Cómo defender a un asesino es de ese tipo de series que uno no sabe si catalogar como buena o todo lo contrario. Sus giros de guion son bastante cuestionables y su música en primer plano para captar la atención la convierten en una serie tramposa, pero no nos importa en absoluto. Engancha de forma descomunal y provoca que no podamos dejar de mirarla.
En sus seis temporadas, ha sufrido bastantes altibajos, y es que la ficción protagonizada por Viola Davis no tiene nada que ver, a día de hoy, con lo que empezó siendo. Con unas primeras tres temporadas brillantes donde la Universidad jugaba cierta importancia, la muerte de Wes Gibbins, uno de los personajes más queridos de Cómo defender a un asesino, hizo que la cuarta tomara un nuevo rumbo, funcionando de una manera bastante más discretas.
Las últimas tres temporadas han seguido el mismo patrón: unos primeros episodios aburridos en lo que no pasa gran cosa, para remontar a mitad de temporada con capítulos que nos tienen completamente en vilo. Esto ha ocurrido de manera más acentuada en la última temporada, que despidió para siempre la serie hace unas semanas. Su arranque de temporada fue el más flojo de todos, pero el último que se emitió en 2019 es, de lejos, uno de los mejores que hemos visto en toda la ficción.
Narrativamente, la serie creada por Shonda Rimes es bastante tramposa, engañando al espectador con unos giros de guion de lo más cuestionables, pero está claro que tiene algo como para enganchar a la audiencia durante las seis temporadas que lleva en su emisión, destacando por sus brutales finales de temporada. Aunque su estructura es siempre la misma, siempre tiene algo escondida bajo la mano que hace que vayamos a echar mucho de menos a Analise Keating, uno de los mejores personajes que nos ha regalado la ficción del siglo XXI.
Con su último episodio, los guionistas no estaban dispuestos despedirse por la puerta pequeña, siendo uno de los finales de temporada más redondos que nos ha brindado la ficción. Nos hizo llorar, sí, pero los guionistas han sabido dar a cada uno de los protagonistas de Cómo defender a un asesino el desenlace que merecen, con una secuencia final que es un claro guiño al primer episodio. Si aún no lo habéis visto, no os esperéis a que os inunden de spoilers y disfrutar de un cierre impactante para el que no estáis preparados.
