Directamente desde Barcelona, tras una sesión de fotos en el parque de El Retiro, tuvimos la oportunidad de intercambiar unas palabras con Leonora Casacu, creadora de Ladradora, una nueva y revolucionaria agencia de talento femenino, en la cual nos mostró su perspectiva sobre la cambiante industria musical, el feminismo en la misma y sus aspiraciones de futuro.
En una industria donde la voz masculina, artistas, managers, etc. es la que impera, es una necesidad un proyecto como Ladradora. ¿Cómo surge este proyecto?
Llevo muchos años trabajando en la música, al principio desde el mundo más independiente hasta que hace unos años entré en una major (Sony Music), donde adquirí una perspectiva nueva, desde una óptica más mainstream. Hace tres/cuatro años empecé a detectar una brecha entre los trabajadores “tradicionales” de la industria (sobre todo managers, bookers o directivos) y las nuevas generaciones de artistas. Veía que ese tipo de perfiles más asentados no acababan de entender el discurso de las nuevas artistas, y que la mayoría eran hombres, con lo que su visión quedaba muy lejos de la de -por ejemplo- una chica de 18 años.
En varios estudios sobre mujeres y música se pone de manifiesto la poca cantidad de mujeres en las ramas más artísticas o técnicas de la industria, o como directivas (y ni hablar de las productoras donde solo hay un 3%), pero en cambio si que si que hay muchas mujeres en departamentos de comunicación o PR. Después de leer todos esos datos, empecé a concienciarme muchísimo sobre el papel de la mujer en la música, pero no solo desde la perspectiva de artista, sino también desde la parte de negocio. Por otro lado notaba que con los artistas con los que trabajaba tenía mucha conexión porque entendía su movida, porque estaba ahí (iba a esas fiestas, compraba esa ropa, escuchaba esas canciones etc.). Lo hacía porque era lo que me gustaba, no porque lo tuviera que hacer. Entre estas dos cosas, sumado a que tenía un conocimiento muy profundo de toda la industria y de todo ese sector más mainstream, que mucha de la gente que estaba haciendo management a este tipo de artistas no tenía, vi que había una oportunidad, no solo de negocio, sino de tratar esto que es mi pasión de una forma que yo considero correcta.
Otro de los factores clave para crear ladradora es que me siento continuamente inspirada por un montón de mujeres artistas que no encajan en una escena muy concreta. Tienen su proyecto y son reales, auténticas. Creo que es super importante ayudar a mujeres para que a la larga sean referentes de otras mujeres, y un día me dije: “Molaría hacer algo así, no solo porque creo en ello, sino porque siempre estamos hablando de maneras de cambiar un poco lo que está pasando en un mundo históricamente machista y ya toca pasar a la acción”.
¿Cómo ha sido el proceso de elegir a las artistas que de momento trabajan con ladradora? Es decir, ¿cómo han surgido esas colaboraciones?
En realidad, esto es algo que ya venía pensando cuando estaba trabajando en Sony… ya había conocido a algunas de ellas y comentado su proyecto. Con todas las chicas con las que trabajo ha habido una relación previa de tiempo, hemos estado conociéndonos, sabiendo que tenemos visiones parecidas, que entendemos los proyectos de una manera similar, etc. Entonces, cuando hemos visto que cuadrábamos, hemos tirado adelante. Al final un management, de la manera en la que yo lo entiendo, que es una manera bastante artística, tiene que tener una relación muy cercana con los artista que llevas.
Me parece interesante lo de llevar el management desde un punto de vista artístico, hacer que todo lo que rodea a la música cree una imagen poliédrica del artista. ¿Crees que hoy en día el management es una forma, también, de crear?
Sí, total. Actualmente, tal y como se consume la música, hay que cuidar todo el producto por completo. Esto es algo que intento en Ladradora, procuro que todo esté muy cuidado, no solo a nivel de sonido, sino también la imagen, la foto, la entrevista, el video… El consumo de una artista es 360 y el management que yo quiero hacer se basa en hablarlo absolutamente todo con la artista, ya que al final estamos creando el proyecto juntas.
¿Hay algún requisito para que una artista pueda trabajar con Ladradora?
En realidad no… Supongo que tener un proyecto auténtico, diferente, personal. No quiero que Ladradora tenga un sonido concreto, cada artista es diferente, es más una visión y una manera de trabajar. Las cuatro artistas que están actualmente en Ladradora tienen claro qué quieren ser y hacia dónde van. Habrá alguna que tenga un objetivo mucho más underground y otras que van a una público mucho más pop…, cada una tiene su movida. Eso sí, todos los contenidos que salen de Ladradora tienen que estar bien pensados y bien acabados.
¿Cuál ha sido la reacción, tanto del público, como de los artistas, como de la gente que trabaja en la industria, ante el nacimiento de Ladradora?
Me ha sorprendido, no esperaba tal revuelo. Cuando abrí el Instagram de Ladradora lo compartió muchísima gente de la escena. Vi ese post en todos los Instagram que seguía y fue maravilloso. A nivel de industria me ha escrito muchísima gente, muchas chicas que quieren trabajar conmigo y también he recibido varias propuestas de negocio. En general he visto que la gente lo ha percibido muy guay. La verdad, me ha hecho muchísima ilusión recibir todo este apoyo.
¿Cuáles son los objetivos a cumplir de cara al futuro más cercano? ¿Y para el más lejano?
Mi objetivo es crecer, pero de una manera controlada, para intentar que todos los contenidos estén bien. Obviamente voy a fichar a gente, pero no a diez de golpe, quiero hacer crecer el equipo de forma orgánica, de forma natural. A la larga creo que Ladradora puede ser una familia más grande, más potente, y con más gente trabajando. Ahora mismo lo llevo yo todo y duermo muy poco (risas) pero estoy feliz.
¿Ves alguna diferencia entre cómo se acepta a las mujeres en el mundo de la música en España respecto a otros países?
Creo que por históricos en cada sitio es diferente. No todos tenemos la misma historia ni cultura ni educación. Hay países que llevan trabajando más en la igualdad de género que otros y por tanto se acepta diferente. En la música, en general, la mujer ha sido tratada bastante mal. Parecía que si una mujer tenía éxito siempre era gracias a un hombre: que no componía sus canciones, que no escribía sus letras… En general no se le ha dado mucho crédito a la mujer artista.
Las nuevas generaciones están cambiando mucho esta situación y ahora hay muchísimas chicas haciendo cosas super novedosas e interesantes. Las más jóvenes han tenido referentes musicales femeninas muy talentosas que a nosotras nos costaba más encontrar. Por eso es tan importante crear una industria más igualitaria, con referentes femeninos en todos los departamentos… para que así en unos años no tengamos que tener esta conversación.
¿Crees que Ladradora puede ser un punto de encuentro donde se pueda debatir sobre el status quo de la mujer, ya no solo en la música, sino en el arte en general?
Me encantaría, la verdad. Ladradora en realidad no descarta ninguna otra forma de arte. De hecho, cuando lo lancé, me llegaron un montón de correos de chicas y me gustaría muchísimo generar debate, ampliar conversación, creo que es necesario. Hay que hablar de estas cosas.
Has trabajado con artistas como C. Tangana y Dellafuente. ¿Cómo ha sido ese proceso? ¿Qué diferencia hay entre trabajar en una major tan grande a trabajar por tu cuenta?
Cada artista tiene unas necesidades diferentes. Hay proyectos que no necesitan firmar con una major y hay otros que para dar un empujón grande sí que lo necesitan. Las multinacionales tienen muchos beneficios, entre ellos presupuestos con los que puedes hacer acciones que de otra forma no podrías. Por otro lado, hay cosas que personalmente no me molan mucho de una major, como metodologías de trabajo muy tradicionales que aún cuestan romper (que se pueden romper y las hemos roto), pero en general es un poco menos “libre”. Creo que son distintos perfiles: mi perfil es muy pasional, de hacer locuras, por eso mi elección es tener une equipo pequeño donde poder tomar decisiones más rápidas. Eso tampoco quiere decir que una artista de Ladradora no pueda fichar por una major, simplemente creo que lo que hay que tener muy claro es dónde está el proyecto, qué se quiere y qué te puede ofrecer una cosa u otra.
La industria de la música está cambiando y hay proyectos de alcance mundial que acompañados solo de una distribuidora han triunfado, por ej. Ozuna o Bad Bunny, que se han creado sus propios equipos de trabajo. No hay una norma, tanto las majors como las distribuidoras, como los artistas independientes deben encontrar aún el punto de adaptarse a todos los cambios y nuevas maneras de consumir.