El humorista Miguel Charisteas es, en gran parte, conocido por sus píldoras de humor que publica periódicamente en Youtube, tituladas «Last Shit Tonight», que no llegan a los dos minutos de duración, y en las que hace una crítica sobre un tema en concreto de la política, tanto de España como de otros países. El malagueño también se dedica a hacer parodias de los cuadros tradicionales, con un estilo de crítica cultural, en su cuenta de Instagram Vicent Van Bot.
Charisteas habla a Nostromo Magazine sobre sus propósitos para este año y sobre su opinión respecto al panorama político en España y sobre el humor también, ya que esto puede afectarle también a él, que se dedica a ello.
¿Cuáles son tus propósitos para este 2019?
Ando un poco perdido ahora mismo, porque acabo de volver a España. Me gustaría hacer alguna comedia aquí, porque aún no he hecho ninguna, pero otra de las cosas que tengo previsto es rodar un documental sobre las múltiples religiones que hay en Estados Unidos, algo de lo que te das cuenta cuando estás en este país. Hay muchas iglesias y religiones y juntas. Entonces mi propósito es hacer ese documental sobre el tema de la religión, sobre crear la tuya propia y ponerla en común, forzando un poco la situación al estilo de Sacha Baron Cohen.
«Recuerdo que me monté en un blablacar con una chica y me dijo: «tú eres el de la cocaína ¿no?»
¿Cómo empezaste en el mundo del humor?
Verás, yo ya estaba acostumbrado a hacer vídeos de tonterías en la época del instituto, con amigos y tal, cuando no existía Youtube aún. Lo hacíamos con el móvil y se lo íbamos pasando a unos y a otros. Y luego, cuando salió Youtube, empecé a colgar allí algunos vídeos de teatrillos. Pero nunca para la gente. Luego creé un personaje llamado Pepe Romanone, un votante del PP, que hacía unos tutoriales en los que analizaba la política, pero en modo irónico. Lo que ocurrió fue que muchos votantes del PP, en especial de aquí, de Andalucía, comenzaron a seguirme y a compartir lo que yo decía en aquellos vídeos. Y, aunque aquello estaba gracioso, no pretendía conseguir lo que conseguí (dice entre risas).
El caso es que aquellos vídeos los acabé eliminando después. Estaban subidos en otro canal y la calidad era muy mala. Luego, cuando esta gente (Jorge Cremades, Amodeo…) empezaron a salir, yo le propuse a mi padre de hacer un vídeo rápido, con el que pensé que ganaríamos algunas visitas en un momento. Hicimos un vídeo muy malo en el que fabricábamos unos pastelitos, como si fuera cocaína. Aquel vídeo consiguió un millón de visitas el primer día. Recuerdo que me monté en un Blablacar con una chica y ella me reconocío. Me dijo «Tú eres el de la cocaína, ¿no?» El conductor del coche me miró con una cara…
De todos modos, aquel estilo no era el que me interesaba, porque yo siempre he intentado hacer vídeos tirando hacia el lado político. Trato de que el vídeo sirva de algo más que para echar solo unas risas, que la gente piense sobre ello y que les sirva un poco.
«Trato de que mis contenidos cumplan con esa labor crítca-educativa»
Ese era otro aspecto que te quería preguntar, evidentemente, que es el de la responsabilidad que tú puedes asumir respecto al público al que te diriges…
Si, por supuesto, yo trato de que mis contenidos cumplan con esa labor crítica-educativa. Yo en un principio estudié Magisterio. Entonces, a partir de ahí, eso influye un poco en que se entienda la forma en la que tu cuentas las cosas. Precisamente, un fallo que creo que hay hoy en día, sobre todo en la izquierda, es que no se explica claramente lo que se quiere transmitir. Por eso, yo intento hacer esto correctamente.
Sin duda, esto se ve claramente en los ‘Last Shit Tonight’. Por cierto, ¿de dónde vino la idea de hacer estos vídeos en unos retretes?
Lo cierto es que no lo recuerdo muy bien. De lo que sí me acuerdo es de que llegué a aquel baño y me gustó como era aquello. Y no disponía de ningún sitio en el que grabar. Yo seguía ‘Last Week Tonight’, el famoso espacio presentado por John Oliver, y entonces pensé en hacer yo lo mismo, pero en versión española, y en un baño. Además, esos programas tienen lugar en un plató, y entonces choca porque yo lo hago en un baño, que es el sitio más ruina de la historia y, además, en ningún otro sitio harías las cosas que haces allí. Porque en el salón de tu casa, por ejemplo, nunca vas a hacer lo que haces en un cuarto de baño.
Respecto a la duración de estos vídeos, de media algo más de dos minutos, de momento no piensas ampliarla, ¿no?
Creo que más de dos minutos puede aburrir. Por eso siempre los hago de 1:59. Porque vídeos de solo un minuto son muy cortos, pero es que más de dos minutos… No sé aún. Pueden echar para atrás. Tal y como está ahora mismo la sociedad audiovisual, si condensas bien el vídeo y los contenidos son claros, creo que es mejor dejarlo así. Es posible que en el futuro, cuando tenga un mayor número de seguidores, cuando tengan interés de ver algo más largo, sea buena idea hacerlo puntualmente.
«en ee.uu. hay muchas desigualdades «
¿Qué hay de tu experiencia en EE.UU.?
La verdad es que me está yendo mejor de lo que esperaba. El caso es que yo critico mucho el imperialismo americano y, cuando se me presentó la ocasión de conocer aquello, he accedido. Yo trabajo en una escuela de flamenco. Soy el único español (y encima de Málaga) que hay allí, así que soy el centro de atención. Son unas personas muy apañadas, que se encarga de difundir la cultura de España en el país. En EE.UU, aunque el ‘show business’ ofrece mucha variedad de comedia, teatro… hay muchas desigualdades. Yo lo veo como España de aquí a 20 años.
