En Emily en París podemos ver a una joven estadounidense que se muda a París de un día para otro para ocupar un puesto de trabajo que en un principio no le correspondía. Sin saber nada de francés se lanza a la aventura dejando atrás a su pareja, sus amigos y su ciudad. Una vez en Francia, debe hacer frente a una jefa y a unos compañeros de trabajo que no aceptan de buena gana sus ideas “estadounidenses”.
Darren Star, creador de esta serie y artífice de otras tan conocidas como Sexo en Nueva York, crea en Emily un personaje muy optimista y luchador. Sin embargo, representa la ciudad de París bajo lo que ellos consideran el punto de vista del estadounidense medio, por lo que os podréis imaginar la cantidad de clichés y estereotipos que se presentan en la serie.
Aunque se hace evidente que los tópicos sobre los franceses se presentan sin maldad, simplemente para crear algo cómico, es innegable que están ahí. Si atendemos a los clichés que hay en la serie; los franceses no madrugan, no se preocupan demasiado por su trabajo, les gusta el coqueteo, comen croissant y beben champagne.
Pero también hay estereotipos para los estadounidenses (aunque muchos menos), y es que se presentan como personas que sobrevaloran sus costumbres y que en cierto modo no respetan la cultura de los demás.
Emily en Paris tiene cosas buenas y cosas malas. Por un lado, se tratan algunos temas actuales muy necesarios, como puede ser el sexismo en la publicidad. Pero, por otra parte, no se introduce ningún elemento sorpresa o fuera de lo común, por lo que la historia se hace muy previsible.
La primera temporada, que cuenta con diez capítulos de poco más de veinte minutos, se puede ver del tirón, como diríamos coloquialmente, no solo por su corta duración, sino también porque se introducen elementos dramáticos, románticos y cómicos que la hacen entretenida. Sin embargo, ello no compensa los fallos que a mi parecer presenta la historia. La distinción que hace entre las personas por ser de un lugar u otro, por muy en broma que sea, me parece un recurso muy primitivo que carece de gracia y que la convierte en una serie muy básica.