Istmo de Dano. Descomunal, ambicioso y retorcido

»Mi nombre 10 veces en el top 10». Boom bap. Bombo y caja. Con eso crecimos, escuchando Nas, EPMD, A Tribe Called Quest volviendo a casa de madrugada en la última fila del autobús nocturno, mientras la ciudad brillaba ahí afuera, lejanísima, intangible. Descifrando códigos, soñando con ritmos de J Dilla, escarbando en los vinilos para reconocer los samples. Líricas asesinas en los tímpanos, como una revelación o un mantra. Dano nos ha hecho volver a recuperar la fe. Otra vez. Y lo ha hecho desde donde siempre se hace: la pureza.

Hacía tiempo que no sabíamos nada de él. Hacía tiempo que no sabíamos nada de uno de los hombres que ha cambiado el juego en nuestro país para siempre. Le podíamos ver produciendo discos para Cruz Cafuné o Naty Peluso. Pero ¿para qué vamos a mentir? Le echábamos de menos. Necesitábamos volver a escucharle sobre un beat. Por fin ha vuelto.

Su nuevo trabajo se llama Istmo y es descomunal, ambicioso, profundamente retorcido. Unos ritmos relucientes, llenos de texturas y matices, y unos textos que nos hacen volver a amar esto del rap, si es que alguna vez habíamos dejado de hacerlo. Istmo es la madurez, la sabiduría adquirida en todos estos años vomitada en forma de canciones. Y qué canciones.

Cuando uno escucha Istmo, una sensación ya conocida le recorre todo el esqueleto. Esa sensación es la misma que sentimos, una y otra vez, al escuchar a los clásicos. Dentro de décadas se hablará de Dano como nosotros hablamos de aquellos yankees que nos cambiaron la vida. Es el sensei del hip-hop hispanohablante. 

Antes citaba la palabra pureza. No hay palabra mejor para describir este trabajo: un MC en la cima de sus facultades creativas (no solo musicales, fliparéis viendo la peli/documental que acompaña parte el trabajo), rapeando desde lo más profundo, él solo contra el micro y los ritmos, con una seguridad inquebrantable, con las entrañas saliéndose por la boca en cada barra escupida, con veteranía y clase.

Istmo es todo lo que los seguidores de Dano esperábamos. Pero también es mucho más. Es lo que necesitábamos, alguien ayudándonos a recuperar la fe, consolidándose como una de las figuras más icónicas y representativas del rap hispano. Un referente incuestionable. Istmo es paraguas abriéndose en plena tormenta, la cascada de la que bebe el sediento. Istmo es, desde ya, un clásico para la posteridad.

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