En el siglo II d.C., existió una mártir llamada Blandina de Lyon que fue perseguida por el emperador Marco Aurelio. La protagonista de La Conejera (Sexto Piso, 2023, con traducción al castellano de Ce Santiago) se llama Tiffany, pero cambia de nombre a Blandine en honor a ella, pues se siente una mártir contemporánea. Vive en un piso compartido con tres jóvenes de acogida, en una comunidad de vecinos pintoresca, en un pueblo interior y decadente de Indiana que es «todo autopistas y Dios». En una semana de mediados de julio, se produce un conflicto entre personajes de ese bloque de viviendas que romperá los sueños, la soledad y la libertad de sus habitantes.
En esta novela, que es la primera de Tess Gunty (Indiana, 1993), ganadora del National Book Award, entre otros, la narración salta por las casas y las plantas del edificio, y de un vecino a otro, espiando sus intimidades y mezclando el amor con el humor y la sordidez. Blandine es la protagonista, aunque también destacan otros personajes como Moses Blitz o James Yager. Ella se muestra inconformista con el mundo y anhela alguna especie de revolución, aunque reconoce que no puede liderarla. Quiere ser una mística como Hildegarda de Bingen, a la que admira y lee con devoción. No tiene miedo a nada ni a nadie porque, según dice, una vez has salido de tu cuerpo, sabes que nadie puede entrar en él, y asegura que la única manera de abandonar el sistema es abandonando tu cuerpo. Además, está convencida de que vivimos en un mundo de sonámbulos y su sueño es despertar.
El pueblo es un personaje más de esta historia, antaño próspero, y ahora con fábricas abandonadas que rondan a sus habitantes como fantasmas del pasado. Habitantes, por otro lado, interesados en la fama y la muerte, dos elementos que son igual de solitarios y tediosos, según un personaje; que opinan que en la vida contemporánea «todo el mundo se castiga mutuamente por cosas que no han hecho» o que en la vida nadie es bueno ni malo, sino que son «una serie de comportamientos embrollados, contradictorios» los que determinan nuestras acciones.
La Conejera es una obra extensa y con un amplio abanico de personajes. En ella, hay una crítica a la romantización de la maternidad y el silencio que se crea en torno a lo que esta crea en el cuerpo de la mujer y lo que viene después. También es una crítica al capitalismo y a la concentración de beneficios en una persona a partir del trabajo que producen otros. De hecho, Blandine divide su relación con James Yager en tres etapas del desarrollo económico: primero el comunismo primitivo; luego, el feudalismo, ya que ella estaba en deuda constante con él y trabajaba a su merced, y por último el capitalismo. Todos los temas que se tratan en estas páginas son serios, pero expuestos de manera que los personajes aparecen desvalidos e indefensos ante ellos y ante la vida. Se muestran las carencias maternas, el abandono, el rencor y aquello que abandonamos para protegerlo y lo que se abandona por egoísmo.
Esta obra es una queja sagaz contra la vida, como dice la protagonista, llena de gárgolas, de cosas grotescas, y exenta a su parecer de divinidad y de virtudes. Como punto positivo, he de destacar que en gran parte de la novela hay detalles originales y a veces hilarantes que demuestran la inteligencia y la destreza de la autora para describir personajes y lugares. Sin embargo, como punto negativo, añadiría que puede que cueste seguir las vidas dispares de todos los personajes que se incluyen, y estoy seguro de que este libro habría sido aún mejor si se hubieran recortado bastante páginas que, en mi opinión, son prescindibles.