Operación Triunfo, La Voz, Factor X, Got Talent y ahora también la adaptación del conocido programa estadounidense American Idol. Cuando se llega a este punto, el espectador dice basta. Aunque le guste los programas simples en los que no hay que procesar nada para entenderlos, el público no es tonto, aunque parece que las cadenas de televisión se piensan que sí.
Da igual que tu nombre sea Factor X o La Voz. Al final todo se reduce a lo mismo: personas que cantan y que cada vez lo hacen peor. Y no me extraña, ya que después de una gran cantidad de temporadas, ya no queda más talento que recoger, por lo que al final todo se reduce a actuaciones mediocres en las que uno de cada diez participantes hace algo medianamente sorprendente, mientras un jurado ansioso por seguir con su fama se creen los absolutos protagonistas, haciendo bromas e inventándose un guion repetitivo para intentar que el chiringuito no cierre con una duración en torno a las tres horas que lo hace extremadamente soporífero.
Pol Granch, del equipo de Laura Pausini, gana ‘Factor X’ / Formulatv.com
El público lo está diciendo alto y claro: quieren que las televisiones dejen de hacer programas con el piloto automático. Las plataformas streaming están cogiendo mucha fuerza gracias a la innovación en sus contenidos, mientras que las televisiones en abierto se están quedando anticuadas y obsoletas. Por mucho que se disfracen los programas, al final el formato es el mismo, y los talent musicales están empezando a sufrir ese síntoma de desgaste. Al único que pareció irle bien la temporada pasada es a Got Talent, mientras que La Voz Kids y Operación Triunfo 2020 se han mantenido en un segundo plano.