Aguas turbulentas

'McGlue' es una historia oscura donde Ottessa Moshfegh, con una escritura incisiva, analiza el comportamiento y las profundidades del ser humano.
mcglue

McGlue (Alfaguara, 2024, con traducción al castellano de Inmaculada C. Pérez Parra) fue la primera novela de Ottessa Moshfegh (Boston, 1981). Está ubicada en Salem (Massachusetts) en 1851, cuando McGlue, un marinero, se encuentra herido y prisionero en la bodega de un barco. Le acusan de haber asesinado a Johnson, su mejor amigo. Mientras el barco viaja a puerto, donde se le juzgará, McGlue intenta recordar qué ocurrió realmente con Johnson. Sin embargo, la abstinencia del alcohol y una herida en la cabeza convierten su narración en primera persona en un viaje errabundo.

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Esta historia, calificada tanto como cuento de piratas como western, presenta a un narrador protagonista delirante que bebe para alejar los fantasmas y los fragmentos de la memoria que le hacen daño. Tanto, que el lector no sabe qué es verdad y qué no. Todo empieza cuando un día McGlue, sin saber cómo ni dónde estaba, fue a parar a los pies de un árbol. Se sentó sobre la nieve, borracho, y supo que iba a morir de hipotermia. Sin embargo, apareció un hombre sobre una yegua que se presentó como Johnson y que le animó a acompañarlo para evitar la parca. Desde entonces, ambos se volvieron inseparables, por eso McGlue no puede creer que lo haya matado.

En el barco, entre la pólvora, el sudor, la humedad, la sal y la sangre que traga, el protagonista se entretiene cantando o hablando solo en voz alta con el fantasma de Johnson, que se le aparece en repetidas ocasiones. Se pregunta a quién le ha hecho daño él más que a sí mismo. Cuando conoció a Johnson, este le prometió a McGlue triunfar en la vida. Sin embargo, el narrador le respondió: «Yo no quería triunfar en la vida. Quería tumbarme con ella y estrangularla y matarla y salvarla y cuidarla y volver a matarla y quería irme y olvidarme de a dónde estaba yendo y quería cambiarme de nombre y olvidarme de mi cara y quería beber y echarme a perder la cabeza, pero desde luego no se me había ocurrido triunfar en la vida».

Se siente aprisionado y desea estar fuera, beber alcohol y ocultarse del sol y de los recuerdos mientras la brecha que tiene en la cabeza se le cierra. Reconoce que necesita la bebida, quizás para olvidar todo lo que tiene en su conciencia, y también reconoce no poder dormir sin antes haberse olvidado de su nombre, de su cara y de su vida. Asimismo, se pregunta si está loco o si es el hijo del demonio, como le decía su madre. Sin embargo, uno de los personajes dice que no cree en el mal ni en el demonio, que son historias para asustar a los niños. Entonces, ¿qué es él? Nunca ha sabido ni sabrá nada porque siempre se ha negado a aprender, incluso de los hechos del pasado. Por eso, como se dice en la novela: «Ojalá recordemos siempre el pasado con satisfacción. Ojalá su experiencia nos sirva de guía para el futuro».

McGlue es una historia oscura donde Moshfegh, con una escritura incisiva, analiza el comportamiento y las profundidades del ser humano. La narración, además de resignada, es algo zigzagueante, como la mente del propio protagonista, debido al abotargamiento por el alcohol y los golpes. Esta se mueve del pasado al presente alternativamente y como un cuaderno de bitácora, ya que los capítulos están ordenados según la zona por donde pase el barco o donde ocurra lo que se relata en ellos. Así, con el transcurso de las páginas, su memoria se abre como el capullo de una flor y se revelan aspectos de su pasado, solo que emanando mal olor. Pese a todo ello, la historia parece carecer de algo que nunca llega a aparecer y por eso la novela puede quedar por debajo de las expectativas.

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