Mad Cool: Un oasis en medio del desierto

La vuelta a sus orígenes le ha sentado pero que muy bien al popular festival, que ha aglutinado a una media de 67.000 personas por día.
Mad Cool 2023

101 artistas y grupos musicales en tres días: una oferta irrechazable.

Tras realizar su primera edición en el recinto situado en Villaverde, la organización del festival madrileño decidió mudarse de Valdebebas y volver a los aledaños del Polígono Marconi para albergar su sexta edición. Este nuevo espacio de festivales supera en capacidad (180.000 m2 aprox.) al anterior, y ofrece una serie de posibilidades que no han dejado espacio al aburrimiento.

Lil Nas X robó el protagonismo en la jornada inicial

Desde el jueves, el festival fue una declaración de intenciones. Repartidos en los ocho escenarios habilitados, los primeros que se hicieron notar, por repertorio y ‘fanbase’, fueron The Offspring. A la banda de punk rock estadounidense no le importó la intensidad con la que pegaba el sol, y a su parroquia tampoco. Y gracias a esa conexión cuajaron un show digno de cualquier festival top.

La controversia porque Machine Gun Kelly y The 1975 tocaran al mismo tiempo generó que los seguidores de ambos se tuvieran que decantar por situarse en escenario Madrid is life o en el Region of Madrid. Al final, ninguno de los dos dejó indiferente a los suyos y brindaron un concierto lleno de energía. De hecho, el polifacético artista de Cleveland, MGK, sacó a relucir hasta una versión del éxito latino ‘Danza Kuduro’.

Una discoteca silent de Tezenis, una tómbola de feria improvisada por Mahou, fotomatones, puestos de comida variados, y un mini set súper loco propuesto por Seat. ¿Tiempo para explorar todas las opciones de ocio que ofrecía el Mad Cool? ¡Para nada! Lizzo, una de las cabezas de cartel del día, se trepaba a la tarima con una de las puestas en escenas más impresionantes de todo el festi.

Un espectáculo espectacular, valga la redundancia, en el que destacó que fuera entero en directo, sin trampa ni cartón. En un momento dado, Lizzo demostró su habilidad con la flauta travesera, lo que hizo las delicias de un público entregado, e incluso llegó a firmar el estuche de una fanática.

Con las emociones a flor de piel, la marabunta se desplazó rápidamente hasta el Stage 1: Mad Cool. ¿Por qué era tantan la expectación? Porque probablemente llegaba el show más esperado del día, el de Robbie Williams. El inglés de 49 años sigue pareciendo que se ha montado en el Delorean y se mantiene con la misma energía y forma física que a principios de siglo. Una hora y media de clasicazos: ‘Angels’, ‘Feel’, ‘Candy’, ‘Let me entertain you’…

Y cuando el reloj rozaba las 1:00, los asistentes se dividieron, sobre todo, entre dos de los conciertos que cerraban el primer día: Franz Ferdinand y Lil Nas X.

El primero ofreció un viaje por toda su discografía, una experiencia sagrada para su público, que mostró su agradecimiento vibrando con cada uno de los temas.

Con respecto al segundo, no hay muchas palabras que puedan definirlo, que puedan hacerle justicia.

Muchos de los asistentes probablemente solo tenían la referencia de ‘Old Time Road’, pero el rapero de Georgia es muuuuucho más que eso. Una mezcla de energía y fuerza, un alegato en pro de la libertad, y una oda a la idea de amarse tal y como eres. No paró de bailar, junto a su elenco, en todo el show, al mismo tiempo que cantaba en riguroso directo. Más de uno, de dos, o de mil se fue de allí con la sensación de haber visto uno de las mejores actuaciones de su vida.

Sam Smith y rock, ¡mucho rock!

Al viernes llegamos un pelín tarde. Aunque todo hay que decirlo, la prensa no tenía ninguna preferencia de aparcamiento, por lo que los atascos y los más de dos kilómetros de caminata hasta el recinto no nos los quitó nadie. Sin que sirva de excusa, pudimos presenciar en primera instancia la extravagante puesta en escena de Puscifer.

Con una estética rollo ‘Men in black’ dejaron claro que no pertenecían “a una organización gubernamental secreta”, sino que solo eran “una banda de rock, que tocaba rock”. Y vaya que si lo tocan. Un poderoso acompañamiento musical, unido a una sonorización durante todo el festival que calificamos de élite, enseñaron la mejor versión del grupo californiano.

Quizás demasiado pronto, con el sol todavía pegando a máximo rendimiento, Sam Smith fue muy puntual, arrancando a las 20:05 con su archi conocido hit: ‘Stay with me’. Poco a poco fue pasando de sus temas más recatados y tranquilos, a su estilo más extrovertido e irreverente. Con multitud de cambios de estilismo, el cantautor británico deleitó a sus fans con exitazos como: ‘Dancing with a stranger’, ‘I’m not here to make friends’, o ‘Gimme’.

