«Miro a veces los días que pasan como huecos, la luz adolescente que se seca en las copas, el relieve del tiempo granado en las muchachas y el milagro de todo que cuaja sin ser visto. Miro el oro caliente que queda abandonado cuando los niños pierden su inocencia en la tarde, y recojo despacio, con manos de mendigo, el color de la música y el aire de la vida», dice Umbral en Mortal y rosa (Cátedra, 2015), posiblemente su obra más célebre. Se trata de un libro-luto que el autor madrileño escribió tras la muerte de su hijo y donde habla con un lirismo desbordante sobre la vida, el amor, la paternidad y la muerte.
«Hay días en que los muertos andan más entremezclados con los vivos. Hoy es uno de esos días», escribe también en Un ser de lejanías (Austral, 2015). Y es en estos días cuando Francisco Umbral (1932-2007) ha metamorfoseado y ha tomado vida propia en el edificio del Rectorado de la Universidad de Málaga. Allí se muestra la exposición titulada Francisco Umbral, libro a libro, una amplia galería de fotografías y ejemplares de su obra literaria, entre la que destacan las dos novelas susodichas y otras tantas, así como trabajos periodísticos.
Diez días durará esta exposición, que se abrió al público el 21 de octubre y se cerrará el próximo día 31, y que se puede visitar en horario de 10:00 a 21:00 de lunes a sábado, excepto festivos. El día anterior al cierre, el miércoles 30, tendrá lugar una mesa redonda a las 19:30 en el Salón de Actos del Rectorado sobre el gran autor en la que participarán Antonio Soler, Bernardo Gómez, Fanny Rubio, Gaspar Garrote, Guillermo Lain y Manuel Castillo.
Nacido en el Madrid republicano de 1932, Umbral fue bautizado en la misma pila que Mariano José de Larra, probablemente el primer gran periodista de España. Con grandes del peridiosmo, precisamente, se codea, como se puede ver en las fotografías de la exposición: Juan Luis Cebrián, Jesús Polanco, Manuel Vicent, Luis María Ansón o Pedro J. Ramírez.
Más allá de la prensa, en la exposición también se recoge un soneto que Joaquín Sabina escribió para Umbral, o una carta que el escritor madrileño le envía a Fernando Fernán-Gómez. Su infancia, su juventud, incluso su boda con España Suárez se reflejan en la más de veinte fotografías expuestas en su recuerdo, así como en todos los libros del autor que allí hay. Una imagen donde el periodista entrevista a Pepa Flores, Marisol, a la que se le otorgará el Goya de Honor 2020. Otra, desnudo en la bañera y con un ejemplar de El Mundo.
Umbral cosechó multitud de premios y reconocimientos, como el Príncipe de Asturias de las Letras en 1996, el Premio Cervantes en 2000 y el Nadal en 1975 con Las ninfas, cuya edición traducida al japonés se encuentra también expuesta. A este se unen otros galardones como cuando fue finalista del premio Planeta y del premio Alfaguara.
A través de sus fotografías, de su obra literaria y de lo que los ponentes puedan decir sobre Umbral podremos llegar a una idea de lo que la figura de una pluma tan experimentada supuso para el periodismo español durante buena parte del siglo XX. Más allá del famoso “yo he venido aquí a hablar de mi libro” que le espetó a Mercedes Milá, en Umbral hay mucha poesía, mucha literatura, mucho por leer.