Jueves por la noche. Uno no se llega a esperar que, entre todo lo que la tele actual ofrece, fuera a emitirse algo tan sumamente fantástico. En medio de tantos canales, con sus respectivos contenidos, hay uno que todo el mundo conoce, pero al que no se asoman ni aunque se perdiera por un momento la señal de las demás cadenas. Ese canal no es la teletienda, aunque su audiencia puede equipararse al de la misma. Sí. Se trata de La 2.
El segundo canal de TVE tiene actualmente un mogollón de contenidos creativos e innovadores, incluidos programas de producción propia, que cumplen de aquí a Lima con las tres finalidades que un ente público ha de ofrecer (informar, formar y entretener) al personal. En cambio, todavía lo vemos como el de los documentales aburridos para echarse la siesta. Por suerte, aún estamos a tiempo de cambiar si vemos el espacio que se emitió el pasado jueves por la noche: «Sánchez y Carbonell».
Este formato es curioso porque, en realidad, ¡no tiene nombre! Nació en el 2013 como «Torres y Reyes», ya que Mara Torres y Joaquín Reyes fueron los presentadores. Y luego pasó el relevo a Alaska, quien lo presentó en 2014 junto a Javier Coronas, y en 2016 junto a Santiago Segura. La cabecera del programa solo varía en los nombres de los presentadores y, por ende, en sus rostros animados. Lo demás sigue siendo igual casi siete años después de que viera la luz, con la misma música y todo. Este aspecto familiar entre tanto cambio, se agradece bastante, entre tanto traspase de roles.
En esta ocasión, los presentadores son la periodista Elena Sánchez, quien ha llevado a cabo varios trabajos en el ente público; y el mítico actor Pablo Carbonell. Ambos se unen para ofrecernos en directo el que puede ser con diferencia el mejor plan de la noche del jueves.
El programa comenzó con un pequeño desfile, con motivo de celebrar su retorno, y con la presencia de Alaska y de Segura, que venían a dar el testigo a los nuevos presentadores. Este formato se mantuvo incombustible desde las 23 hasta pasadas las 00:30, que fue cuando finalizó. Y fue entonces cuando uno se preguntó cómo era posible que cupiese tanto contenido en hora y media de programa, y tan bien hecho.
«Sánchez y Carbonell» supone un cabaret en directo. Aquí tenemos «cultura», aunque uno más bien lo llamaría una gran diversidad de actuaciones artísticas. Aquí nos ofrecen teatro, de la mano de varios jóvenes que hacen sus obras en el mundo de la interpretación; números de baile (entre los que tuvo lugar un striptease, tanto de una mujer como de un hombre), o pequeños números musicales, tanto de instrumentistas como la que, por ejemplo, ofreció el DJ «Meneo».
En su primer programa de la semana anterior, el programa rindió un homenaje a la televisión en directo y, más concretamente, al ya fallecido José María Íñigo, quien se considera el padre de la televisión en directo en España. Esto es porque el periodista comenzó a principios de los 70 con un espacio llamado «Directísimo». Tal y como el experto en televisión Borja Terán explicó durante su turno en la popular «Masterclass», Íñigo introdujo las llamadas de teléfono en su espacio, para permitir cierta interactividad con su audiencia, en una época en la que Internet no existía ni en nuestra imaginación.
En «Sánchez y Carbonell» tenemos además elementos gráficos que nos ayudan a mantener la atención en el programa, tales como una multipantalla desde varias perspectivas, o textos animados, como fue el caso del poeta que rindió homenaje a aquellas palabras que se han creado al unir otras dos, tales como «veroño» (de verano y otoño, en referencia al cambio que ha sufrido el clima desde septiembre hasta noviembre), «vierda» (de «vida de mierda»), o «viejoven» (de viejo y joven, es decir, aquella persona que se encuentra entre esas dos etapas de la vida). Y esto es un trabajo que se valora mucho, ya que es en directo; y que se agradece, ya que es televisión, y tiene que ir un poco más allá de plantar una cámara y mostrarnos imágenes sin más…
El humor es, por supuesto, otro pilar de este espacio: ahí se dieron las Campanadas del año 97 a las 00 para dar la bienvenida al viernes, o, tras los créditos del programa, Elena Sánchez imitó la reacción de Lola Flores cuando a la «faraona» se le cayó el pendiente en plena actuación en directo. Lo mágico de hacer programas así es el ingenio que se tiene para mantener al público atento mientras el número de turno se marcha y quitan el decorado, o mientras la presentadora se marcha un momento a cambiarse para ponerse el traje de bailaora. Entre las diferentes secciones pudimos ver algunos momentos de «Directísimo» como continuidad, mientras que en los créditos pudimos deleitarnos con la canción de «Super Mario Bros» que «Meneo» se encargó de poner.
El aspecto de la interactividad que he mencionado antes es otro punto interesante del programa: podemos votar por las redes sociales cada semana para que uno de los dos presentadores imite a un personaje en cuestión al final del programa. Para esta noche, podemos escoger ver a Elena Sánchez interpretando el «Tómbola» de Marisol, o a Pablo Carbonell interpretando el «Resistiré» que canta Antonio Banderas en la película «Átame».
En definitiva, con el frío que hace ahora mismo, el mejor plan para la noche de los jueves, como ya he dicho, es quedarse en casa viendo «Sánchez y Carbonell», solo o con unos cuantos amigos en casa. Un espacio muy conseguido, lejos de lo que la telebasura ofrece por ahí. Esta noche el programa estará dedicado a los Premios Goya, cuya gala tendrá lugar el próximo sábado. Por eso, contarán con la presencia de actores como Carmen Machi, Carolina Yuste, o el director David Trueba. Y la música volverá de la mano de los grupos «Manel», «The Primials», o del peculiar «Putochinomaricón».
