Entrevistar a María Yfeu ha sido todo un reto. Me presentaba ante ella con los nervios propios de jugar fuera de casa, pues a artistas de su ámbito musical no es a lo que estoy acostumbrado. Asustado y con algo de síndrome del impostor, ante el peligro de estar perdido en lo que me contara, intenté plantear esto como una charla entre amigos. En el momento creo que fue todo un éxito. Un encuentro instructivo y enriquecedor, en lo que a lo musical se refiere, aunque eso ahora puede haberse convertido en un problema. Salieron tantos temas de una manera tan orgánica y natural, que plasmarlo todo en letra es cómo mínimo complicado. Quizás en un formato audiovisual hubiera sido más acertado.
La excusa para charlar con ella era la presentación del último single, y tengo que dar gracias por ello. “Someday” se estrenaba el 25 de junio y era imposible empezar en otro punto. Acostumbrados a un ambiente más íntimo y nocturnos en sus estrenos, la nueva entrega parecía disonar con el vistazo general de su obra al tener algo más de luz. No todo es lo que parece, sin embargo. «De producción quizás es algo más alegre, aunque la letra no”, me cuenta. Contraste e ironía entre los dos elementos musicales, buscando la sensación de efimeridad e intranscendencia, en un tema que trata sobre como las personas con inclinación hacia la tristeza se encuentran con “peña que quiere llegar a salvarte de todo eso y la movida es que no se puede y pasarte la vida intentando salvar a alguien pues no tiene sentido”.
Su forma de caótica de componer se ve muy reflejada en este adelanto de un disco que toca esperar. Cuando lo escuchas no puedes enmarcarlo en un género concreto, pero eso no es malo. De hecho, está actitud hippie y desenfadada, de artista que llega sin ningún complejo a la industria, es uno de los mayores atractivos de una sevillana en la que sobre todo destaca su voz adictiva. De verdad, si no la has escuchado es tu momento.
Como se ha dicho, la ambientación sonora de luminosidad que tiene esta canción es algo que no suele ser propio de María. «Como compositora soy bastante inner, íntima», defiende. Su música se tiene que escuchar desde lo activo y no desde lo pasivo. Más de recital y café que de cascos y gimnasio, esto es evidente al comprender el abanico de géneros que abarca. Sin querer encasillarla en ningún momento, el jazz, el blues y el soul son los niños de sus ojos, y estos géneros necesitan de esa intimidad e introspección. “La parte de música como más americana viene toda como del jazz y es verdad que en el jazz la intimidad es muy importante” comenta, aunque ella se encuentra cómoda en un punto más concreto. “En realidad te digo lo de intimidad, pero hay un punto de confluencia entre toda la bola que tienes dentro y lo de fuera, que cuando sale hay un punto de inflexión»
A pesar de todo esto, las etiquetas son algo que a día de hoy no tienen mucho sentido. Sorprende hablar de géneros con una artista que gusta de la palabra eclecticismo para definirse. “No hay cierta cultura de muchas cosas y a mí se me dijo muy rápido que estaba en el mundo del jazz, y hostias, no” afirma contundentemente. “Hay un mundo todavía del jazz y a veces participo de él, pero nada que ver con mi proyecto”. De lo que sí se puede hablar es de influencias en todo caso, de las cuales tiene muchas. “Si me preguntan digo que soy pop porque el pop en la vida es todo”, acaba riendo.
Hablando de inspiraciones, es inevitable pensar que tiene muchas en el mundo anglosajón. Al fin y al cabo, la gran parte de su obra es en inglés y algún motivo tiene que tener. «Me agobió un poco al principio, pero como que me salió natural y llegué a la conclusión de que quería que mi carrera fuera larga y que tendría muchos momentos”, comenta. Una necesidad que le llegó al inicio de su carrera, cuando empezó a componer a sus 16 años. “Me coincidió en una época que yo estaba muy dentro de esa música, y armónica y melódicamente estaba tirando hacia un sitio un poco más de influencias afroamericanas, y la letra al final fonéticamente también me encajaba más”.
