Según la mitología griega, Deméter, en la búsqueda de su hija, que había sido arrastrada al inframundo, quedó exhausta. Entonces, Hipnos, el dios del sueño, le regaló la flor de la amapola para ayudarla a dormir de nuevo. Entre campos de amapolas se mueven dos personajes de Donantes de sueño (Sexto Piso, 2023, con traducción al castellano de Rubén Martín Giráldez) mientras observan personas insomnes. Esta novela de ciencia ficción de Karen Russell (Estados Unidos, 1981) está localizada en un futuro no muy lejano durante una epidemia de insomnio que asola Estados Unidos y se cobra la vida de miles de personas que no consiguen conciliar el sueño y caen agotadas.
La narradora y protagonista de esta novela se llama Trish y trabaja en una de las Brigadas Duermevela, que se encargan de captar a personas para que donen sueño a aquellas que lo necesitan. Trish ha sufrido la muerte de su hermana, Dori, después de estar más de veinte días despierta, así que se involucró. Ella cuenta que durante el siglo XXI se trató el tema del insomnio con medicamentos, hasta agravarse y llegar a la situación en la que están. Al parecer, ese insomnio lo provoca una alteración de la orexina. Todos los casos, en la novela, se han dado, al principio, solo en Estados Unidos sin que Trish sepa por qué.
Sin embargo, llega un momento en el que incluso los sueños parecen contaminados, ya que un donante ha proporcionado sueños con pesadillas que comienzan a expandirse. La narradora reconoce que usan el terror para captar a donantes, ya que resulta efectivo para atraer a la gente, pero ante las crisis que surgen se plantea la ética de lo que hace y el modo en que debe actuar. Por otro lado, Trish dice: «Creo que el mayor talento de los Estados Unidos es el de generar deseos que jamás se le habrían ocurrido espontáneamente a un cuerpo como el mío, y hacer esos deseos tan fastidiosamente reales que el dinero se vuelve ficción, un medio imaginario para un fin concreto».
De forma paralela, surge el llamado «turismo medicinal», que consiste en que los insomnes viajan a otros países para que les curen a cambio de dinero y así no soportar la larga lista de espera de las Brigadas Duermevela. Pero estos centros extranjeros no tienen a veces supervisión ni regulación, solo anhelan dinero, y a cambio ofrecen un sueño que puede estar contaminado de pesadillas. Ante estos terrores nocturnos, hay quien prefiere morir por no dormir antes que introducirse en el sueño, y Trish se pregunta qué puede ser tan terrorífico para preferir la muerte al sueño.
Donantes de sueño es una novela perturbadora que habla sobre la empatía, la solidaridad, el olvido y sobre recordar ciertas cosas para evitar que ocurran de nuevo en el futuro. También habla sobre el peligro que puede correrse si se comercializa con elementos como el sueño de las personas, y sobre lo que nuestra conciencia nos permite e impide hacer. Es un aviso de lo que puede estar por venir, ya que el insomnio es la realidad de muchas personas en la actualidad. Asimismo, describe lo importante que son la fe para llevar a cabo proyectos y la concienciación social y la entrega altruista en la donación, ya sea de sangre, tan necesaria ahora, de órganos o de sueños, como en esta novela, donde se produce el fin del binomio oscuridad/luz y también el fin del tiempo y del sueño como lo conocemos. Esto puede generar angustia en el lector, aunque por mi parte no he conectado con ella, quizás debido a que suelen atraerme más las sinopsis de las novelas de ciencia ficción que las historias que encierran.