Ya que lo has mencionado, ¿qué te parece el panorama político actual en España?
Aquí es nefasto. El problema siempre es el mismo. En Italia y Alemania, cuando acabaron los regímenes fascistas, a estos se les condenaron. Pero en España, desde la Transición, esto no ha cambiado nada. El poder continúa en manos de la familia franquista, de los hijos a los nietos. Como dice el refran, «de aquellos polvos, estos lodos», ¿no? Aquí hablamos de democracia, pero tenemos realmente una monarquía. Y nunca podremos hablar de justicia si no podemos elegir al que nos representa.
Sobre el humor, tú te habrás inspirado en algunos humoristas para llegar a donde has llegado, ¿no?
Yo de pequeño disfrutaba mucho viendo las películas de Chaplin, que no me enteraría de nada, tan solo de algunos momentos de los gags que tenían lugar ahí. También disfrutaba viendo películas de Woody Allen. Y también he visto otros géneros culturales, como el de Monty Pyton, Woody Allen, o Muchachada Nui y la Hora Chanante aquí en España. O a Lenny Bruce, que rompió muchos las barreras, al hacer cosas que no se deben hacer.
Me ha llamado la atención Vincent Van Bot.
Aquí el problema es que tengo mil cosas. Y, cuando se me ocurre una, tengo que hacerla. Lo malo es el tiempo que pierdo con ello, en vez de poder estar haciendo otras cosas o estar con amigos. Empecé haciendo unos cuadros en los que el objetivo era cambiarlos ligeramente, para mostrar así una cierta crítica cultural. Al principio, cuando estaba aprendiendo Photoshop, hice muchos collages. Pero lo bueno de lo que hago es que no necesita demasiado tiempo de preparación. El objetivo de esto es hacer algo con lo que se me recuerde, como han hecho por ejemplo los faraones con las pirámides, o cosas así.
«yo uso el humor, pero mi idea es cambiar la sociedad»
¿Qué piensas del sentido del humor aquí? No solemos reírnos como antaño.
La crisis (o lo que nos han vendido como ella) que ha derivado en una desigualdad afecta a todos los ámbitos, y entre ellos ha afectado a la moral. Y entonces estamos ahroa en una época en la que todo el mundo se ofende con nada. Creo que es una época muy buena para gente como yo, porque el poder ofender tanto es lo que un cómico adora. Yo busco la ofensa, la lucha contra el otro, que la persona que lo ve se replantee todo lo que tiene pensado, tanto para bien o para mal, y que le empuje a salir de su zona de confort para ver que existe otro tipo de pensamiento. El problema es cuando se producen casos como el de Dani Mateo, en los que les obliga a pagar un montón de dinero que no tienes, e incluso cárcel. Eso es de una sociedad retrógrada y poco avanzada.
Por otro lado, tienes que ser consciente de lo que vas. Si vas a ver un espectáculo de comedia, tienes que atenerte a que puede criticar cualquier cosa. Si tú vas al Camp Nou a ver un partido y suena el himno del Barça, no te vas a ofender, porque sabes a lo que vas. Pues esto es igual.
¿Te quedas con los monólogos, como los que haces hoy? ¿O quizas harías otro tipo de vídeos al estilo sketch?
Voy a hacer de las dos cosas, porque puede que en cada época me de por una cosa. Pero es verdad que en América, que es donde he estado tratando con diferentes públicos, me gusta más el monólogo, porque controlas la reacción mejor.
¿Cómo va la presidencia de 2030?
Eso va para adelante. La idea está ahí. Quedan 11 años y la idea es que, si de repente me hago famoso, ¿por qué no? El caso es que todo lo que yo hago tiene que ver con política. Y en mi día también hice temas serios sobre ello, como campañas políticas en el pueblo, o cosas así. Yo uso el humor, pero mi idea es cambiar la sociedad, de una forma o de otra.
«a mí me hace gracia lo que va a saco»
Concluimos entonces que el humor se debe usar más allá de lo que hacían cómicos de antaño, como Martes y 13. Hay que subir una marcha más…
Totalmente. Mis artistas favoritos, tanto en el ámbito humorístico como fuera de éste son los que quieren hacer algo más con el arte. Está bien que la cultura muestre cómo se representa al ser humano, pero tiene que haber algo más allá. Yo aprecio a los humoristas que son capaces de hacer reír sin hacer una crítica, pero a mí eso ya no me hace gracia. A mí me hace gracia lo que va a saco. También es que lo tenemos todo visto hoy en día con Internet, y estamos curados de espanto, con tantas decapitaciones y accidentes. Entonces, si me tengo que reír, ha de ser de algo muy oscuro.
También hay que reírse de situaciones cotidianas, como la del vídeo de los Reyes, ¿no?
Sí, eso fue porque, cuando yo llegué a América, allí son muy ofendiditos también. Y, sin saberlo, yo decía «nigga» en el trabajo y en todas partes, y los compañeros me expicaban que eso no debía decirlo. Yo estaba acostumbrado a escucharlo en canciones de rap y tal. Viví con una profesora negra y su novio, que estaba muy metido en el movimiento comunista americano, sí lo entendía, pero otros no tanto. Eso, por otro lado, crea más importancia a la palabra. Yo he vivido situaciones en las que disculpo a alguien tras una broma, para que esa persona se sienta más integrada, para que le caigas bien y la puedas integrar en un grupo. Pero, si yo te explico eso, y encima no quieres entenderlo, ya eres muy tonto (entre risas).