Durante muchos años, hemos visto una gran cantidad de psicópatas y dementes en la gran pantalla: Jack de El Resplandor, Travis Bickle de Taxi Driver, Simon Fenix de Demolition Man… La mayoría de personajes desquiciados suelen ofrecer una psique interesante y, tras ellos, una historia dramática que los ha llevado a ser actualmente carne de psiquiatra.
Maniac se mete en la piel de un psicópata con severos problemas mentales, cuyo fetiche homicida le llevará a cazar a varias mujeres bellas y cortar sus cabelleras para hacer las pelucas de su maniquíes de su peculiar tienda.
La idea es buena, al igual que también lo es que gran parte del filme está grabado en primera persona desde la perspectiva del asesino, para meternos en la piel de una persona desquiciada y severamente traumatizada. Durante las secuencias intensas, en las que persigue a sus víctimas, este efecto genera más tensión que terror al cambiar la perspectiva.
Hasta aquí todo lo bueno que se puede decir de Maniac. Ahora empecemos con lo malo, que da para rato. Los problemas de la película vienen de lo que tendrían que ser sus supuestas virtudes.
Empecemos por el asesino, protagonizado por Elijah Wood. Se puede hacer un buen personaje psicótico o enloquecido por muchos motivos. Dentro de la locura encontramos a los sádicos, bipolares, multipersonales, esquizofrénicos y un largo etcétera. El problema del asesino de Maniac es que no supieron darle un patrón establecido. A veces desarrollará el síndrome de Edipo, otras será un sádico y así un largo etcétera. Sé que la locura está vista como algo inestable, pero dentro de ese caos ahí un patrón que esclarece un diagnóstico, aunque esto no se ve reflejado en el guión.
No voy a hablar de lo mediocre que es la trama, porque si me pongo a criticar cada historia absurda que gira en torno a un asesino que persigue a mujeres bellas no hago otra cosa.
La película se desarrolla en gran parte desde la vista del asesino, pero a veces rompen dicha regla sin motivo aparente solo para ponerte una perspectiva de Elijah Wood. Tendría sentido si al matar, adquiriese una perspectiva diferente, dando a entender que es un mero testigo de su locura.
El ritmo es lento, los personajes aburridos y está tan mal montada que es imposible generar algún tipo de simpatía hacia el asesino, tratando de llevarnos a traumas de la infancia, donde su madre ejercía la prostitución.
Si es cierto que hay algunas escenas que estás obligado a reírte por lo mal montadas que están. Como un flashback en que la madre del asesino mantiene relaciones sexuales en la calle, mientras el niño mira. O el hecho de que las calles de Nueva York, la ciudad que nunca duerme, suelen estar vacías para facilitar las fechorías del malhechor.
Hay muchas razones por las que considero que Maniac es una película nefasta, pero lo mejor es que la veáis por vuestra cuenta y juzguéis por vosotros mismos.
