Tras ser utilizado en 1998 por Cher, el autotune ha recorrido un largo camino. Pocos efectos en la historia de la música han dividido tanto la opinión como este. Para unos, una tramposa herramienta que te descalifica para ser un «cantante de verdad”. Para otros, una decisión de estilo que ayuda al artista a dar la forma deseada a una canción, y cuya demonización por parte de los «defensores de la música real» parece no tener fin. Pero, lo cierto es que, a estas alturas, la guerra contra el autotune está totalmente anticuada.
Operación: Benidorm Fest
El último evento de esta guerra lo ha protagonizado Luna Ki, quien se vio obligada a retirarse del Benidorm Fest, y por tanto de su candidatura a Eurovisión 2022, al proclamarse finalmente la prohibición del autotune en la competición europea. Luna se retira del festival de Benidorm tres días antes de su actuación, y todo el mundo pierde la cabeza. Pero, ¿en qué cabeza cabe que el mayor festival de música europeo se esfuerce tanto en quedarse atrás?
Hubo un tiempo en el que las críticas sobre el autotune tenían algo de fuerza, podían hacer daño de verdad, e incluso podían entrañar algo de razón. Ahora, el uso del autotune está más que consolidado en la música popular y lo ha conseguido tras superar una gran cantidad de estigmas que Eurovisión ha decidido revivir. En cualquier noticia, tweet o post del asunto Luna Ki-Benidorm Fest se puede encontrar al menos un comentario hablando de cómo «Eurovisión es para cantantes de verdad, y la habilidad vocal del artista importa». Es sorprendente que los propios fans insistan en esto, cuando ellos más que nadie deberían entender que Eurovisión no es más que un concurso a la mejor canción (con resultados frecuentemente dudosos), y por encima de ello, un evento diplomático.
Autotune, ¿qué es eso?
La absoluta mayoría de las críticas al autotune, ni siquiera están realmente dirigidas al autotune. Para empezar, la palabra autotune en sí representa cualquier programa digital que te modifique de cualquier manera la voz. Simplemente, esa es la palabra que se usa comúnmente para referirse a cualquiera de estos programas. Y su único propósito no es hacer que suenes como un robot. Melodyne o Waves Tune son algunos ejemplos.
Estos plugins tienen una gran variedad de usos, y hay decenas de ellos. De hecho, aquí va la cruda verdad. Todo el mundo usa autotune. Todo el mundo usa autotune, como corrector vocal. Son capaces de corregir ligeramente cualquier nota que se cante y lo cierto es que es prácticamente imposible notarlo; son pequeñas correcciones. Por eso es tan sorprendente cada vez que alguien suena en directo exactamente igual que en la canción de estudio.
Por otro lado, está el autotune como efecto vocal, que es en realidad el foco de todas las críticas. El que te pone la voz como C3PO. Quizá en el momento del boom de la herramienta se diera, pero ahora mismo nadie usa esto para aparentar cantar bien. Se trata de una decisión artística, al igual que lo sería añadirle eco a la voz o usar unos sintetizadores.
La cultura debe avanzar
Por encima de todo, lo que más evidencia lo obsoleto que está el odio al autotune es la realidad misma. Artistas como Rosalía, Ye (anteriormente Kanye West), Future, Daft Punk, Travis Scott, Bon Iver o Yung Beef han incorporado a su música, o directamente hecho suyo, como en el caso de Future o Travis, el uso de esta herramienta tan polémica. En palabras de Rosalía, «no tiene nada que ver cantar con autotune que sin autotune, es toda una técnica». Se debe acabar el prejuicio de que cualquiera con autotune suena bien. Admitámoslo, ninguno de nosotros hemos usado ningún programa remotamente similar al que usan estos artistas. No sabemos lo que es. Al menos en esto, hay que fiarse de ellos.
Los artistas son los encargados de experimentar y crear nuevos sonidos, y ningún festival europeo debería limitar, en ninguna medida, la creatividad de estos creadores. Al final todo se reduce a una pregunta: ¿Estás a favor del avance de la cultura, o estás en contra?