‘Atrápame si puedes’, un ‘Date el bote’ andaluz

Hoy hablamos de 'Atrápame si puedes', el nuevo concurso divertido y cómico de Canal Sur presentado por el carismático Manolo Sarriá.

Vengo a hablar de Atrápame si puedes, el nuevo concurso de Canal Sur con el que, de lunes a viernes, trata de ganarse al público durante lo que se llama el access prime time. Es decir, ese espacio de tiempo que queda en la parrilla entre los informativos y el programa fuerte de la noche (el prime time), en este caso sobre las 21:30.

Presentado por el mítico Manolo Sarriá, Atrápame si puedes vio la luz el pasado lunes 25 de mayo. Yo, como veo poco la tele y, para colmo, el canal público andaluz aún menos, conocí su existencia de milagro, gracias a Twitter el pasado fin de semana. Y, tras ver que el conductor del espacio era el ex-miembro del Dúo Sacapuntas, sentí curiosidad por el programa, que encima prometía ser entretenido. Así que ahí estaba preparado para verlo.

Atrápame si puedes se puede considerar un Date el bote andaluz. Por si no lo conoces, aquel concurso que se emitía en ETB forma parte de la cultura youtubera. Es una pasada ver los “mejores momentos” de aquel espacio que presentaba Carlos Sobera y que acababa desternillándose con las respuestas de algunos concursantes, tales como que Dios terminó de crear el mundo “el 25 de diciembre”; que el famoso presentador y Medio se llama “Pegamento”, o que la Jabalina (“la mujer del jabalí”) “es el único animal que participa en los Juegos Olímpicos”, entre otras célebres conclusiones.

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En mi primer programa de Atrápame si puedes pude ver algunos momentos graciosos también, como que el Teatro Lope de Vega “es donde se celebran los Carnavales de Cádiz”; que El Porompompero, un tema icónico de nuestra cultura del gran Manolo Escobar, resultó ser de El Fary, o que en La vida es bella el protagonista saludaba a su amada diciéndole La vida es bella. Pero su mecanismo es divertido. Recuerda bastante a Saber y Ganar en algunos puntos, aunque aquí las preguntas son más sencillas. 

Con este concurso, la tele cumple su clásica función de entretener a la peña a la vez que la educa. A los concursantes se les formula, por lo general, preguntas sobre nuestra comunidad autónoma: su cultura, su geografía…. Se divide en cuatro fases: en la primera, Sarría hace una serie de preguntas a cada uno de los cinco oponentes; en la segunda, tienen seis palabras que tienen que asociar con cinco definiciones, por lo que una de ellas sobra; en la tercera fase han de escoger un tema determinado del que tratan varias preguntas y al final de esta el último de los cinco acaba fuera, mientras que en la cuarta ronda, por parejas, les toca seleccionar una opción “negra” o “blanca” de una pregunta determinada mediante un pulsador de cada color. Todo esto durante un cierto límite de tiempo que no llega a pasar el medio minuto de duración.

La pareja que consigue ganar en la cuarta ronda pasa a la final, que consta de una escalera de cinco peldaños para ambos y que, a medida que aciertan una pregunta, van ascendiendo hasta llegar al último escalón, en el que, si no han fallado ninguna pregunta durante la ronda, se llevan el bote acumulado. 

Lo que, a mi juicio, asombra es que estamos en una época en la que la gente de nuestra generación tenemos poco conocimiento general. Aunque he hablado antes de las “célebres” respuestas que se escucharon, yo no me voy a poner espléndido y reconozco que en algunas habría quedado en evidencia también. Somos víctimas de esta “civilización del espectáculo” en la que, por ejemplo, en aquel famoso Adán y Eva de Cuatro, los concursantes hablaban de los “fascículos” de La Biblia, o de la “Alambrada” de Córdoba. Flipé mucho, porque llegué a ver en su día un programa del mítico Un, dos, tres… en el que los concursantes eran famosos y quedaban mucho mejor en las respuestas (aunque El Fary mencionaba el vino como utensilio donde se sirven comidas) de lo que quedaría ahora cualquier tertuliano de Sálvame o cualquier concursante de Supervivientes. De lo que se come, se cría, dice el refrán. Debería ser una obligación de los medios transmitir conocimiento y buenos hábitos a la gente, y por eso en este concurso se logra en bastante medida este objetivo.

Atrápame si puedes, entonces, es una buena opción para la hora de la cena y, además, para el ya llegado verano, que es una época en la que se lleva ver espacios así. La mecánica ya digo, es divertida. Tiene su intríngulis, su dinamismo y sus risas y, a la vez se aprenden cosas durante ese rato. Es ligero y, por ahora, novedoso, ya que algunos clásicos concursos diarios ya pueden estar un poco repetidos, y algunas de sus fórmulas son la misma. Y, a mi juicio, otro punto fuerte es Manolo Sarriá que, como ya digo, es una figura nada despreciable. Eso sí, el espectáculo lo completan los concursantes con su simpatía, a los que el programa tiene interés en conocer. Por eso se muestran vídeos de ellos durante el casting o les piden que demuestren alguna habilidad de la que hablaban. Solo queda darles la enhorabuena por este buen rato.

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