Diversión y ganas de más cine tras el angustioso «Feedback»

Foto: filmaffinity.com

El otro día fui al cine con unos cuantos colegas. Cuando vas en este plan, has de ceñirte, como es obvio, a lo que decida la mayoría. Hubiera estado bien echarle un vistacete a «Green Book», reciente ganadora del Óscar a la Mejor Película. En cartelera había también otros títulos, como «La Lego película II», «Alita» o «Creed II». En nuestro caso, nos decantamos por «Feedback», de la que el compañero Jorge Caracuel hizo su crítica la semana anterior.


Ver esta película fue también una interesante experiencia. Una mezcla de terrible angustia, debido a la esencia de la película en sí, y también de nostalgia y de cierta risa por la compañía que, en momentos así, se agradece. La última vez que vi una película con trama angustiosa fue hace unos tres años, con «Grand Piano». Aquella película la emitieron en La Sexta y trataba sobre un pianista que, cuando iba a interpretar un concierto en un teatro ante todos los asistentes, se encontraba una nota en la que un anónimo le amenazaba con matarlo si se equivocaba en alguna pieza. Se trataba de una frenética película dirigida por Eugenio Mira, que resultaba ser española-americana… Al igual que «Feedback».


Dios, cuántos gritos, amenazas, agresiones y molestas subidas de volumen hasta hacer ese molesto pitido de interferencia. Todo ello para disuadir a Jarvis Dolan, el presentador de «La cruda realidad». Durante esta hora y media de película, unos encapuchados secuestran el programa de radio más exitoso de la DBO para conseguir que que Dolan desvele un secreto muy comprometedor. En el primer instante, uno no tiene ni idea de lo que ocurre, pero luego la cosa va cambiando hasta que, oye, casi que empatizas un poco con los malos y todo. Y ya es difícil, porque esta gente no se anda para nada con chiquitas.


Al igual que sucede con otros escenarios en películas como «Los odiosos ocho», «Capitán Phillips» o la mítica «El coloso en llamas», en «Feedback» no salimos del estudio donde se graba «La cruda realidad». Desde dentro de la pecera amenazan los secuestradores al oído con lo que quieren que hagas, lo cual hace imposible llevar un programa de radio. Y muy bien conseguidos los contrastes sonoros. Del aterrorizador jaleo que puede haber, ya sea en la «pecera» o en el estudio, puede hacerse el total silencio en la película, al situarnos de golpe en el otro lado. Digamos que «Feedback» parte de la estructura de una película corriente del Multicine de Antena 3. Pero, en esta ocasión, la estamos viendo en la gran pantalla, producida, en parte, por RTVE, y con una trama algo más intensa.


Para ver esta inquietante angustia, que constituye el ingrediente estrella de la película (no os voy a engañar), nos desplazamos al mítico Multicines Rosaleda de Málaga. Creo que la última vez que fui aquí fue allá por el 2006, para ir a ver «Chicken Little». Este sitio me causó nostalgia por su diseño, propio de un cine noventero. Pero lo que más chocó fue, sin duda, que solo nosotros cuatro asistimos a la sesión de «Feedback» de las 20:25, en una sala mucho más pequeña que la de los cines del Vialia, por ejemplo, pero que resulta fantástica.


A nuestra izquierda estaba la puertecita de entrada, con la típica cortinilla que uno tuvo que levantarse y echar para que no nos molestara el resplandor del pasillo. ¿Por qué no había nadie aquí, por Dios? De vez en cuando se veía una sombra acercarse por la entrada de la sala. Teniendo en cuenta la oscuridad, la película y que solo habíamos cuatro, era lógico que una de las acompañantes no parara de inquietarse, la pobre. Y la de sobresaltos que dio en ciertas escenas, a la vez que se tapaba los ojos y todo… Si es que no acertamos para nada con la película, ¿eh?


Parece ser que de estos cines se encarga la empresa Unión Cine Ciudad, una franquicia que se puede permitir poner en varios cines de España los que, hasta el momento, son los precios más baratos que conozco. Cuatro euros la entrada de lunes a jueves (cinco los fines de semana y 3,90 los miércoles), y con tan solo un par de anuncios y tráilers que se pueden contar con los dedos de una mano, en comparación con otros cines, que casi te da tiempo salir a hacer la compra de mientras. Esta franquicia, al parecer, fue la que se encargó también de los míticos cines Astoria y Victoria del Centro, que hoy en día, y en total rima con sus nombres, son simplemente historia.


Si bien aquellos clásicos cines hubieran supuesto una gran oportunidad para ir más de una vez a ver una película allí en el Centro, ver esta inquietante aventura de la mano de Eddie Marsan a tan buen precio ha suscitado de nuevo en uno las ganas de ver pelis de vez en cuando. Que no decaiga la cosa.

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