Lukas Dhont sorprendió en 2018 a todos los amantes del séptimo arte con Girl, ópera prima que cuenta la historia de Lara, una joven transgénero de 15 años que sueña con convertirse en bailarina. Gracias a su brillante ejecución y a la extraordinaria interpretación de su guionista, Dhont tardó poco en convertirse en un cineasta al que había que seguir la pista. Cuatro años más tarde vuelve con Close, sobresaliente y emotiva cinta que logró el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Cannes.
Close sigue a Léo y Rémi, dos niños de 13 años que son amigos de toda la vida hasta que un suceso impensable los separa. Léo decide acercarse a Sophie, la madre de Rémi, para tratar de entender qué ha sucedido.
Lejos de decepcionar, Dhont logra crecer con su nuevo trabajo ofreciendo una historia que impacta y que se queda impregnada en el corazón. El cineasta reafirma su maestría al dirigir a niños y logra abordar de manera única el amor y la crueldad en una edad donde todavía existe la inocencia. Es un filme que se vive y que se sufre que maneja la narrativa a nivel excepcional y que evita caer en cualquier tipo de tópico.
Close explica de forma magistral cómo las asignaciones de los roles de género afectan la vida de los jóvenes sin pretender sermonear o dar un discurso moralista. La cinta transmite pura verdad con un trazo muy fino sin necesidad de subrayados innecesarios. El modo en el que trata la amistad y la soledad es exquisita, desgarrando el alma del espectador gracias a la fortaleza de la historia, indagando profundamente en la psicología de unos personajes que están brillantemente construidos y que, por la realidad que transmiten, hacen de Close un largometraje profundamente desolador.
Sin duda, lo nuevo del director de Girl es probablemente la película más pura, honesta y que transmite mayor verdad que ha llegado este año a las salas. A sus 31 años, Dhont demuestra tener una visión y una habilidad para la narrativa que le colocan como uno de los directores contemporáneos europeos clave.
Valoración: 4,5/5
Lo mejor: La verdad que transmite. Lo sublime que son sus interpretaciones
Lo peor: Transmite tanta verdad que duele