Una vez más volvemos a revivir The Chain, el estimulante thriller psicológico dirigido por el director, nominado al Goya, David Martín.
En esta ocasión entrevistamos al propio artíficie del proyecto cinematográfico, David Martin, en una conversación que nos desvela muchos de los entresijos que hay detrás de este reseñable largometraje.
En primer lugar, como carta de presentación David, cuéntanos un poco como surgió la idea de The Chain.
Pues The Chain surge de un proyecto personal, a raíz de una historia que escuche en la radio sobre una asociación que se llama Final Exit, que precisamente tiene como fin principal ayudar a gente que quiere acabar con su vida, en aquellos estados de EE. UU. donde la eutanasia no es legal.
En este caso escuche una entrevista a una voluntaria de esta asociación y me pareció una idea tan surrealista y fantástica, que de ahí surgió The Chain, todo lo de la cadena para ayudar a gente a acabar con su vida y en definitiva la trama de la película.
¿Cuándo surgieron esas ganas y ese deseo, en ser director de cine y plasmar tus ideas?
Pues en un inicio mis padres querían que yo estudiara Derecho, y así lo hice, pero compagine esto con la carrera de comunicación y periodismo. En esa época a mí me gustaba mucho escribir, pero todo se transformo cuando trasladé mi expediente a la Universidad Pompeu Fabra y empecé a estudiar cine. Allí me enamore de esta disciplina mucho más y fue cuando me dieron una beca para seguir estudiando cine en California. Una vez allí empecé a dirigir mis primeros cortos y presentándolos a diferentes festivales, y viendo que iban bastante bien, por fin dije, esto es lo mío.
¿Fueron duros los inicios?
Si, claro, los inicios son duros en cualquier profesión (risas).Al principio no sabes si la gente te va a apoyar y también tu mismo te creas unas expectativas que después son difíciles de cumplir y se van derrumbando. Lo importante es ser constante y seguir, ya que en una sociedad como la de hoy en día en la que se busca la gratificación instantánea, el factor diferencial es intentarlo una y otra vez con paciencia.
Si no la tienes mejor que no te metas a director de cine (risas). También, he estado siempre muy bien rodeado de familia, amigos y otros directores que me han arropado mucho y me han ayudado a seguir.
¿Cómo ha sido el proceso de elaboración del mismo?
Pues una de las ideas básicas que quería plasmar en la película era precisamente la relación esta tan tóxica que hay entre padre e hijo y que en muchas familias realmente se hace patente. En ocasiones todos tememos convertirnos en un reflejo de nuestros propios padres, pero a medida que pasan los años podemos darnos cuenta de que al final lo somos y es una cosa inevitable. Esto creo que se ha conseguido.
En cuanto a la elaboración, no fue algo que nos trajera demasiados quebraderos de cabeza. Una vez se terminó el guion, fue relativamente fácil encontrar quien nos financiara el proyecto. A pesar de ser una producción de bajo presupuesto, el elenco de actores y los recursos que hemos tenido han sido inmejorables, así que en ese sentido todo genial. Se rodó en total en unos 19 días, en Los Ángeles y en eso si fuimos con el tiempo un poco justo, pero al final el resultado es muy satisfactorio.
Como hemos visto en tu carrera como director, has recurrido a veces a Neus Asensi para encarnar a algunas de los personajes de tus cortos. ¿Tienes con ella ese feeling o debilidad que tienen muchos directores por determinados actores/actrices?
Si claro, después de tantos proyectos en los que hemos estado juntos, es imposible no tenerlo (risas). Además de eso, yo ya tenia ganas de trabajar con ella en un largometraje y aparte escribí el personaje específicamente para ella, ósea que tenía que ser Neus y nadie más la que le pusiera piel a Piedad.
En unas declaraciones de la sinopsis destacas que «cuando éramos jóvenes soñábamos con cómo nos gustaría que fuera nuestra vida». ¿Se podría decir que con esta película has conseguido ese sueño de joven?
Pues es un tema un poco relativo, porque los sueños van cambiando a medida que creces y van tomando formas diferentes, pero se podría decir que sí.
Si le preguntaran al David de hace 15 años, ¿oye alguna vez te imaginas llegar hasta donde estoy hoy?, creo que no se quedaría bastante sorprendido.
Desde tu punto de vista, ¿qué tiene ‘The Chain’ que la hace diferente al resto de thrillers psicológicos?
En primero lugar se diferencia del resto por que los personajes están muy bien tratados en profundidad, lo cual es muchas veces difícil encontrarlo en este tipo de filmes. Por otro lado, tiene una propuesta visual arriesgada pero muy interesante, con esos neones y esa vestimenta, que le da ese punto irreal o de fábula. Y finalmente que toca un tema social tan tabú como lo es la eutanasia.
Cuando terminas de visualizar el filme, se deja un final entreabierto, en el que cada espectador puede sacar sus conclusiones y juicios, al más puro estilo Shutter Island. ¿Era su intención crear esta confusión en los espectadores y forzarlos a que pensaran sobre lo que han visto?
En ese sentido, no creo que lo que deje al final sea en si un sentimiento de confusión hacia el espectador, sino más bien, no responde a determinadas cuestiones éticas que se plantean, para que el espectador se las cuestione y las piense por el mismo.
Lo que se hace es plantear la pregunta en temas como la eutanasia o el suicidio y dejar que el que visioné la película, tenga su propio debate interior.
Qué mensaje le darías a alguien que está leyendo y quiere ser director.
Que vea mucho cine, que lea muchísimo, ya que la esencia de las historias está en la literatura, y sobre todo que se escuchen y se conozcan a sí mismos, ya que es lo que te da ese matiz diferencial y original.
Por último David, dinos un libro, una película y una canción.
Un libro, la Conjura de los Necios de John Kennedy Toole, una película Vértigo de Hitchcock y una canción, Gracias a la vida de Joan Baez.