Todo el amor

Escrita por Adam Mars-Jones, 'Box Hill' construye una relación homosexual en una época como 1975, antes del sida, y rompe con el tabú de la edad.
Portada Box Hill / Temas De Hoy
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¿La vida y sus acontecimientos se rigen por azar o por el destino? Colin, el narrador y protagonista de Box Hill (Temas de Hoy, 2021, con traducción al castellano de Julián Viñuales), es firme detractor de las coincidencias: todo, incluso lo más repentino, tiene un por qué. Esta novela de Adam Mars-Jones (Londres, 1954) ganó el Premio Fitzcarraldo de Novela en 2019 y es «la mejor del año» para The Spectator. Además, The Guardian lo considera «el libro pequeño más grande del año», y es que su extensión no supera las 150 páginas de texto, aunque no comparto que sea tan grande.

En el momento en que empieza la novela, Colin tiene cuarenta y dos años, y relata los seis de su vida que compartió junto a Ray, un hombre mayor que él con el que mantuvo una relación sentimental. Los sucesos que narra tuvieron lugar en 1975. El día que Colin cumplió dieciocho años, decidió ir hasta Box Hill, una zona de Londres donde cada domingo se reunían los moteros, porque le encantaban las motos. Allí se tropezó con Ray, un motero de un metro noventa de estatura, rubio, guapo, fornido y algo mayor que él. Colin, sin embargo, era un chico poco agraciado, fondón, tímido, torpe y que mide 1,67 metros. Describe la flora del lugar antes de entrar en detalles, como si se tratara del vergel donde Ray y él van a yacer. 

Cuando ambos se encuentran, Ray se muestra implacable, y Colin cae rendido a sus pies. Ahí comienza su relación. En el instante en que se conocen, Ray ya domina a Colin y se produce un encuentro erótico. El contraste entre ambos es notable, puesto que Ray, además de por su complexión, parece ser siempre el más fuerte y saberlo todo, lo que sitúa a Colin varios escalones por debajo de él. Ray lo tiene bajo sus órdenes, y Colin le profesa una sumisión voluntaria.

El narrador también nos habla de cómo era su situación familiar entonces. Su madre estaba ingresada en el hospital por un accidente y su padre, angustiado por tener que ocuparse del trabajo y de la casa. Colin no soporta la irritación constante de su padre. Esto, unido a sus ganas de huir, de aventuras y de sentirse amado, le llevan a vivir con Ray de la noche a la mañana. Participa de los acontecimientos de su día a día, aunque desconoce aspectos tan básicos como en qué trabaja ni la edad que tiene, pero a Colin no parece importarle. Esto se debe también al secretismo que Ray, hombre reservado y de pocas palabras, mantiene sobre su vida. Solo habla cuando los gestos no sirven para expresar lo que quiere.

Colin, víctima de acoso por su condición física, se pregunta con frecuencia cómo alguien como Ray pudo fijarse en él. Por eso, cuando vio que este posó por primera vez sus ojos sobre él, sintió que existía y se rindió a sus pies para seguir existiendo, aunque fuera a costa de él mismo y de su dignidad. Está hipnotizado por Ray, quien lo eclipsa todo y hace y deshace a su antojo. Es un hombre culto, obsesionado con la seguridad, que no bebe alcohol casi nunca y por supuesto jamás se emborracha.

Box Hill construye una relación homosexual en una época como 1975, antes del sida, y rompe con el tabú de la edad. No describe pasajes eróticos, que ocurren, sino solo algunos breves detalles. Habla de temas como la sexualidad, la identidad, el autoconocimiento, los celos y la exploración. También sobre cómo otros nos ven. Destaca el tema de la entrada al mundo adulto que experimenta Colin a raíz de esa relación. Aunque rompe esquemas, desencanta porque el narrador apenas profundiza en sus sentimientos, en cuándo se dio cuenta de su homosexualidad ni en su sexualidad más allá de la relación con Ray. Además, conocemos más bien poco a los padres de Colin, aunque quizás ese sea el objetivo de la novela: el misterio y la discreción en torno a su vida.

Uno de los puntos positivos de la novela es que no ha construido una historia de amor homosexual a partir de dos personas normativas, puesto que Colin no representa el arquetipo que tanto se ve en la actualidad de chico joven, guapo y de pecho hercúleo. Los moteros son personajes poco presentes en las novelas, y cuando aparecen, lo hacen para dar miedo o intimidar, pero en Box Hill tienen un lugar importante como figura varonil y de culto. De hecho, las dos hermanas mayores de Colin se casan con motoristas.

Queda claro que la relación entre Colin y Ray no fue algo pasajero y limitado en exclusiva a tener sexo, sino una unión lo más seria que podía ser entre dos personas de edad, personalidad y constitución tan diferentes como las suyas. De hecho, la historia comienza el día en que Colin y Ray se conocieron, y luego el narrador habla, por momentos, de su familia. Pero Ray no deja espacio a mucho más, porque es el núcleo de esta obra. La novela no se divide en capítulos, sino que se trata de una narración seguida, sin separación alguna, y plantea cuestiones interesantes. Por ejemplo, cuánto sabemos o creemos saber de una persona. A veces no tanto como creemos, aunque compartamos cama y fluidos corporales con ella.

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