En Madrid no se ve el horizonte

'Aristóteles' es una novela con un lenguaje honesto lleno de humor que habla sobre el amor, el desamor, las contradicciones de los sentimientos y la propia vida.
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Aristóteles (Blackie Books, 2023) comienza citando el titular de una noticia donde se presentan varias fotografías de perros que son idénticos a sus dueños. Tras leer el libro, yo quiero comenzar la reseña diciendo que Aristóteles, el protagonista de la novela homónima, es idéntico a muchos chicos de mi generación. Este tiene veintiún años, algo parecido a un novio, amigas que le quieren…, pero se siente insatisfecho y desea otras personas, otras oportunidades. Cuando conoce a Olivier, su mundo desmorona y ve que su estabilidad solo era un espejismo y que dentro de él hay un hambre que nunca podrá saciar.

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Esta novela de Carlos Herrero (Moratalaz, 1996), nieto de Carmen Laforet, por cierto, no tiene nada que ver con el filósofo heleno, pese al título, y es una sátira divertida y lgtb que cuenta las idas y venidas, las miserias y las tragedias, de un joven durante un verano en Madrid, como la canción de Jordana B. En las primeras páginas, Aristóteles agoniza en una clase soporífera porque prefiere ver su ordenador que el PowerPoint del profesor. Desde el inicio se maldice por estar saltándose las clases de la universidad, no es feliz porque es perezoso y prefiere quedarse en la cama haciéndose cosquillas y leyendo bulos de internet.

El protagonista reconoce que padece «una constante desgana anticipatoria» ante los planes con su ¿novio?, y una amiga le dice que puede que tenga depresión. Él afirma que el amor verdadero es reconocer la individualidad de una persona y que sus detalles te parezcan únicos. El amor, continúa, es tristísimo y no hay ni canciones ni películas que no giren en torno al tema. Sin embargo, las redes sociales le relajan porque, según dice, siempre hay algo nuevo, entretenido y digno de criticar, mientras que la vida real va más lenta.

Él es un personaje irreverente, pero perezoso, por lo que tiene madera para haber sido un héroe pero se termina convirtiendo en un joven flâneur del Madrid contemporáneo. Rechaza el buenismo y Mr. Wonderful y está en contra de la vida sana, pues le parece propio de personas vacías que no se divierten. Piensa que su vida es una broma mala y por eso cuenta lo que le ocurre aunando tragedia e ironía. Está cansado de tomar decisiones todo el rato y que esas decisiones tengan consecuencias, pues en la vida del ser humano no se permiten el descanso, el disfrute y la relajación. Como si «la culpabilidad de tener sentimientos y el placer de sentirlos» no fuera suficiente.

El protagonista pasea por la ciudad y se cansa de estar solo porque dice que si hablas en alto te puedes callar, pero si te hablas en silencio a ti mismo no te callas nunca. La conversación que mantiene consigo muchas veces es a raíz del pensamiento de estar desaprovechando la vida y cómo el paso del tiempo roe su camino. Además, piensa que el pasado siempre da vergüenza. Al final, reconoce que no está tan mal aunque viva en la incertidumbre, que es imposible responder todas las preguntas y que por eso mucha gente busca consuelo en la religión o la filosofía.

Aristóteles es una novela con un lenguaje honesto lleno de humor que habla sobre el amor, el desamor, las contradicciones de los sentimientos y la propia vida. También trata sobre la dificultad de las relaciones, incluso la de uno consigo mismo, y presenta situaciones en las que los personajes buscan validación y atención externas y la insatisfacción. El vínculo más fuerte que se construye con alguien, según el protagonista, es la costumbre, y debe combatirse. A lo mejor por eso muchos perros terminan siendo idénticos a sus dueños, o viceversa.

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