Hace unos meses se estrenó Bodyguard en Netflix, una de las mayores sorpresas del 2018 que ha sido un verdadero éxito en Reino Unido y por todos los países por los que ha pasado. En la serie, la ministra de Interior eleva el discurso bélico para luchar contra el terrorismo y le proporcionan un nuevo jefe de seguridad que no admira sus propuestas y, la tensión entre ellos, se complica con una serie de atentados en Reino Unido que quieren desestabilizar el país y acabar con la ministra.
Desde el primer momento sabes que es una serie que te va a gustar gracias a su tenso arranque, donde el terrorismo está más que presente. Uno de sus aciertos es que es una serie muy fácil de ver, ya que solo tiene seis episodios y está de gran actualidad, ya que nos habla de forma magistral de la voracidad de la política.
Otro de sus grandes aciertos es que Bodyguard tiene un personaje femenino que es implacable y que funciona genial, además de la perfecta química entre sus protagonistas, Richard Madden y Keeley Hawes, quienes nos proporcionan momentos muy tensos a la par que divertidos.
En Bodyguard no puedes fiarte de nadie, tienes unos giros de guion sorprendentes y que se resuelven de forma magistral, estando repleta de sorpresas. Además, su episodio final es de los más tensos que se han hecho nunca. En su hora y diez de duración no dejan de suceder cosas y provoca que el espectador acabe la serie exaltado y sin acabar de asimilar lo que acaba de ocurrir.