En 2014, Chad Stahelski debutó en el mundo del largometraje con John Wick (Otro día para matar), convirtiéndose en una joya del cine de acción. En 2017 llegó una secuela que superaba incluso a la primera entrega, con un Keanu Reeves como nunca habíamos visto. Ahora, su tercera parte no se queda atrás, demostrando ser una de las sagas más potentes de los últimos años.
En esta entrega, el gangster Santino D’Antonio encarga al sicario John Wick asesinar a su hermana, la que se encuentra a la cabeza de una mafia. El protagonista cumple con la tarea que se le ha encomendado, pero esto despierta un inesperado odio en Santino, que no acepta la muerte de su hermana a pesar de que la deseaba con todas sus fuerzas. De ese modo, John Wick comienza a ser perseguido por todas las mafias que simpatizan con el italiano.
John Wick: Capítulo 3- Parabellum ahonda en el desprecio a toda voluntad realista y refuerza un cierto espíritu ‘slapstick’ en el sustrato cómico de muchas situaciones. Cuenta con una descarada estética de cómic ultraviolento, un impresionante diseño de producción, apabullantes efectos visuales y un muy agradable humor negrísimo.
Si bien es cierto que es menos redonda que la entrega anterior puesto que el factor sorpresa ya se ha agotado y se agradecería más concisión, Reeves regala su mejor versión con un John Wick que canaliza su ira sobre las injusticias de la vida a través de una interpretación intensamente concentrada.
Valoración: 3,5/5
Lo mejor: Que no tenga miedo a ser explícita
Lo peor: Que se parece en algunos aspectos a las dos entregas anteriores
