El ansiado regreso de “La hora musa” se hizo, por fin, realidad anoche. Si estás ahora mismo en un momento de relax o sin saber qué hacer para entretenerte, este es un buen momento para poner el primer programa mientras cenas, por ejemplo.
El espacio de Maika Makovski, con tan solo una temporada, se convirtió pronto en un referente de la música en televisión, más que nada, porque es el único que hay en la actualidad. Anoche consiguió reunir a un cuarto de millón, según las audiencias (250.000 espectadores aproximadamente) y eso tiene su mérito, ante la competencia de los programas fuertes como GH VIP o los «musicales»…
Porque esos programas como “La Voz Kids”, “O.T.” o “Got Talent” no son realmente programas musicales, ya que los que priman ahí son los protagonistas, sus reacciones, sus alegrías, sus llantos, sus piques, sus romances… y, por supuesto, si consiguen pasar o no a las finales. En definitiva, ahí lo que prima es todo menos la música en sí, al contrario de lo que ocurre aquí.
“La hora musa” busca continuamente reinventarse. Y por eso,en esta segunda temporada, el programa de Maika Makovski llegó con novedades, que, evidentemente, han supuesto suprimir algunas cosas de la temporada anterior. En esta ocasión no tendremos a Víctor Clares cada semana con sus secciones sobre un aspecto determinado de la música. En su lugar, tenemos otra sección similar que comenzó con una pequeña entrevista a los míticos Juanes. “La camisa negra” es ya un clásico que mola, pero lo que más me gustó del programa es ver cómo el grupo colombiano versionaba en un festival “Seek and Destroy”, una canción que pertenece a los orígenes de Metallica.
En esta ocasión, el programa no comienza tampoco con rótulos a modo de revista sobre lo que nos tienen preparado en cada edición. Tampoco tenemos la terracita donde actuaban algunos artistas, a la que ya le teníamos cariño. Pero lo compensan una nueva sección, “La fábrica”, con el objetivo de dar a conocer a aquellos grupos o artistas que han empezado recientemente. Tuvieron el honor de estrenarse Carolina Duarte, un grupo madrileño con notables influencias de la movida madrileña, que recomendaron a todos aquellos que estén haciendo sus pinitos hacer música por placer, sin demasiadas presiones. Y es que esto último puede llevar a piques en las bandas y, por tanto, a tensión y malos rollos. Es el caso de bandas como la mítica Deep Purple, en la que el guitarrista Ritchie Blackmore y el vocalista Ian Gillan no pudieron llevarse tan bien como hubieran querido.
En el plató, por su parte, la cantante francesa Zaz tuvo el honor de abrir la segunda temporada de “La hora musa” con “Qué vendrá” y más tarde con “Demain c’est toi”. Cabe destacar que el programa regresa acompañado de público, que supone un elemento muy importante en el plató, junto con el nuevo decorado. La artista explicó a Maika Makovski que en su infancia adoptó muy bien la cultura española (de hecho, cantó en español “El patio de mi casa”, sin llegar más lejos), e hizo algunas reflexiones con la cantante sobre algunos aspectos necesarios de cambiar en la actualidad, como lo son el sistema educativo por ejemplo, del que ella no se siente muy conforme ahora mismo…
Lo que ocurre es que el estilo de esta artista, por ejemplo, no me terminó de enganchar. Son ocasiones ante las que nos podemos encontrar en “La hora musa”, como cuando vino Toteking el año pasado y a mis padres se les quedó una cara de no saber quién era este muchacho. Pero es que “La hora musa” es un programa musical, que trata de dar cobertura a todos los géneros y artistas posibles. No es nuestra lista de Spotify ni de Youtube. Su objetivo, de este modo, es el de ofrecernos un formato atractivo, dinámico, que no nos aburra y que consiga mantenernos enganchados. Y lo cierto es que lo consigue, aunque es verdad que tienen que traer a algunos artistas relevantes para mantener encendida la chispa del programa. En esta ocasión, otro de los invitados fue el mismísimo Kiko Veneno.
El artista fue, para servidor, aparte de lo anteriormente mencionado de Juanes, lo mejor del regreso de “La hora musa”. El tema “Sombrero roto” lo parte, así de claro. Y es que la magia del sintetizador es única. Considero que es poco relevante la época. Aunque tuviera su popularidad en los 80, este instrumento puede deleitarnos igual en los días de hoy, aunque, por desgracia, haya otros ruidos que, por ser simplemente modernos, hagan pensar a mucha gente que es mejor que eso.
El segundo tema de Kiko Veneno fue “Echo de menos”, un éxito del artista del año 1992. Y, al escucharlo, no puede uno evitar acordarse del mítico “Torrente”, que él interpretó. Las bases de la canción y los acordes de la letra hacen entender a uno que era la esencia del artista durante aquellos años. Y en la canción que suena durante los créditos finales de la primera película del policía (de la que precisamente hice mi crítica aquí el pasado viernes) están estas bases casi intactas. Muy divertido de escuchar, por cierto.
El artista nos hizo disfrutar los últimos minutos del programa charlando con Makovski, a la que mostró el libro que forma parte de su nuevo CD, “Sombrero roto”, publicado hace unos meses, en el que aparecen, además, varias ilustraciones atractivas. Y el veterano artista, entre otras cosas, instó a los jóvenes a probar con las diferentes variedades musicales, ya que es lo que él mismo hizo en este álbum: reinventarse.
A pesar de que los artistas de este primer programa no resultasen quizás demasiado atractivos, no hay que desesperarse, ya que aún queda Hora Musa para rato (por lo menos, hasta las navidades). Por eso, Maika Makovski y su cuadrilla nos tendrán preparadas sin duda alguna que otra sorpresa digna de esperar. De momento, en la web del programa están disponibles, como siempre, contenidos adicionales de aquellas canciones que se grabaron pero que no se llegaron a incluir en la emisión de anoche. Todo ello para matar el gusanillo hasta el próximo martes.