Una nueva película de Quentin Tarantino es siempre todo un acontecimiento. Su noveno ¿y penúltimo? film está protagonizado por Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie y Al Pacino. Un homenaje al cine de los sesenta que funciona tremendamente bien y que nos sumerge en la locura del director.
Érase una vez en Hollywood se centra en el panorama cambiante de Hollywood a finales de los años 60, cuando la industria empezaba a olvidarse de los pilares clásicos. La estrella de un western televisivo, Rick Dalton intenta amoldarse a estos cambios al mismo tiempo que su doble. Sin embargo, la vida de Dalton parece que está ligada a sus raíces de Hollywood, puesto que es vecino de la actriz y modelo Sharon Tate, que acaba siendo víctima de la familia Manson en la matanza de agosto de 1969.
El film se abre con un largo prólogo de aproximadamente una hora de duración donde se presenta tanto a los personajes principales como secundarios, que se hará algo lento y aburrido. Sabemos que a Tarantino le gustan los largometrajes largos y que las escenas se desarrollen con calma, por lo que hay que pedir paciencia al espectador. Sin embargo, una vez se adentra de lleno en la trama, el largometraje se torna muy interesante.
Tarantino sabe potenciar el espectacular carisma de Brad Pitt y Leonardo DiCaprio. Sus actuaciones sostienen el film entero y su traca final justifican su lento comienzo. No está al nivel de sus obras maestras como Reservoir Dogs (1992), Malditos Bastardos (2009) o Django Desencadenado (2012), pero sabe ser inteligente, brillante y contenida.
Érase una vez en Hollywood tiene muchos momentos brillantes y mucha historia. Aunque se podría haber reducido media hora de metraje, Tarantino nos ofrece mucha sensibilidad y, aunque no es redonda, su estructura y lo bien que tiene medidos los tiempos funcionan a la perfección. Para disfrutar el largometraje, hay que entenderlo como una carta del amor al cine, como un homenaje enternecedor donde el director saca su lado más humano. Nadie esperaba que fuera una cinta tan conmovedora, por lo que su melancolía resulta verdaderamente impresionante.
La novena cinta de Tarantino es, sin duda, la menos común del director. Aunque se muestran signos claros de su cine, en esta ocasión emplea nuevos símbolos. La mezcla del Hollywood pre-Manson con el espectro acechante del movimiento hippie y su amalgama de cultura popular sabe funcionar extraordinariamente.
Valoración: 3/5
Lo mejor: Que Tarantino esté dispuesto a reinventarse a sí mismo
Lo peor: Que su conjunto no funcione tan bien como sus partes por separado