‘La Casa de Papel’ demuestra lo sobrevalorada que está con su cuarta temporada

'La Casa de Papel' demuestra en su cuarta temporada seguir la misma fórmula y termina siendo demasiado repetitiva y plana.

Cuando el 2 de mayo de 2017 se estrenó en Antena 3 La Casa de Papel, prácticamente ninguno pensaba que se pudiera convertir en un fenómeno, más aún viendo sus datos de audiencia. Sin embargo, su aterrizaje en Netflix la convirtió en una ficción muy popular a nivel mundial, que han hecho que se convierta en una de las series estrella de la plataforma.

La Casa de Papel es ya un fenómeno de masas, con fans acérrimos enganchados a ella y que van a salir en su defensa mantenga su nivel o no. Con su cuarta temporada, estrenada el pasado 3 de abril, la ficción demuestra que tiene los ingredientes necesarios para enganchar, pero que no es especialmente buena. Todo su argumento se basa en acción-reacción y en las múltiples subtramas de sus protagonistas, pero no logra nunca ir más allá ni demostrar ser esa gran ficción que el mundo se ha empeñado en decir.

Su trama es simple hasta decir basta y no tiene nada nuevo que aportar. Aunque sea muy adictiva, no deja de ser plana. Su estructura es siempre la misma: momentos de acción y de adrenalina y otros más empalagosos combinados con dosis de humor que sirven de gran alivio para la trama. Si en las dos primeras temporadas podía funcionar, en la tercera ya empezaba a cansar, mientras que en la cuarta aburre sobremanera.

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Dejando su manido guion aparte, las irregularidades en las interpretaciones de sus actores comienza a ser cada vez más grandes. Frente a los sobresalientes Álvaro Morte, Pedro Alonso y Rodrigo de la Serna, nos encontramos a la cada vez más sobreactuada Ursula Corberó, Jaime Lorente o Miguel Herrán. Sus actuaciones logran que, por muchos momentos, el espectador no pueda meterse en la trama y le resulte aún más plana.

Algo que tampoco ayuda a la serie es su masculinidad tóxica, cada vez más palpable. En esa cuarta parte sigue habiendo abuso de mujeres, cosificación, micromachismos y una gran falta de mirada femenina, por no hablar de la hipersexualización que lleva sufriendo Tokio desde el primer episodio. Las mujeres están colocadas en la ficción con pinzas, y parecen no querer decir nada. La única que se escapa de este patrón es Nairobi (interpretada por Alba Flores), quien sin duda es el mejor personaje que nos ha regalado la ficción junto al de Alicia Sierra (Najwa Nimri), el gran acierto de la ficción desde su salto a Netflix.

Está claro que La Casa de Papel tiene algo que ha logrado enganchar a millones de personas en todo el mundo. Como herramienta de evasión y ocio es más que válida, pero si uno empieza a incidir en su guion y sus tramas, pronto se dará cuenta de que las trampas en las que incurre su creador Álex Pina y el resto de su equipo no son precisamente pocas.

Valoración: 2,5/5

Lo mejor: No se le puede negar su capacidad para enganchar al espectador

Lo peor: Que se haya acomodado en lo simple y que, pese a algunos adornos, esté contando lo mismo desde su primer episodio

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