Crítica de ‘Nación Salvaje’

Una comedia negra muy estimulante y enérgica que resulta ser una maravillosa locura.
Foto: filmaffinity.com

Sam Levinson dirige Nación Salvaje, una auténtica locura que mezcla el thriller con la comedia negra y que no sabrás cómo describirla. Para ello, su director se centra en cuatro adolescentes de los suburbios que, de manera inmediata, pasan a ser el centro de atención después de que su información personal haya sido filtrada por un hacker anónimo.

Siete años después de que se estrenara la loca Spring Breakers, ahora nos llega Nación Salvaje, que bien podría ser su secuela al adaptar su filosofía a la era digital con tintes de Black Mirror. Es muy entretenida y visualmente poderosa. Es un producto que tiene todas las papeletas para pasar desapercibido, pero no debería ser así, porque tiene una energía tan potente y mágica que hará que no puedas despegar los ojos de la pantalla.

Sin embargo, también es cierto que Nación Salvaje es desigual. Mientras que su primera hora es tremendamente estimulante, su final es excesivo y no tiene ni la energía ni la originalidad del primer tramo de la película. Pese a eso, consigue ser enérgicamente vistosa y muy divertida, siendo un regreso a las comedias negras adolescentes del pasado pero con un toque muy millenial.

Valoración: 3,5/5

Lo mejor: La locura que desprende

Lo peor: Su segunda parte no está al mismo nivel de la primera

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