Con un velo que le cubría el rostro, apareció junto a sus bailarines para apuntalar su outro con el hitazo, ‘Unholy’. Un show definitivamente pulido y con mucho sentido. Una voz angelical, unida a una fuerte personalidad, que convierten el set del inglés en uno de los mejores de esta sexta edición del Mad Cool.

Agrupamos los shows de Queen of the Stone Age, Mumfors & Sons y The Black Keys en una palabra: COMUNIÓN. Las sinergias que estos tres grupos lograron con su público han sido de lo más gratificante que nos llevamos del festival. Por supuesto, no nos sorprende porque sus bases son fieles y siempre responden a la llamada de un buen espectáculo rockero de primera.

Como nota positiva del día, el descubrimiento de Jacob Collier. Que sí, que ya sabemos que es un artista polifacético con fama mundial, pero la realidad es que pocas veces habíamos escuchado su nombre en solitario. El concierto fue una experiencia sensorial, repleta de distintos ritmos: funk, soul, pop, rock, latino…Destacar a sus acompañantes, y en especial al coro, que a la misma vez bridaba apoyo instrumentístico a Collier. Buen rollo nivel Dios, y unas voces exquisitas.

No todo fue Red Hot Chilli Peppers

Ya os hemos comentado que apenas hubo tiempo para disfrutar de lo ajeno a la música en el Mad Cool, y había muchas posibilidades como para no probar algunas de ellas.

Quizás el sábado fue el día que más picó el sol a primera hora de la tarde, pero las opciones de hidratación gratuita, con muchas fuentes a disposición de los abonados, son siempre uno de los grandes aciertos de la organización.

Tras disfrutar de la propuesta electrónica moderna que presentó el artista ‘Years & Years, nos fuimos de cabeza a pasarla bien con uno de los grupos más destacados del panorama musical español, Cupido. Encabezados por el rapero Pimp Flaco, el directo de la banda es sencillamente cojonudo. La gente se agrupaba en la sombra buscando un bálsamo en sus sencillos ‘Autoestima’, ‘No sabes mentir’, o ‘Sobredosis de amor’.

Con las pilas y el cora bien cargados, nos dispusimos a jugar un buen bingo con los cracks de Mahou, que presentaron de sorpresa a Muchachito Bombo Infierno: una auténtica fiesta constante.

Después de echarnos unas canastas con la buena gente de Johnnie Walker, la peña de Tezenis nos invitó a pasar a su silent disco, en la que nos bailamos unas bachatas para llevarnos un bolsito bien apañado.

Al cruzar la esquina donde se situaba el merchandising, ahí estaba: Liam Gallagher. Como escondiéndose de los paparazzi, con gafas y capucha, el de Manchester hizo sonar los clásicos universales de su etapa en Oasis, como ‘Wonderwall’.

Una parada obligada antes de escuchar lo que traía preparado M.I.A. Una incógnita para muchos, puesto que la rapera venía en sustitución de Janelle Monae, a quien la organización le había dado la condición de ‘headliner’.

Pues bien, lo que pudimos ver de la artista de Sri Lanka fue un auténtico desastre. Un playback de manual, y un show sin demasiado sentido ni forma, al que solo salvaron las estruendosas bases…y ni eso.

El fiasco estuvo a punto de chapar al personal, que se aglutinó en masa para ver a una de las bandas más esperadas durante los tres días: Red Hot Chilli Peppers. Aunque el último día solo superó entre tres y cinco mil personas la entrada de los dos anteriores, se tornaba imposible ver a los californianos a poco menos de 100 metros.

Un solo infinito de John Frusciante abrió el set del grupo, antesala de un espectáculo algo descafeinado, hasta que Kiedis se dispuso a cantar los hits universales del grupo.

Sin embargo, en Nostromo teníamos una cita ineludible con Ava Max. Mucho ritmo discotequero, y las típicas canciones que bailabas en los finales de curso del cole. Throwbacks muy potentes y, sobre todo, un ambiente muy íntimo pero muy entregado. Show cortito, pero al pie. Otra vez los ánimos iban subiendo.

Tres días de festival te merman físicamente, y más si nos has parado de patalear en tres días para cubrirlo.

No obstante, qué mejor forma de decir adiós a otra grandísima entrega del Mad Cool que con un set de The Prodigy. Decenas de pogos se hicieron con la zona de uno de los escenarios principales del festi, para despedir tres días de buena música, ambientazo, y un rollo veraniego insuperable.

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