Dan Millson desprende rebeldía y seguridad personal. El cantante atiende a ‘Nostromo Magazine’ en las salas de ensayo Pandora’s Vox (Atocha, Madrid), días antes de tocar en la Sala El Sol.
Hablemos en clave actual. Miércoles, 10 de abril, concierto en la Sala El Sol (Madrid). ¿Qué tal?
Llevo unas semanas con muchos ensayos y mucha promoción. Estamos agotados. Sin embargo, también te digo, soy feliz. Es la vida que he elegido llevar. Me encanta. Personalmente, estoy viviendo lo que quise desde pequeño. Tengo muchas ganas de que llegue este concierto. Siento que supone un antes y un después en mi carrera. Tocar delante de 400 personas, o las que sean, de la manera que lo estamos preparando, trae consigo muchas emociones y nervios.
Ha habido un antes y un después en las cifras digitales de Dan Millson…
Sí, he notado un antes y un después. Hemos invertido mucho trabajo y tiempo en llegar a más gente. Si lo medimos a través de las plataformas digitales, se nota una subida muy grande de oyentes. Si no me equivoco, ‘Shine a Light’, que vio la luz hace un año exactamente, tiene más de 20.000 reproducciones. Sin embargo, las nuevas tienen 130.000. Hay un claro punto de inflexión. Noto que tengo más seguimiento. Te cuento una anécdota: el otro día me comentó una profesora de canto con la que trabajo que mencionó mi nombre delante de otras dos alumnas y que me conocían. ¡Joe! Eso es maravilloso. Me gusta mucho más eso que lo que puedan decir los números de las plataformas digitales. Eso me anima más a seguir que las cifras, aunque también están muy bien.
¿La Sala El Sol dicta sentencia?
Madrid es mi casa pero yo no soy de aquí. Soy de Benidorm. Mis conocidos aquí son personas de la industria musical que no cuentan como personas que vayan a ir al concierto porque tendrán cosas que hacer u otros sitios donde tocar. El 10 de abril es un gran examen. Es como desnudarme ante el público. Servirá para analizar la situación de este proyecto.
¿Qué buscas transmitir con tu música?
Cada canción es un mundo. Sin embargo, hay temas que se unen en un mundo en común. Por ejemplo, ‘Palm Tree’ y ‘I Miss You My Friend’ son dos canciones que vienen de la misma época sentimental. Mi música, aunque pueda sonar típico, es, en cierta medida, una autoayuda. Es una forma de expresarme. Me expreso mejor cantando que hablando. ‘Lost Track Of Time’, una de las últimas que han salido, trata sobre una época en la que no me encontraba y saqué ciertas emociones de las que no estoy contento. De ahí nace este tema. ‘Queen Without a Crown’ es totalmente lo contrario. Me encontraba muy bien, me quería a mí mismo y me sentía bien queriendo a los demás. Me repito, cada canción es un mundo. Todo tiene que ver con experiencias propias. ¿Qué todas tienen que ver con un mensaje final? Ahora no lo sé. A lo mejor, dentro de un año, te digo que sí, pero será sin darme cuenta.
“Desnudarse” ante la gente tiene una serie de consecuencias…
En la industria en la que estamos, al final mucho se basa en subirse a un escenario y que nos juzgue la gente. Por suerte, suelen ser aplausos. Pero, incluso siendo aplausos, la gente te está juzgando. De hecho, cuantas veces pasa que juzgamos más a los artistas que más nos gustan. De hecho, si voy a ver el concierto de un artista que me encanta, le voy a juzgar más, porque le pongo el listón más alto.
Yo pienso que, si a alguien no le gusta mi música, lo que tiene que hacer es no venir al siguiente concierto. No hago música para las masas; lo hago porque me gusta a mí. Obviamente, si gusta a los demás, maravilloso. Qué mejor premio hay que compartir un mensaje y unas canciones con la gente que de verdad las valora.
Si no consigo llenar Wembley algún día, no voy a llorar.
En dos años, el tiempo que llevas con este proyecto, pasan muchas cosas. ¿Qué queda del Dan Millson de 2017?
Queda todo. He trabajado con diferentes equipos a lo largo de estos años. También con diferentes editoriales y mánagers. Tengo muy claro que lo que quiero es estar tocando y componiendo siempre.
Lo que ha cambiado es la gente que me rodea. Creo que todos los cambios son para bien. Queda el Dan Millson de 2017, por supuesto. Se nota cuando toco las canciones de esos años. Sigo pensando como pensaba musicalmente.
Ahora tengo muchas más ganas de avanzar y probar. En aquel momento buscaba publicar mi música lo antes posible para poder compartirla con la gente. Ahora quiero lo mismo, pero tengo menos miedo de abrirme en los temas. Si estoy cansado, saldrá un tema. Si estoy contento, saldrá otro.
Siempre he sido muy ambicioso. Llevo tocando música desde que tengo catorce años. Quien me conoce desde los once sabe que lo que quiero es crecer. Que ha habido varios proyectos en pie, sí. Que ahora lo que quiero es potenciar el que tengo a nivel personal y profesional, también.
Todos necesitamos apoyos. Llevas tocando desde edades muy decisivas como los catorce años. ¿Quiénes son los tuyos?
