El trabajo de tu vida, junto a la persona de tu vida.
La casa de tus sueños con tus hijos correteando y riendo en el jardín.
Esos destinos paradisíacos que siempre has visto en fotos y has deseado.
Súbete a un escenario y siente el calor de la gente que te mira si eso es lo tuyo.
Recorre las calles de tu ciudad hasta que tu pulso consiga ahogarte por el cuello.
Emborráchate hasta perder el sentido y despiértate al día siguiente hecho escombro si eso te hace sentir vivo.
Sal, quema la noche y siéntete invencible con tus amigos a las espaldas.
Fotografía atardeceres que todo el mundo ve, o sé un burdo imitador de sombras si ese es tu estilo.
Coquetea sin parar con distintas personas y gánate sus ojos, si así crees que puedes mirar bien por encima de tus hombros.
O cocina junto a tu pareja con una copa de vino en mano, creyéndoos los más sofisticados mientras escucháis Chet Baker.
Reduce a cenizas este papel y todo el que tengas, sabiendo que a nadie le importara lo que escribas en él, porque si eso te hace feliz,
¿A quién cojones le importa el resto?