Enrique Pérez Balsa: «Nos tenemos que sacar el concepto de que la literatura es tediosa»

Enrique Pérez Balsa es el autor de El edén de las manitas de cerdo, la novela ganadora del VIII Premio Wilkie Collins de Novela Negra, convocado por M.A.R. Editor, en la que nos presenta las peripecias de Luis, un personaje anodino al que el destino y las decisiones equivocadas conducen a un callejón sin salida, convertido en el centro de una red delictiva de prostitución masculina que amenaza con hacer saltar por los aires mucho más que su ya deteriorada vida personal, familiar, profesional y social. 

Antes de nada, enhorabuena por ganar el Wilkie Collins de Novela Negra. ¿Cómo te sientes al haber ganado un premio tan relevante?

Muchas gracias. Sobre todo agradecido, mi sorpresa fue mayúscula cuando me nominaron, y ya cuando me dijeron que la había ganado, se me puso que podía colgar tres jamones.

¿Podrías contar, para los que nos están leyendo, de qué trata »El Edén de las manitas de cerdo»?

Es la historia de un cincuentón que recuerda al protagonista de una película de Hitchcock. Es un tipo pusilánime, que sobrevive a un divorcio mal llevado, dos hijos a los que intenta convencer de que es un padre guay, un jefe amarga vidas y un sueldo que no llega a fin de mes; solo los tápers maternos resuelven parcialmente su intendencia. Las expectativas de cambio llaman a su puerta cuando acepta participar en un lucrativo negocio capaz de satisfacer fantasías eróticas que nunca imaginó. Los acontecimientos giran como una ruleta rusa: nadie es lo que parece y se ve envuelto en una trama criminal por la que desfilan agresivos proxenetas, un fantasma perseguidor, experiencias sexuales nada convencionales, policías de métodos heterodoxos… y acusaciones de asesinato. 

¿Cómo fue el proceso creativo de la novela?

Empezó como una novela de crítica social, hoy en día con la edad del protagonista tienes un problema serio; si quieres encontrar un trabajo, o te haces autónomo, o conductor de Cabify o puto, y cualquiera de las tres opciones son igual de malas —o buenas—, pero para novelar me pareció más interesante la tercera opción. Además que es un tema que no se ha tocado, creía que le podía sacar más jugo. Estuve estudiando el tema de la prostitución masculina y me costó bastante encontrar algo sobre la opción hetero. Todos los registros eran de prostitución homosexual, al final conseguí información de primera mano de gente que se dedicaba a eso, pero eran tipos jóvenes, fornidos y más guapos que un San Luis, pero mi personaje no es joven, ni fornido, ni mucho menos guapo, por eso pude explotar la parte humorística que está implícita en la obra.

¿En qué momento comienzas a escribir?

Llevo escribiendo desde que aprendí a juntar letras, pero es un arte que le tengo especial respeto. Siempre he sido un “culo inquieto”, he tocado la batería en un grupo punk, expuesto lienzos, diseñado ropa… —Como decía mi abuela: Aprendiz de todo y oficial de nada—, sin miedo de tirarme al charco, y aunque en las otras artes muestras tu alma, en la literatura la desnudas. Creo que por esa razón he tardado más tiempo en mostrar esta versión.

¿Qué referencias literarias crees que te influyen?

Hay muchas, es una especie de cocido. La verdad es que lo haces de manera inconsciente —es lo que tienen los maestros—, desde la narrativa ágil de Eduardo Mendoza, el suspense de Agatha Christie, el humor de Tom Sharpe hasta el realismo sucio de Bukoswki. Pero también hay influencias de Boris Vian o Chester Himes, del cual saqué el título de la obra.

¿E influencias extraliterarias?

Sobre todo el cómic, dioses del género negro como Edgar Alan Poe o Lovecraft ilustradas por Bernie Wrightson y Richard Corben; o Comès, Martí, Frank Miller, Joe Hill y Gabriel Rodríguez… La lista sería demasiado larga. Y por supuesto el cine: David Fincher, Tarantino, Amenabar… Y como influencia mayor, la propia vida que te va dando hostias continuamente.

¿Cómo ves el panorama actual de la novela negra? ¿Y el de la novela en general?

La novela negra la veo muy activa y con un gran número de seguidores, la última presentación que he tenido ha sido en La Semana Negra de Gijón y la afluencia ha sido desbordante, y en Tenerife Noir también vi que tiene una repercusión muy importante. Hay muchos festivales centrados en este campo, que en mi modesta opinión creo que lo hacen genial uniendo la fiesta a los libros, nos tenemos que sacar el concepto de que la literatura es tediosa. Y en este campo, como todos somos asesinos “per se”, nos unimos.

Y la novela en general, se compran muchos libros. El lector es inquieto y aunque es verdad que las firmas mega famosas siempre serán top en ventas hay mucha gente que indaga en autores no tan conocidos y que se sorprenden gratamente, yo entre ellos.

¿Una novela que te hubiera gustado escribir a ti?

Jó, me pones en un aprieto… No voy a decir ningún autor de los que se supone que tengo referencias, precisamente por llevar un estilo que me temo que no conseguiré: podría citar “El cartero siempre llama dos veces”, de James M. Cain; “El suelo eterno”, de Raymond Chandler; “Asesinato en el comité Central”, de Manuel Vázquez Montalban; “Perros de paja”, de Gordon Williams; “Ya no quedan junglas adonde regresar”, de Carlos Augusto Casas… Pero me quedo con El edén de las manitas de Cerdo ;).

¿Ya estás trabajando en lo próximo? Y si es así, ¿nos podrías contar algo?

Sí estoy en un nuevo proyecto, también con toque de humor pero bastante más bestia —si cabe—, que esta. Pero tengo que dejarla en barbecho y darle vueltas, muchas vueltas.

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