Crítica de ‘Sicario: El Día del Soldado’

Por Alberto Sánchez

Debutar en un largometraje siempre es difícil. Sobre todo si es un proyecto grande, con un presupuesto alto y distribuida por compañías grandes como Sony, que por cierto, ya sabe de esto.

Pasó con Marc Webb, el director de la maravillosa 500 days of summer (2009), que más adelante ficharía con Sony para dirigir The Amazing Spiderman (2012) una película que decepcionó a los fans del trepamuros. Webb debutó con un film precioso y que se convirtió en un clásico instantáneo, y luego tropezó con este proyecto, comercial y enorme. Y le superó.

En el caso de Sicario: El Día del Soldado,  en este caso Steffano Sollima, director de esta película, lo hace con solvencia. Bien es cierto que el realizador italiano tiene más experiencia en grandes proyectos, ha dirigido Suburra (2016) y la serie Gomorra (2016)

La presión es altísima, pues Sollima tiene que dirigir esta secuela de Sicario: Tierra de Nadie, dirigida por Denis Villeneuve, uno de los mejores directores de la actualidad, y cuya fotografía corría a cargo de Roger Deakins  por la que ganó un Óscar, y uno de los mejores directores de fotografía de las últimas décadas.

La película, como he dicho antes, cumple con solvencia. La dirección de Sollima sigue la estela de Villeneuve, planos cerrados, cámara fija, y planos largos en detrimento de cortes rápidos. Esto, junto con la fotografía de Dariusz Wolsky, que también sigue la estela de Deakins, utilizando la luz natural, consiguen crear una atmósfera que te introduce en el mundo de estos personajes. Además, han tenido el honor de dirigir una de las escenas más crudas que recuerdo. Un atentado suicida en un centro comercial que da pistoletazo de salida para que comience la película.

Josh Brolin interpreta a un soldado americano que deberá, junto con la ayuda de Benicio del Toro, desestabilizar a los carteles que han ayudado a pasar la frontera a los terroristas. El guion es algo irregular, comienza de manera frenética, casi como si fuese el de un videojuego, pero a lo largo del segundo acto se queda algo estancado y ya no consigue arrancar.

Lo mejor: La escena del atentado y las secuencias de acción.

Lo peor: Una película que podría haber hablado sobre temas tabú en la actualidad pero se queda en los clichés del género.

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