por los derechos civiles, estaban muy presentes en sus temáticas, ahora nos planteamos ciertos conflictos que, bien podrían estar relacionados, pero más acordes a nuestro tiempo. Sin ninguna duda, la crisis económica que hemos atravesado en estos años ha repercutido en nuestra poesía, y se articula en ella, tomando formas muy diferentes, analizando el concepto de la identidad y temas como el fracaso de la historia, del lenguaje o del género.

Lo del papel es lo de menos, lo más importante, en mi opinión, no es el soporte, sino la calidad. Asistimos a un cambio a la hora de consumir poesía, la pantalla, como en tantos otros campos y como consecuencia de la revolución tecnológica y la globalización se ha vuelto un soporte principal y no hay que renegar de este hecho, si no ser consecuentes y aprovechar las oportunidades que todo ello representa, pero sin confundir lo sencillo con lo simple. De hecho la prueba del cambio que estamos viviendo se puede apreciar en que muchos autores, más bien maduros podríamos decir, están totalmente integrados en ellas y las utilizan como parte de su actividad literaria para organizar eventos, avisar de recitales o incluso leer a gente más joven.

En una ocasión, le preguntaron a Borges que qué significaba para él la literatura, y respondió que es algo con lo que »poblar la soledad». ¿Qué es la literatura para Juan Domingo Aguilar?

Borges era un genio, creo que sería un poco pretencioso por mi parte atreverme a definir lo que es o no es la literatura, de modo que me limitaré a decir lo que es la poesía para mí: una grieta. Ya lo he dicho en más de una entrevista, para mí  la poesía es una fractura tanto en el tejido humano como en el tejido social. Estoy convencido de que si el autor es valiente, honesto y se quiebra de verdad, el lector percibe ese golpe y se rompe.

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