Shyamalan completa con Glass su universo de superhéroes con un cierre de altura para ‘Unbreakable’ y ‘Split’. El director cierra tras cerca de 20 años su tan ansiada trilogía, y por ello nos lanzamos a hacer un pequeño repaso desde ‘El Protegido’ y ‘Múltiple’ para aterrizar en ‘Cristal’.
19 años han pasado desde que, en el 2000, el director indio-estadounidense estrenara su homenaje particular al cómic: Unbreakable (‘El Protegido’; primera y última vez que empleo ese título tan mal elaborado), y planeara con ella una trilogía para desarrollar su historia y la de sus personajes. Trilogía que cierra, ahora sí, con Glass, el cierre al círculo de su historia de superhéroes y que abre un nuevo universo al estilo de Marvel o DC. Pero, un momento. Demos primero unos pasos atrás, para poder coger carrerilla. ¿Recuerdas Unbreakable? ¿Y Split (Múltiple)? ¡Pongámonos en contexto!
En el año 2000, el director y guionista indio-estadounidense M. Night Shyamalan nos presenta Unbreakable, película de superhéroes que se convertiría desde ese mismo momento en un clásico del género y del cine en general (lo que no quiere decir que fuese bien recibida en taquilla ni por la crítica). David Dunn (Bruce Willis) es un hombre corriente que trabaja de vigilante de seguridad, cuando le sucede un accidente de tren del que resulta único superviviente sin lesiones. Elijah Price (Samuel L. Jackson), un misterioso desconocido, le plantea una extraña hipótesis relacionada con el mundo de los cómics que explicaría que David ha salido indemne del accidente por el hecho de ser un superhéroe como los que aparecen en los tebeos.
A partir de aquí, David, con la ayuda de su hijo Joseph (Spencer Treat Clarck), empieza a descubrir sus capacidades superheróicas, entre las que destacan una fuerza sobrehumana, o percibir quién ha realizado un acto de maldad con solo tocarlo. Un final sorprendente nos descubre que Elijah, fanático de los cómics que sufre “osteogénesis imperfecta” (huesos de cristal), resulta ser el culpable de multitud de atentados y accidentes a gran escala ocurrido durante años con el único fin de encontrar a algún superviviente que encajase en su idea de superhéroe; es decir, alguien que se encontrase en lado contrario del espectro, que fuese todo lo contrario a una persona por completo vulnerable y frágil (“rompible”), como era su caso.
Y aquí tenemos que hacer la primera pausa, pues aun no siendo el objetivo de este artículo analizar en exceso el contenido y forma de las precuelas de Glass, es necesario conocer que desde el momento en que crea Unbreakable, Shyamalan ya está pensando en realizar una trilogía acerca de los personajes Dunn y Elijah. De cómo se sucede la aparición y desarrollo del superhéroe, que no acepta serlo, y cómo su creador (o, mejor dicho, descubridor) se ha convertido un villano para alcanzar su objetivo. A pesar de la gran idea de partida, pasan los años y Shyamalan no continua la historia, por lo que parece que la idea de la trilogía superheróica no se completaría jamás.
De esta manera Shyamalan seguirá dirigiendo durante los siguientes tres lustros, hasta que en 2016 aparece en escena de nuevo para traernos Split (Múltiple), de la que no esperamos relación alguna con Unbreakable, ya que se desarrolla en torno a un personaje principal, Kevin Wendell Crumb (James McAvoy), que padece trastorno de identidad disociativo (para un total de 23 personalidades distintas), el cuál secuestra a 3 chicas adolescentes para “alimentar a la Bestia”, una personalidad extra que aparece al final de la trama, y que descubriremos que únicamente se “alimenta” de aquellas personas que no han sufrido a lo largo de su vida. Finalmente topará con Casey Cooke (Anya Taylor-Joy), una de las chicas secuestradas a las que no puede atacar al conocer que ha sufrido abusos sexuales y físicos por parte de su tío en la infancia. Será Casey, tras conocer y comprender tanto a las distintas personalidades de su raptor (Dennis, Barry, Patricia o Hedwig) como al propio Kevin, quien logre vencer a la Bestia.
Y en este punto, en el final de Split, es donde a todos y todas nos revienta la cabeza al descubrir, en la escena final a David Dunn en una cafetería, que Unbreakable y Split están relacionadas.
