Después de la estupenda Taxi Teherán (2015), el director iraní Jafar Panahi regresa con Tres caras, una estupenda reflexión que le valió el premio en el Festival de Cannes al mejor guion.
El filme cuenta la historia de una famosa actriz iraní, quien recibe el inquietante vídeo de una joven pidiendo su ayuda para escapar de su familia conservadora. Entonces pude ayuda al director Jafar Panahi que le ayuda a entender si se trata de una manipulación. Juntos, emprenden un camino hacia la aldea de la chica en las montañas del Noroeste, donde las tradiciones ancestrales continúan rigiendo la vida local.
Panahi, a través de los 100 minutos de metraje, ofrece una brillante reflexión en un largometraje libre y profundamente lírico. En su nueva obra, todos los personajes son importantes y, el entorno en el que viven, ayuda al espectador para conocer mejor su manera de comportarse.
A pesar de ser una idea brillante, desafiante, moderna y con un mensaje liberador, es una obra menor del director. Comienza con una premisa fascinante pero, a medida que se va desarrollando, uno se plantea que quizá su idea hubiese sido mejor para un cortometraje, pero para un largometraje le viene algo grande, haciéndose monótona en algunos momentos y repitiendo demasiado su premisa.
Valoración: 3/5
Lo mejor: La originalidad de su propuesta, al más puro estilo de Panahi
Lo peor: Su idea no tiene la suficiente consistencia como largometraje
