Las historias que nos alumbran

A veces, la magia de los cuentos reside en contarlos en voz alta a aquellos que quieran escucharlos. El narrador de Literatura (Seix Barral, 2021) le cuenta uno a su sobrino Teo, de tres años, que está en la cama con fiebre durante el confinamiento. Pero Teo le pide que el cuento tenga unos ingredientes concretos: un monstruo, una maleta y una bruja buena y una bruja mala, entre otros.

Esta es la primera novela del guionista Daniel Remón (Madrid, 1983). En ella, crea a un narrador que se llama como él y narra fragmentos de su propia historia familiar mientras inventa otra paralela bañada en fantasía. Así, el lector viaja desde Madrid a Aragón y desde ahí a Londres o Filipinas de la mano de unos personajes y unas aventuras singulares.

Esta novela metaliteraria comienza con un matrimonio que vive en un chalé en Madrid junto a su asistenta, Evelyn, que ha visto algo sorprendente y decide huir de allí. Entonces se inicia una aventura con personajes variados y una carrera contrarreloj, una lucha entre buenos y malos donde se anhela la libertad sobre todo lo demás.

Remón mezcla la historia fantástica que cuenta a su sobrino con la realidad, con sus pensamientos del presente. A veces se sale del cuento y narra aquello que llamamos «mundo real» y que no es más que otro cuento. Hace una incisión en el ser humano para decirle al lector que la escritura, o buscar dentro de uno mismo, a veces es la única salida.

La magia de las historias reside en la voluntad de imaginarlas y contarlas. Para escribir no hace falta ir a la guerra ni perderse en la selva; puedes contar una buena historia aun sumergido en la más soporífera rutina de una gran ciudad. Los cuentos son la claridad cuando se apaga la luz, y el confinamiento ha demostrado que la lectura puede ser una buena escapatoria. Remón narra este cuento a su sobrino durante lo peor de la pandemia, y lo hace con capítulos muy cortos y un ritmo ágil y musicalidad. En la historia que relata hay miedos y huidas, y temas como la avaricia, la familia, la culpa, los recuerdos, la infancia y los cambios en la vida.

Uno de los temas más importantes es el paso del tiempo. En la historia aparece un caimán al que el narrador llama Tic-Tac, que amenaza constantemente a los protagonistas, como hace el propio tiempo. También hay otro personaje, Urko, que aparece solo en una ocasión, pero lo hace con su «reloj de gran ruido». De nuevo, el tiempo acechante. ¿Los monstruos existen? El tiempo en sí es un monstruo.

El narrador habla de sus seres más cercanos desde la perspectiva del sobrino. Por ejemplo, al hablar de sus padres, dice «tus abuelos» y al hablar de su hermano, «tu padre». Imprime la memoria familiar en la retina del niño, para que la vea con más claridad y la comprenda. La historia que se cuenta se cierra como un círculo, con un final emotivo tanto en una historia como en la otra.

El relato de Literatura, y quizás todos los relatos, nos hablan de la búsqueda de la felicidad y de a qué aspira el ser humano. ¿Qué hueco tienen en nosotros los cuentos, las historias, la ficción? Remón se anima a recordar a los que ya no están, a darles vida y aliento para que empañen las gafas del lector, porque las historias son la mejor herramienta para que funcione la memoria.

Esta novela es, en definitiva, un homenaje a los cuentos y a la infancia. Las historias sirven, por ejemplo, para superar los momentos más duros. Aunque la historia que Daniel le cuenta a Teo está impregnada de existencialismo, al final todas las piezas parecen encajar, y demuestra así que las historias nos acompañan porque nosotros mismos somos una de ellas.

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