De esta manera, nos presentamos en Glass (Cristal) con una serie de personajes que no sabemos qué camino habrán elegido para sus vidas. Y eso es precisamente lo que resolverá Shyamalan en los primeros minutos de cinta. David Dunn ha seguido ejerciendo de superhéroe: ataviado con su impermeable verde (su particular super-traje) y siendo conocido como “El Protector” (nombre que debía haber tenido la versión española de Unbreakable), emplea sus superpoderes en impartir justicia en la ciudad, con la ayuda de su hijo, que ejerce el papel de “el tío de la silla”. Tras un primer enfrentamiento entre David y la Bestia, ambos son detenidos e internados en el Hospital Psiquiátrico Raven Hill (Arkham Asylum, guiño-guiño), donde ya se encuentra recluido Elijah Price.
Será en este centro psiquiátrico donde se desarrolle el nudo de la historia, tejiendo la trama tanto de los protagonistas, como de cada uno de sus personajes secundarios: Casey, Joseph Dunn y la señora Price (Charlayne Woodard), que servirán de apoyo dramático a Kevin y sus personalidades, David Dunn y Elijah respectivamente; todo ello conducido por la doctora Ellie (Sarah Paulson), que irá realizando sesiones de terapia individual o de grupo con los personajes.
Esta primera mitad de la película resulta lenta y densa. ¿Aburrida? Tal vez, pero no es para nada sorprendente, ya que sigue la misma estructura que el director nos presentara en Unbreakable y Split, tomándose todo el tiempo necesario para presentar bien la historia y sobre todo a sus personajes. Y es que Shyamalan demostró precisamente ser un maestro al hacer una de las mejores películas sobre superhéroes jamás rodadas sin necesidad apenas de escenas de acción, empleando la cámara para regalarnos pequeñas y sutiles dosis de suspense y terror, tan propias del autor.
Además de para disfrutar del trabajo de dirección de Shyamalan, los verdaderos cinéfilos podrán aprovechar estas escenas para deleitarse del trabajo interpretativo del roster actoral, en especial de James McAvoy, que vuelve a coronarse. Sí, porque si ya nos dejó atónitos su capacidad de interpretar personalidades tan complejas y dispares dentro de un mismo personaje en Split, aquí lleva ese trabajo hasta las últimas consecuencias, logrando ampliar el espectro de personajes en al menos otros 6, y con el añadido de hacer las transiciones a menudo en el mismo plano (algo que no habíamos visto en Split). El trabajo de McAvoy es tan inmenso, que nos olvidamos del resto del elenco que le acompaña. Especialmente bien vuelve a funcionar la dupla con Anya Taylor-Joy, y es que ambos tienen una química trabajada desde la cinta que precede a Glass, que fluye con muchísima naturalidad ante la cámara, pudiendo el espectador apreciar los matices de cada personalidad de Kevin en la propia Casey.
Manteniéndose fiel a su estilo, Shyamalan hace remontar de forma espectacular la película a partir de la segunda mitad de la cinta, con un crescendo que nos mantendrá pegados al sillón, y que hará coincidir con el despertar de Don Cristal, quien tomará la luz (nunca mejor dicho) de la película, y será quien sirva de demiurgo desde dentro de la propia película avanzando lo que va a suceder, mientras teoriza qué pasaría si eso mismo ocurriese en un cómic. De nuevo firma del autor, un final con múltiples “plot twists” (giros en la trama), nos hará estallar la cabeza y disfrutar del espectacular ingenio de Shyamalan.
Y es que (sin querer destripar el contenido final de la cinta) el espectador va a poder contemplar cómo el autor le ha ido conduciendo a través de una historia de superhéroes que va más allá de una mutación genética aislada (y, por tanto, acerca de una historia sin antecedentes ni continuación), sino que le está conduciendo hacia la creación de un nuevo y amplio universo de superhéroes, como los que aparecen en los tebeos de Marvel o DC.
Shyamalan se ha regalado un universo de superhéroes a sí mismo, y de paso ha abierto un mundo de posibilidades futuras, mientras nos deleitaba por el camino con su (o nuestro ya, porque los clásicos son universales) homenaje al mundo del cómic. Gracias por todo, maestro M. Night Shyamalan.
POSDATA: En este artículo he tratado de ser conciso y evitar “spoilers”. Pero pronto sacaremos un nuevo Podcast en ‘Al Salir Del Cine’, en el que trataremos esta trilogía sin obviar nada. ¡Te esperamos allí!