Durante la cuarentena y, con el cierre de los cines, hemos tenido que recurrir a los contenidos que nos han brindado las grandes plataformas y, por suerte para los espectadores, muchos de ellos han tenido una gran calidad. Un claro ejemplo es Hogar, filme que podría parecer el típico de la sobremesa de Antena 3, pero que demuestra ser mucho más que eso.
Protagonizada por Javier Gutiérrez y un cada vez mejor Mario Casas, Hogar cuenta la historia de Javier Muñoz, un ejecutivo publicitario de éxito pero, tras un año en el paro, él y su familia se ven obligados a dejar un piso que ya no se pueden permitir. Un día, descubre que aún conserva un juego de llaves de su antigua casa y empieza a espiar a la joven pareja que ahora vive allí. Poco a poco, empezará a infiltrarse en la vida de los nuevos propietarios, decidido a intentar recuperar la vida que ha perdido, a costa de quien sea.
Álex y David Pastor (Infectados, Los últimos días), dirigen este relato con interesantes apuntes sociales. Dejando a un lado algunos tópicos y trucos fáciles, Hogar sirve como una brillante descripción en modo thriller de esa persona mala que sigue siempre ahí. Un thriller con elementos psicológicos muy bien llevados que sirve para analizar mejor a fondo muchos de los problemas que acechan a las sociedades actuales.
El trabajo de dirección es uno de los puentes fuertes de la cinta, que se construye entre los diálogos de Javier (Javier Gutiérrez) y Tomás (Mario Casas). Sus diálogos se basan en una pelea entre quién soy y quién quiero llegar a ser, dejándose llevar por este planteamiento hasta las últimas consecuencias.
Pese a que Hogar utiliza un recurso que ya hemos visto demasiadas veces en las cintas de este género, lo bien que están desarrolladas sus tramas hacen que sea una película muy disfrutable. Además, la oscuridad de su fotografía hace que el espectador se meta de lleno en la atmósfera de la historia. La nueva producción de Netflix es un thriller dirigido con mucho pulso, actores potentes y una trama consistente que conseguirá atrapar durante sus 103 minutos de duración.
Valoración: 4/5
Lo mejor: Lo bien que que sabe mantener su tensión. El duelo interpretativo Casas-Gutiérrez
Lo peor: Que los fans del género puedan identificar rápido sus trampas