El viento azota parajes de horror

Temporada de huracanes nos ofrece una historia llena de miseria y sordidez simplemente perfecta.

Se avecina una tormenta. Estamos en México, en un espacio temporal que podría ser el actual. Es el mes de mayo y en un pueblo hay un asesinato. Una mujer aparece muerta en un canal de riego. En el pueblo la apodan la Bruja, concretamente la Bruja Chica, porque su madre también fue bruja, pero desde que murió solo la llaman Bruja.

Temporada de huracanes (Literatura Random House, 2019), de Fernanda Melchor, parece un thriller, pero no, esto no es un thriller —¡y menos mal!—, sino una novela fortísima en todos los sentidos. Una chica llamada Yesenia ha visto a dos jóvenes salir de la casa de la Bruja con una persona en brazos que podría ser ella, subirla a una furgoneta conducida por un tercero y huir en ella. Uno de los chicos a los que ha visto Yesenia es, sin ninguna duda, su primo Maurilio.

Así, esta historia nos irá desgranando en cada capítulo las vidas, infancias, experiencias y sentimientos de los protagonistas del asesinato. Ya se conoce la víctima y los asesinos. Así que el jugo de la novela no es tanto el misterio, que también, sino deleitarse con la narración que hace esta joven autora mexicana de las vidas de los tres implicados, sus consecuencias y el móvil del asesinato.

Al mismo tiempo, el narrador nos dibuja un retrato del lugar plagado de miserias. A la Bruja le tenían miedo y respeto, tenía mala fama y había una leyenda que decía que albergaba en su casa un tesoro valiosísimo, aunque ella vistiera con harapos y viviera en una casa deplorable. La narración hace que el lector se encoja y tema al personaje, que luego no resulta tan maligno, porque la historia no deriva donde creíamos.

Cubierta de ‘Temporada de Huracanes’. Fotografía de Me Gusta Leer

La autora no crea un halo de terror en torno a la bruja. Qué va, no es una historia con miedo, terror ni horror. Es una historia de miseria y sordidez que, por momentos, da arcadas debido al hedor y la podredumbre tanto física como moral que emana. Y eso Fernanda Melchor lo hace, simplemente, perfecto.

Los tres implicados son Maurilio, apodado Luis Miguel por el parecido que tiene con el cantante en la voz; Munra, el conductor de la furgoneta, y Brando. Se narran las vidas de los tres. Por ejemplo, Maurilio fue abandonado por sus padres y lo crio su abuela junto a sus primas. Empezó a drogarse desde joven y se convirtió en un caso perdido. Todas ellas son vidas intrincadas de alambres y espinas que se encuentran.

En torno a ellas, múltiples temas: abuso sexual, ideas de suicidio, abortos, miseria, miedo, prostitución, drogas, borracheras, sordidez, homosexualidad, crítica religiosa, maternidad, crítica a la corrupción, a la violencia policial y a la situación inmunda de aquellas cárceles.

La narración no tiene ni un punto y aparte. Sin embargo, es tan perfecta que supera todos los pormenores negativos. Pese a no haber ni un punto y aparte, la autora enlaza la narración de tal modo que no resulta nada pesada, sino muy atractiva, aunque cuesta coger oxígeno. El lector devora las palabras y quiere seguir leyendo y saber más.

Al final el lector establece una relación con los personajes, empatiza con ellos y crea sus propios sentimientos en torno a ellos. Por ejemplo, yo sentí una emoción neutra de misterio hacia la Bruja, lástima e impotencia por Yesenia, pena por Norma. Al principio también sentí pena y admiración por la abuela de Maurilio, pero finalmente sentí un odio iracundo hacia ella por su cerrazón a ver la actitud dañina de su nieto, pese al amor de abuela que pueda argumentar.

Con un lenguaje coloquial y, en muchos momentos, vulgar, esta novela adopta la magnitud de una historia grandiosa donde la presencia de numerosos insultos y frases malsonantes, lejos de resultar ordinarios, dan un ritmo y una calidad extremas. La autora construye muy bien la historia, atando todos los flecos y sin que se le escape nada. Con coherencia y dibujando a unos personajes muy bien formados. Podríamos decir que, exceptuando a la Bruja, que es la asesinada, Maurilio es el personaje más destacable de esta novela coral. Es un libro de digestión lenta que requiere un estómago fuerte, una obra de imaginería colosal y deslumbrante.

Según se nos dice al principio, este libro está basado en un cuento popular. En esta novela pasan demasiadas cosas, imposible nombrarlas todas, se me escapan mil detalles, y no es para menos. Es una novela completísima, llena de matices. Esta es, quizás, la novela más sórdida que he leído en mucho tiempo. Es indescriptible todo lo demás que ocurre en estas páginas, hay que leerlo para entenderlo todo. La narración y la historia forman un tándem que, gracias a la pluma de Melchor, se convierte en una historia triste, pero al mismo tiempo bellísima que el lector tiene la suerte de poder disfrutar. Vaya historia…

Como aspectos negativos, he de decir que el diseño de cubierta podría ser mejor, porque apenas atrae ni resuelve nada. El título, sin embargo, sí es sugerente y tiene relación con un elemento de la historia.

Autora de otros libros como Aquí no es Miami o Falsa liebre, Fernanda Melchor ha entrado de lleno con esta novela en el panorama literario en español. Se ha convertido en uno de mis libros favoritos y me atrevería a decir que, si sigue escribiendo así, nadie la descarte para el Nobel dentro de algunos lustros.


Fotografía de portada extraída de eldiario.es

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