Hay quienes si se van pierden su silla, pero un rey siempre tendrá su trono. Tras un año y medio de inactividad como solista el rapero se monta sobre una instrumental de BeFranky para demostrar que ha vuelto y, de paso, dejar claras un par de cositas. Tras su necesaria desconexión presenta No soy tuyo, una declaración sobre su forma de ver la fama. “Nunca traté al fan como cliente, por eso me callé un añito y medio, no te conté lo de siempre”.
“No soy tuyo”, del público, de los fans. La empatía por parte del público es algo que desaparece de forma abrumadora con el paso de los años. Hay quienes no conciben que los artistas no son maquinas de producir contenido, el hip hop es arte y este necesita su tiempo y de la estabilidad de quien lo crea.
“Mi vida en el maletero constantemente”, giras, composición, grabación y más de lo mismo acaban por agotar a un artista que siente que dé lo que dé nunca será suficiente para un público que no se preocupa por él: “He estado en la mierda, pero solo dicen: ‘¿Kaze cuando vuelves?’”. Referencias a ofertas indecentes por parte de agencias, “no me vendí a ningún puto saco de serpientes”, y dolor en sus barras, “abrazo a mis amigos por si me voy de repente, ya que mas de una vez vi a la parca al lado señalar mi frente” marcan este trabajo.
Acompaña el trabajo lírico con uno audiovisual de la mano de Sergio “Steel” Cora, que en el inicio contrasta perfectamente el subidón del artista sobre el escenario con imágenes de él al borde del suicidio. Tomas asfixiantes al rededor del fuego, un plano lento de la moneda con la que echaba su vida a suertes y la cara del niño al que no quiere defraudar y en el que no se puede escudar más, aproximan al espectador a la ansiedad e incomprensión por la que habrá pasado.
“Cartagena en el mapa”. Orgulloso y gran representante de su tierra no se olvida de plasmar en la letra su hartazgo por sus compatriotas que le rechazan: “Cartagena ya tienes quien te la represente, pero el niñito no me quiere a mi de referente”.
El trabajo duro del rapero le ha llevado donde está, y le ha devuelto menos de lo que merece: “Siempre voy a sentir que no recogí lo suficiente”. Y qué menos puede pensar si se ha visto más de un año asfixiado por una fama corrosiva. Su talento para conectar con la gente y decir en sus rimas lo que tantos sienten y no pueden expresar se ha convertido en un arma de doble filo. Por una parte, ha podido vivir de ello y por otra, le ha llevado a quedarse callado durante mucho tiempo. El que ha necesitado. Ahora está de vuelta y si necesita más tiempo lo tendrá porque, como cualquiera, se lo merece.