Buenas sensaciones en el primer ‘Juego de juegos’

Foto: antena3.com

Tras el fin de la séptima temporada de Tu cara me suena (quién diría que hace casi ocho años que comenzó, con Santiago Segura entre los primeros participantes), a Antena 3 se le quedaba vacío el espacio de la noche de los viernes. Un hueco vital de rellenar bien para un canal de televisión. La noche del quinto día de la semana supone un contenido de evasión, que ayude al espectador a relajarse en casa después de tantos días de trabajo. Para este rato, muchas cadenas optan por emitir películas. Otras, en cambio, optan por la ya consolidada telebasura, con la que se trata de enganchar al condumio a base de peleas y de hacer que se interesen por la vida privada del famoso o concursante del reality de turno. Hasta 2011, esto era lo que precisamente ofrecía Antena 3, con el clásico ¿Dónde estás, corazón?, con Jaime Cantizano al timón del programa.

Pero, a partir del mencionado año, el canal apostó por una remodelación. Suprimió los diarios vespertinos y el corazón por el entretenimiento, hasta los días de hoy. El caso es que muchos han sido los programas que tuvieron lugar la noche de los viernes, desde concursos o programas en sí. Unos triunfaron, como Atrapa un millón o Me resbala, y otros (como Avanti o Los viernes al show), en cambio, no llegaron a lo esperado.

Para esta ocasión, en la que se espera que el hueco de los viernes por la noche dure bastantes meses, Antena 3 apostó por Juego de juegos. Se trata de un programa de entretenimiento que, por lo general, me causó buenas sensaciones. Nacido en Estados Unidos, el concurso resultó un éxito allí, según aseguraba la cadena, que espera que coseche los mismos resultados en España. Presentado por Silvia Abril, Juego de juegos es una mezcla entre el Grand Prix y Me resbala, que dio como resultado dos interesantes, aunque posiblemente insuficientes, dos horas. Fue una noche en la que, a su vez, se estrenó otro programa llamado La mejor canción jamás cantada.

El concurso consiste en una eliminatoria. Varias parejas se retan en diferentes pruebas físicas, en las que destaca el atractivo de estas. Así, podían estar dentro de las mandíbulas de un cocodrilo al que tenían que sacar varias muelas, depende del número que fallaron antes al responder la pregunta que la presentadora les planteaba. También hubo una interesante disputa entre dos competidoras por una pelota que tenían que coger después de dar varias vueltas en un asiento. Yo me quedo con la prueba de la palabra tabú, que puso perdido de agua, harina y… ¿chocolate? al perdedor.

Tras eliminarse a varios de los allí presentes, hay una ronda en la que los cinco finalistas tienen que buscar una «silla». Es decir, un asiento cilíndrico que emerge de varios de los puntos del suelo. Estos, con los ojos vendados, han de palpar dicho asiento y sentarse, para llevarse el pase a la final Y, por último, la prueba en la que la finalista tenía que decir, en 40 segundos, los nombres de las caras de varios famosos que aparecían en la pantalla para llevarse los 50.000 euros. Cabe destacar que, a priori, el plató del programa parecía demasiado pequeño. También me llamó la atención la ronda de la silla, porque me recordaba a una tómbola de la feria, ya que Silvia Abril empezaba a soltar comentarios a los que en ese momento se encontraban gateando en busca de la silla, con el estilo que se incita al público a participar y que se anuncian los premios.

En el programa, la diversión no falta, desde luego. Existe en todo momento, tanto en la personalidad de las pruebas, como en lo que ocurre en estas y en Silvia Abril en sí. También tiene su mérito el aspecto de las preguntas, que acaba ayudando al público a aprender algo nuevo durante ese rato, aunque son preguntas blanditas y no como las harían en «Saber y ganar». Lo malo es que, como he mencionado antes, la duración es bastante escasa. Tanto, que después el canal tiene que poner reposiciones de los antiguos «Me resbala», para que recordemos lo bien que Arturo Valls lo pasaba con los famosos invitados a base de disparates de semejante índole. Está claro que Antena 3 necesita aprovechar este espacio un poco mejor de lo que lo hizo el pasado viernes, si bien el primer Tu cara me suena duraba, al menos, hasta la una de la madrugada.

Yo considero que en este país aún vivimos en la cultura del Un, dos, tres… De hecho, buscando sobre este programa, he podido leer referencias al programa de la calabaza Ruperta en algunos artículos. No puedes evitar que se te pase por la cabeza el mítico espacio de «Chicho» Ibáñez cuando ves cosas de este tipo, aunque tampoco se puede evitar el paso del tiempo y, por consiguiente, los cambios en los hábitos de la sociedad. Lo cierto es que, en este intento de reunir al público familiar, Antena 3 se ha llevado más de un descalabro. El último fue el pasado verano con La noche de Rober, un popurrí con el que se trataba de entretener al personal a base de disparates o con algunas pruebas, que acabaron con el voto negativo de la audiencia. En este caso, es agradable comprobar que el programa lideró la noche del viernes, con más de tres millones de espectadores, lo que, según los expertos, junto con el programa musical de La 1, ha acabado con el corazón la noche de los viernes en la televisión. ¡Hasta luego, Lucas!

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