Mis padres me han apoyado siempre. A mi hermano, que es batería, y a mí nos han apoyado siempre. Obviamente, por la dureza de una carrera como la musical, siempre han querido que estemos abiertos a otras cosas. La cultura es muy jodida y todos los padres y madres lo saben. Mis padres me compraron mi primera guitarra y mi primer amplificador. Después, con los años, me he dado cuenta de que he tenido la suerte de trabajar con personas que me han hecho más grande. Siempre me dijeron las cosas a la cara. Eso es muy importante. El primero fue Jacob, un murciano, que nos ayudó mucho con la banda que teníamos antes. Después pasó gente. La primera persona que me ayudó aquí en Madrid fue Hada Tranche. Cuando me lo empecé a tomar más en serio, ‘Zip Zap Producciones ‘ me ayudó bastante. Partí este viaje individual con ellos. Ahora trabajo con Grace Puluczek, de ‘3Notes Management’. Con ella he notado un subidón increíble en este proyecto. Llenamos la Sala Sirocco y ahora queremos llenar la Sol. Vamos a ir a Italia, Inglaterra, Suecia. Lo más seguro es que pasemos por Estados Unidos.
Ha habido mucha gente que me ha apoyado. Con algunos ha terminado muy bien la cosa, con otros no tan bien, pero nunca mal. Creo que la gente me conoce y sabe que tengo muy claro lo que quiero.
¿Alguna vez se te ha pasado por la cabeza lo que trae consigo ser famoso?
Claro. De pequeño pensaba mucho en ser famoso. Me encantaba ver a Fredy Mercury de ‘QUEEN’, a Angus Young de ‘ACDC’ o a Nirvana. Como chaval sí que dije “quiero ser famoso”. De adulto, tengo claro que si me llega, me llega. Creo que soy una persona que no aguantaría bien la fama. Podría conmigo. Puedo asegurarlo ahora que me conozco más.
Pero, ¿qué es el éxito? Mi éxito sería poder vivir de mi música. A día de hoy, vivo en el mundo de la música, pero no de mis canciones. Vivir de mis propias composiciones es mi sueño. ¿Me gustaría llenar Wembley? Por supuesto. ¿Me gustaría tener la fama de artistas como Michael Jackson? ¡Buf! No creo. No me gustaría tener que quedarme en casa sin poder darme un paseo.
¿Quizá es mejor que la fama llegue pronto para ir haciéndose a ella?
¡Uf! No lo sé. Pienso justo lo contrario. Creo que, si me hubiera llegado la fama a los 18 años, se me hubiera subido a la cabeza. Hubiera sido un capullo. En aquel entonces quería comerme el mundo de una manera poco madura. Sanamente, creo que es mejor ir poco a poco. La gente que sale de ‘Operación Triunfo’, por ejemplo, es un claro ejemplo de cómo puede llegar la fama de forma repentina. Un domingo no eres nadie y el lunes, al entrar en la academia, tienes cientos de miles de seguidores que opinan sobre ti. ¡Puf! Yo de eso tendría miedo. Sólo si es poco a poco podría gestionarlo.
Si yo me hubiera metido en Operación Triunfo con 18 años, no sé muy bien como hubiera gestionado esa situación. Muchos de ellos no han hecho un concierto en su vida y la primera vez que se suben al escenario es con un equipo enorme detrás, decenas de miles de personas esperando su actuación. No me meto con ellos para nada. Hay que tener coraje para meterse, eh. Han tenido muchísima suerte. A mí me recomendaron muchísimo meterme en programas del estilo. Respondí rotundamente que no. Ahora bien, nunca digas “nunca”. Creo que estos programas alteran mucho cómo ve la gente la industria musical.
Pero, ¿qué es la suerte? ¿Un elemento necesario en la receta del éxito? ¿O llega todo por trabajo?
La cosa no es hacer muy buena música, sino todo lo que va después de componer. Uno puede encerrarse cuarenta horas semanales en un local de ensayo. Ahora bien, si no muestras tu música a la gente, no estás dispuesto a sacrificar tu tiempo para promocionarte… la suerte va a ser más complicado que llegue. Todo es las ganas que le pongas. Hay que currar mucho. Llevo currando desde los 14 años y he tenido experiencias de todos los colores. Eso es lo que te curte. Vengo de familia obrera y he aprendido eso de mis padres. Nadie regala nada. Lo tengo muy comprobado.
¿Qué mensaje darías a quién esté leyendo esta entrevista?
Haz lo que quieras. Puede sonar muy ‘hippie’, pero es así. Aprende a decir que no, que es fundamental. No hagas las cosas porque tengas que hacerlas o porque vayas a ayudar a alguien por hacerlo siempre. Se un poco más egoísta en esta vida. No te metas a estudiar una carrera si no te gusta. Aunque los profesores te digan que no vales para la música, no te comas la cabeza. Si te dicen que no hagas arte, hazla. Es muy fácil autoengañarse pensando que uno es feliz. La vida son decisiones, por eso es tan importante saber decir que no.
Así sonó Dan Millson en los conciertos acústicos de ‘A LA CONTRA’: