Hoy se cumplen ya cuatro años desde que Marty Mc Fly y Doc Brown, junto con Jennifer y Einstein, viajaron en el DeLorean al futuro, desde el año 1985. Aquello lo recuerda uno con bastante nostalgia y feliz por haber podido vivir aquello (en la prensa y en la televisión, fue noticia), aunque también un poco asustado al ver cómo ha pasado el tiempo.
Aunque aquella fue una fecha especial, el día fue más bien uno cualquiera. Estaba en segundo de carrera y entonces tocó pasarse la tarde en la Facultad dando clases, entre otras cosas, de teatro, para aprender a hablar en público. Y luego, a la noche, un poquito de gimnasia en el paseo marítimo con un colega. Aquello fue lo más destacado del día. Eso y un artículo de Teodoro León, uno de nuestros profes, en el que, antes de hablar sobre el tema del momento sobre el PSOE y Pedro Sánchez, dedicó unas líneas a la segunda parte de la trilogía dirigida por Robert Zemeckis.
En estos cuatro años ha dado tiempo a muchas cosas. Terminé mi carrera, he conocido a gente especial y he podido aprender cada día a valorarme mejor y a irme a dormir cada noche sabiendo mucho más, aunque también hubo tiempo, por desgracia, para perder a uno de tus seres cercanos por el camino… Pero lo que a uno le asombra sobre todo, y que ha dado que pensar también durante este casi lustro, es cómo muchas cosas, que en 1988 (año del estreno) se mostraban en la película a modo de parodia, han acabado convirtiéndose en realidad 31 años después de que viera la luz la segunda parte de esta trilogía. Y es por ello que, con motivo de esta fecha tan especial, es el momento ideal para mencionar todos aquellos objetos del futuro que, sin llegar más lejos, ya están en el presente.
Es cierto que estamos un poco decepcionados al no poder disfrutar todavía de vehículos voladores que puedan circular por “aeropistas”. Y, hablando del prefijo, por supuesto, echamos en falta el “aeropatín” del que, según se informaba aquellos días, Lexus estaba trabajando en un modelo que funcionaba con hidrógeno o algo así. Pero, tras la fecha, no se sabe nada más sobre el tema. También nos gustaría poder usar hornos Black & Decker para poder hidratar pizzas que cabrían en un bolsillo, o, por ejemplo, tener cazadoras con secado automático para esos días de intensas lluvias. Pero tampoco podemos presumir aún de haberlos usado.
En cambio, sí que tenemos hoy en día una gran cantidad de cosas con las que Marty Mc Fly se topó durante su estancia en el 2015. Por un lado, tal y como parodiaron Michael J. Fox y Cristopher Lloyd en un programa el 21 de octubre del 2015, el presidente de los Estados Unidos ha acabado siendo igual poco después (aunque Biff Tannen era rico en el 1985 alternativo).
Cuando Marty está en el “Café de los 80” y enciende un videojuego de disparos (“Wild Gunman”), se le acercan dos niños (uno de ellos el que sería más adelante el intérprete de Frodo), que manifiestan asombrados que “es un juguete para recién nacidos” porque “hay que usar las manos”. Y es que la realidad virtual ya nos permite jugar a videojuegos sin tener que llevar nada a cuestas, tan solo unas gafas colocadas, como les ocurría a estos dos chavales.
Y, antes de eso, al entrar en el local, le recibe un monitor dándole la bienvenida al lugar y ofreciéndole el menú del día (pescado al horno con becha becha bechamel). Aunque aún no tenemos el placer de que nos reciba Michael Jackson ofreciéndonos la carta, en las populares franquicias de comida rápida ya podemos seleccionar y pagar nuestro menú en grandes pantallas que, por qué no, dentro de unos años podemos estar seguros de que se podrá hacer mediante nuestra voz sin tener que estar pulsando todo el rato. Y así nos podremos pelear con ella para dejarle claro que solo queremos una Pepsi (que por cierto, de la variedad “Perfect”, ni rastro aún).