Escribir en inglés, sin ser tu lengua materna, sin embargo, no es algo gratuito y la ‘sobreautojustificación’ es un mal que padecemos algunos. Puede ser difícil de explicar que una andaluza se sienta más cómoda cantando en otro idioma, pero en una generación completamente globalizada, una lengua tan vehicular es cada vez más propia. “Desde pequeños, tío, nos lo meten ahí a presión como: aprende inglés, escucha música en inglés, ve series en inglés, celebrities que son americanos o británicos, (…) al final sí que es bastante de la gente de mi generación”. Vivimos en el mundo de los anglicismos, al fin y al cabo. “A la vez me permite expresarme de una forma nueva algo más íntima, porque está cómo más escondido todo lo que digo” aporta al final.
Después de todo esto, a nadie puede sorprender que una de sus musas sea Amy Winehouse. Reina entra las reinas, la británica fue de esas artistas que marcaron una época, tanto en lo musical como en lo personal. Multidisclipinar, atrevida e intimista, María la coloca como “una inspiración muy grande” y se nota. Aunque la obsesión se le quedó en sus primeros pasos, no la sirvió solo para aprender, también para abrir “todo un mundo de otras cantantes de jazz, como Sarah Vaughn o Billie Holiday, o de soul como Donny Hathaway”. María Yfeu es otra de las cosas que tenemos que agradecerle a la diva del soul, aunque sea en una pequeña medida. Al César lo que es del César.
Los referentes del soul y del jazz, tanto el clásico como el contemporáneo, fueron por tanto los padres y madres artísticos de una compositora que ha ido recogiendo muchas cosas diferenciales por el camino. Maestros a los que imitar desde que empezó sola en su habitación, con poco más de dos años de formación en un conservatorio en el que tocó “el piano como dos/tres años” y acabó “odiándolo muchísimo”. Ahora vuelve a estudiar, la carrera de jazz y otras músicas concretamente, aunque componer, compone en guitarra. Alguien dijo que somos el resultado de nuestros traumas infantiles.
Sea como sea, sin importar las mochilas emocionales o la formación, al hablar con María es inevitable darse cuenta del gusto por la música y las ganas por aprender todo lo que pueda sobre la materia. Por como habla, con su tono tierno y casi emocional al mencionar algo relacionado con la armonía o la melodía, se entiende que todo es válido para ella siempre y cuando surja del fruto de su investigación personal. “Yo tengo ganas de todo, voy haciendo las cosas que tengo en la mano en ese momento”, dice. En alguna entrevista ha dicho que se atrevería incluso con el Trap, aunque cuando se le pregunta no se acuerda.
“Lo que mola mucho del Hip Hop es el groove y como lo llevan”, afirma cuando se le pregunta por el género urbano. El que escribe esto es un hiphophead de esos y no podía dejar pasar la oportunidad de preguntar a alguien que en principio está lejos del mundillo. Ella se maneja más en ambientes sonoros melódicos y el rap no es precisamente adalid de ello. Ritmos tochos y marcados, que María no pone como principal atractivo del este tipo de música. “Creo que el principal cambio del Hip Hop es el samples, y me parece brutal que se llegará ahí desde eso”, dice para después nombrar a artistas tan diferentes como Canserbero, Wu-Tang Clan o La Zowi como habituales en sus playlist.
Puede parecer sorprendente que una artista como María Yfeu disfrute de la música urbana como una más, pero no lo es. Quizás algo de culpa tengan este tipo de entrevistas (ndp: entono el mea culpa), en las que los periodistas cortos de mira, se centran en entenderla solo desde su obra, dejando de lado su contexto. «La gente intenta ponerme como la defensora de la música antigua y no, todo es la misma mierda (…) lo disfruto, me encanta y es algo de mi generación y estoy dentro» afirma sonriendo. La virtud está en la variedad, y se puede disfrutar del chasqueo de los dedos en un recital vespertino de café, después gozarlo siendo ‘una gata que no habla y tira pa’ lante’ en tu antro de confianza.
Sea como sea, e independiente de todo lo dicho, lo importante es que a finales de año saca su disco. Entre diciembre y enero, según nos comenta, llegará un primer trabajo completo en el que lleva trabajando desde hace mucho. Éste traerá mil y un ambientes sonoros en los que a colaborado con mucha gente, como a ella le gusta. “Me gusta mucho es que haya gente, todo lo que sea compartir mola”. Mientras tanto, y hasta que vea la luz, saldrán singles como ‘Someday’, que también está muy bien.