La comedia es un género que los franceses no han aprendido a manejar todavía. Se nota que no están cómodos en este registro y que no transmiten verdad. Eso sí, los largometrajes de comedia franceses sirven para reventar la taquilla en su país y para que sus espectadores pasen un buen rato pero, ¿es suficiente?
Si hay algo que no se le puede negar a El gran baño es que es honesta. El film escrito y dirigido por Gilles Lellouche ofrece todo lo que promete, pero el problema es que esto no es suficiente. Desde un principio tiene claras sus intenciones, pero no sabe ejecutarlas bien y no logra destacar ni provocar carcajadas más allá de algunas a consecuencia de lo absurdo que es todo.
El gran baño es una película totalmente convencional que tiene una primera escena interesante, aunque peque de reflexiva, pero que enseguida se mete de lleno en intentar hacer gracia con situaciones que no la tienen. Todo es muy forzado y conduce a un final muy previsible a la vez que improbable. Puede que funcione como ejercicio para pasar el rato, pero como calidad cinematográfica desde luego que no. Ni Mathieu Amalric consigue salvar este baño tan poco cálido.
Valoración: 2/5
Lo mejor: Su comienzo, lleno de un mensaje reflexivo y que parece prometer un film más profundo
Lo peor: Que su profundidad no llega en ningún momento y que, en su lugar, nos encontramos con chistes vacíos y sin capaces de provocar la más mínima carcajada