El mítico tiburón en 3D que se le aparece a Marty Mc Fly en la calle era un indicio de que esta tecnología estereoscópica iba a estar en el futuro, aunque a día de hoy todavía le falta un poco para terminar de consolidarse entre nosotros. El objetivo ahora mismo es, precisamente, poder prescindir de las gafas para ver películas o imágenes en 3D, lo que le dará el empujón definitivo.
Cuando Marty consigue escapar de Griff Tannen y de su pandilla, se le acerca un señor pidiéndole una donación para reparar el reloj de la torre de Hill Valley (todavía están con eso 30 años después, ¿eh?) y tiene en sus manos un aparatito electrónico. Pagar con cualquier cosa que no sea dinero hoy en día es posible. A la clásica tarjeta de crédito se han unido el “Contactless” (que permite usarla sin teclear ninguna clave) o el teléfono móvil, y están por venir la huella dactilar y nuestra propia cara para hacer nuestras compras.
Justo cuando Marty está hablando con este hombre, ve cómo se despliega una súper pantalla holográfica, que hoy en día está en desarrollo y, además, nuestras ciudades están llenas de paneles LED que están muy cerca del invento de la película, y en los se anuncian todo tipo de cosas. Una pantalla similar, aunque sin sonido, la tenemos en Málaga, en El Corte Inglés de la Avenida de Andalucía, que, por el momento, es el panel más grande que se encuentra en esta comunidad autónoma.
También llama la atención el taxi en el que el viejo Biff persigue a Doc y a Marty para robarles el almanaque y el DeLorean. El taxímetro se puede ver que es un panel incluso más guay que el de los taxis actuales.
En la futura casa de los Mc Fly, que se encuentra en el conflictivo barrio de Hilldale, podemos encontrar cosas que hoy en día nos resultan muy, pero que muy familiares. Por un lado, la posibilidad de abrir las puertas con nuestra huella dactilar. Y la voz instalada, que hoy se puede conseguir con los sintetizadores de voz que nos ofrecen varios productos del mercado. De hecho, esos faxes que en varias habitaciones de la casa informaban a Marty de que lo despedían se pueden equiparar hoy a lo que Google Home nos puede notificar, aunque desde nuestro móvil podemos recibir las notificaciones sin más jaleo (ni desperdicio de papel tampoco).
¿Y el televisor plano gigante? Nada más cercano a la realidad hoy, si encima le añadimos las videollamadas que hace Marty Mc Fly con Needles y su furioso jefe. Evidentemente era muy pronto para augurar que sería Skype la que ofrecería este servicio, así que se lo encomendaron de mientras a la empresa de telecomunicaciones americana AT & AT. Ver 20 canales a la vez no ha sido algo que tuviera mucho futuro comercial, pero sí que se ha ido multiplicando la oferta de canales y, además, podemos ver varios contenidos en varias pantallas, como es el caso de usar a la vez el móvil, la tablet, el televisor o hasta el portátil, por ejemplo. Por si nos sirve de consuelo…
Como he mencionado antes, pedir órdenes a un ordenador central y que nos ejecute algunas tareas (como lo de bajar el frutero), es casi posible hoy en día, aunque fallaron los productores de “Regreso al Futuro II” al imaginar que íbamos a usar una especie de collar como teléfono. Tampoco me imagino, personalmente, pasar el rato libre en casa mirando un “paisavisor” puesto en la ventana. Es posible que en las cocinas sí que pueda haber en unos años una pantalla que nos indique las recetas o que nos permita controlar algunas funciones de este lugar de la casa.
En realidad, este tipo de artefactos le hacen a uno recordar más la casa de los Teletubbies que imaginar el futuro en sí. Pero resulta fantástico ver cómo los productores de la película llegaron a atinar con unas predicciones que en su momento quizás fueron pensadas para hacer reír un rato durante la película, pero que también es posible que hubieran echado mano de alguna persona experta para la labor, por qué no. Ahora podemos disfrutar el futuro en el presente. A propósito, feliz lunes.